Salvador Illa fue ministro de Sanidad en los tiempos del covid. /
Con las elecciones de Cataluña del 12 de mayo acercándose cada vez más, el foco mediático se coloca ahora sobre los tres principales candidatos a presidir la Generalitat. Pere Aragonès repite como primera espada de ERC; prófugo de la justicia y exiliado del país, Carles Puigdemont sorprendía con su candidatura con Junts; y finalmente Salvador Illa, ex ministro de Sanidad, será candidato del Partido Socialista catalán. La atención que recibirán los tres políticos abarca no solo a sus programas, también a todos los aspectos de su vida personal.
De la faceta íntima de Aragonès y Puigdemont sabemos cosas de sobra. El actual presidente de Cataluña está casado desde 2017 con Janina, una mujer seis años más joven que él y también con experiencia en política, ya que fue coordinadora en el PdCat, partido que nació al disolverse Convergència. El líder de Junts por su parte comparte su vida con Marcela Topor, una actriz y pitonisa nacida en Rumanía. Sin embargo de la esposa de Illa, Marta Estruch, apenas se conocen datos.
El propio político socialista, al que los sondeos dan de momento ganador en los comicios, también saca buena nota en eso de mantener lejos de ojos curiosos su vida lejos del trabajo. Nacido hace 57 años en el municipio barcelonés de Roca del Vallés es licenciado en Filosofía y su carrera política comenzó en 1987 como concejal en su Ayuntamiento, y años después se afilio al PSC, convirtiéndose más tarde en alcalde.
Con fama de dialogante, discreto y organizado, su único vicio era fumar, pero él mismo ha confesado que lo dejó hace años. Gran aficionado al deporte, suele levantarse muy temprano para salir a correr y respecto a su vida sentimental sabemos que se casó, tuvo una hija y se divorció. Su segunda mujer es la misteriosa Marta Estruch. ¿Qué sabemos sobre ella?
En un artículo publicado hace ya tres años, la revista 'Vanitatis' levantaba la liebre sobre lo extraño de la situación. ¿Cómo es posible que nadie conociera a la mujer de un ministro, ni supieran a qué se dedicaba o cuál era su aspecto físico? Este medio trataba de arrojar luz al respecto hablando con la hermana de Marta, Susana, que tan solo confirmaba que ella era en efecto la pareja del político: «Preguntadle a Salva», se limitaba a declarar. «Que aproveche ahora que puede mantenerse en el anonimato, que si su marido gana las elecciones podría llegar a ser la primera dama de Cataluña y entonces no se libra», añadía con buen humor y dotes adivinatorias.
El exministro de Sanidad, Salvador Illa y la reina Letizia. /
En conversación con una fuente de la dirección socialista catalana mencionada en el mismo artículo, seguía la misma tónica de estupefacción. «El de la mujer de Illa es un caso insólito, algo curiosísimo, casi nadie la conoce. ¡Yo solo la he visto una vez, hace mil años! Ni viene al partido, ni siquiera va a los mítines, nada de nada«, aseguraba esta persona sin identificar.
Ahora el tiempo ha pasado y Marta Estruch ya no es invisible, pero apenas han trascendido datos sobre ella. Sabemos que trabaja en tareas de marketing en la sede de la multinacional suiza Nestlé en Esplugues de Llobregat. También que reside junto a su marido y la hija adolescente de este en el pueblo natal del público.
A falta de saber si con el comienzo de la disputada campaña electoral en Cataluña quizá se decide a apoyar a su marido en algún mitin –o si celebra junto a él una hipotética victoria el 12 de mayo– lo cierto es que tan solo se ha mostrado en público en dos ocasiones durante los últimos años.
La primera de ellas fue el pasado mes de noviembre y pasó casi desapercibida. Entonces Marta Estruch acompañaba de forma discreta a Salvador Illa para la gala de entrega de los últimos Premios Ondas, protagonizando así su primera alfombra roja en el Liceo barcelonés.
Más sonada fue su segunda y, hasta la fecha, última aparición conjunta. Fue con motivo del viaje al Vaticano del socialista para visitar al papa Francisco y abordar la convivencia en Cataluña. La reunión se celebraba el pasado 7 de marzo, el mismo día en que la ley de Amnistía se aprobaba en el Congreso de los Diputados.
Salvador Illa y su mujer Marta Estruch junto al Papa Francisco. /
El primer secretario del PSC valoró entonces que el pontífice argentino «conoce bien la realidad» que está atravesando tanto su región como España y le había explicado que «las cosas están evolucionando bien». A su lado durante la visita, que duró unos 40 minutos, estuvo su esposa, vestida de negro, con media melena y gafas, en una rara concesión a aparecer en los medios.
Ahora ese anonimato del que ha disfrutado podría verse seriamente afectado si su pareja se convierte en el próximo presidente de Cataluña y ella une su nombre al de una corta lista de primeras damas donde figuran las mencionadas esposas de Pere Aragonès y Carles Puigdemont, además de Marta Ferrusola, Diana Garrigosa, Anna Hernández, Helena Rakòsnik y Carola Miró.