inspirada por la televisión

Sonsoles Ónega, ganadora del Planeta: «Quien diga que me han dado el premio porque trabajo en televisión se equivoca»

Hablamos con la periodista de Antena 3 sobre Las hijas de la criada, la novela sobre una venganza y una saga gallega con la que ha ganado el millón de euros del premio literario.

Sonsoles Ónega, ganadora del Premio Planeta 2023 con Las hijas de la criada. / javier ocaña

María José Barrero
María José Barrero

Es el séptimo libro que publica, en 2017 recibió el Premio Fernando Lara y tiene una legión de seguidores literarios, pero ni aún así ha evitado Sonsoles Ónega que se cuestione su Premio Planeta . La periodista y escritora recibió el galardón literario mejor dotado del mundo (un millón de euros, más que el Nobel) por Las hijas de la criada, que acaba de llegar a las librerías.

La novela es la historia de una venganza que cambia la vida de dos mujeres y la de toda su familia, pero también un reconocimiento a todas aquellas trabajadoras y patronas que levantaron la industria conservera gallega.

«He escrito siempre y me han dado premios de esta misma casa, Planeta, cuando estaba en Telecinco. Así que, si te digo que me han sorprendido esas críticas, dirás: «Hija mía, qué bisoña eres, qué ingenua». Pero prefiero que la gente lea el libro y lo valore», reconoce Sonsoles Ónega (Madrid, 1977) a Mujerhoy.

Los sacrificios de la pasión por la escritura

Sin embargo, no rehuye la cuestión y asegura que «quien quiera ver fabulaciones y teorías comerciales de doble sentido, de la tele a los libros o de los libros a la tele, se equivoca de cabo a rabo. No quiero dedicarle demasiado tiempo a esto, porque me produce un poco de dolorcillo pensar que se puede hablar de eso sin saber lo que hay detrás».

Sonsoles Ónega posa con el libro que le ha valido el Premio Planeta 2023. / Javier Ocaña

Y lo que hay detrás es la pasión por la literatura de la periodista y más de tres años de dedicación a una novela que, como asegura, ha ido escribiendo en fines de semanas, vacaciones sin hijos y hasta en los camerinos por los que ha pasado en los últimos años: primero los de Mediaset y luego los de Atresmedia, tras su fichaje el verano pasado para presentar cada tarde Ahora, Sonsoles.

«Cada uno escribe donde puede y cuando puede. Ojalá todo el que escribe pudiera consagrarse a la literatura. Pero la literatura no siempre te permite pagar todos tus recibos», añade. «No sé si se pueden encargar un premio Planeta en tres meses, lo desconozco, pero quienes han dicho algunas cosas han demostrado el desconocimiento absoluto de lo que supone, al menos para mí, escribir una novela», señala Ónega.

Portada del libro de Sonsoles Ónega, Las hijas de la criada. / Planeta

La escritora y periodista confiesa que ha trabajado en Las hijas de la criada durante mucho tiempo, «incluso sin saber a dónde iba a llevarme, y con la tentación de abandonarlo muchas veces. Pero ahí están la perseverancia, la constancia, el querer escribir la historia por encima de cualquier otra cosa. Ha sido duro, con un agotamiento físico real, pero creo que soy una mujer bastante resistente. Y toco madera».

Ónega tiene claro que lo suyo, además del periodismo, es seguir escribiendo. «He leído mucho sobre ello y he descubierto que nadie sabe realmente qué le impulsa incluso cuando nadie te lee. Porque yo, antes de llegar al Planeta, he hecho mi particular camino de soledad, de manuscritos no comprados por editoriales o de novelas publicadas que vendían 300 ejemplares a la familia y los allegados. Creo que hay algo innato, parecido a la vocación, que te obliga a seguir escribiendo. Yo no me imagino no haciéndolo».

Historias que nacen en la televisión

Una historia real sobre el intercambio de unas niñas en Logroño que contó en «Ya es mediodía» le dio el punto de partida de Las hijas de la criada. «Dije: Aquí hay un novelón». A partir de ahí, la libertad del creador es situarla y hacer con ese titular lo que quiera». Ella asegura que «el periodismo ha sido gasolina para mi literatura. Estar en la calle, o ahora en los platós, me ha permitido escuchar otros acentos, vivir otras historias. A veces he solucionado tramas insolucionables, precisamente por estar tan en contacto con la gente».

Sonsoles Ónega con un ejemplar de su novela, que ya está en las librerías, Las hijas de la criada. / Planeta

Una vez elegido ese punto de partida, que en la novela se sitúa en febrero de 1900, Ónega decidió «que era el momento volver a Galicia. Me apetecía recuperar esa tierra que forma parte de mi infancia». Lo hace en una historia que abarca casi un siglo y que reconoce la labor impagable y desconocida de muchas mujeres que ayudaron a levantar la industria de la conserva gallega. La escritora la construyó «a medida que iba descubriendo cosas. Lo más gratificante ha sido documentarme, que la novela fuera creciendo y yo con ella».

La ha escrito «con muchos detalles de la vida ordinaria que he encontrado en el Faro de Vigo y La Voz de Galicia. Me gustan las novelas que se mueven en símiles, pero que enriquecen al lector que está leyendo sobre un tiempo que no tiene por qué conocer. Por eso trabajo con una base documental: la realidad que está en los periódicos».

«Y ahí», prosigue, «me he encontrado la gripe de 1918 o el naufragio del Santa Isabel, al que llamaban el Titanic gallego. Encontré dos tomos documentándolo que son oro puro, con toda la tripulación, el pasaje, con detalles maravillosos... Y ahí convergen mis dos yoes: la periodista que sabe buscar y la escritora».

Sonsoles Ónega junto al finalista del Premio Planeta, Alfonso Goizueta. / Javier Ocaña

Sus personajes son «mujeres fuertes a palos, hechas por las circunstancias y por su propio destino», que reflejan a todas esas mujeres «que no saben lo fuertes que son hasta que tienen que demostrarse a sí mismas, ni siquiera a los demás, hasta dónde puede llegar». Y el destino, como pieza clave de la historia: «Pero entendido como por qué ocurren unas cosas y otras no. Me gusta, es un sustrato literario que está en todas mis novelas e igual tengo que ir cambiando para la próxima», afirma riendo.

A los hijos de las escritoras y a las escritoras con hijos

Sonsoles ya empezó a escribir esa próxima novela este pasado verano, «en unos días que estuve sola en Madrid», pero antes tendrá que afrontar una promoción «condensada», para no faltar a su cita diaria en la televisión. «Miras la agenda y te entran sudores. Es complicado no desfallecer antes de empezar, porque va a ser muy duro. Pero bueno, voy a disfrutarlo, porque me gusta tener mucho contacto con los lectores, pero no deprisa y corriendo».

Sónsoles Ónega con el Premio Planeta 2023. / Arduino Vannucchi

Ya ha recibido numerosas felicitaciones, incluso de gente que pasó por su vida hace tiempo, «me han escrito hasta mis profesoras de latín y griego del colegio», pero la más importante ha sido la de sus hijos. Ella dedicó el premio a todos los hijos de las escritoras y a las escritoras con hijos. «Por primera vez, ellos han reconocido el trabajo de su madre, han sentido que lo que hago sirve para algo. Confieso que me ha costado mucho hacerles entender que escribir es tan importante como trabajar en la tele o cualquier otro trabajo».

«Siempre me quejo», confiesa, «de la ingratitud de los hijos en ese sentido, que es un mal común de las mujeres. Pero ahora estoy en la fase dos de la maternidad y son un poquito más conscientes de los esfuerzos que supone». Con ellos piensa gastar parte de ese millón de euros que ha ganado: «Espero invitarlos a algún viaje chulo, si puedo, pagar las deudas (risas) La libertad es no tener deudas».

Y seguirá compaginando la escritura y la literatura mientras pueda. «Disfruto muchísimo haciendo las dos cosas y, mientras me dé la vida, quiero seguir combinándolas. Creo que la televisión expulsa antes que la literatura a las mujeres, así que a lo mejor me tengo que retirar a los cuarteles de invierno. Pero eso lo dirá el tiempo».

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