A este cambio de estación se suele llegar con el pelo muy perjudicado. Primero, porque la caída en otoño ya no tiene freno, pero esto es ya harina de otro post, y segundo, porque todavía el cabello no se ha recuperado de la erosión que supone el verano, que maltrata la fibra hasta niveles insospechados.
Es hora de ponerte manos a la obra, y convertir esa cabellera de Sandokán en una melena digna de los ángeles de Charlie. ¿Qué hacer? Lo primero de todo es revisar los productos con los que te estás lavando el pelo y que puede que lo estén volviendo todavía más áspero. Casi con toda seguridad tendrás que cambiarlos para adaptarlos a las nuevas características de tu cabello, que está reclamando a gritos dosis extras de hidratación. Hazte con un champú y un acondicionador específicos para cabellos castigados, secos o encrespados, según sea el caso, y no te separes de ellos hasta que la fibra haya recobrado toda su elasticidad. Es importante que tenga en su composición lípidos hidratantes como manteca de karité o aceite de jojoba.
Miracle Intensive Shampoo de Cotril (14,95). Original Remedies Mascarilla Nutritiva de Almendra de Garnier (3,90 €). My Hydrating Serum de My Organics (30 €). /
A continuación, antes de peinarlo, ponte de medios a puntas una pequeña cantidad de sérum reparador y pasa un cepillo de pala para que el producto se reparta de manera uniforme. Si lo tienes rizado, olvídate, al menos por un tiempo, de las espumas de styling que incorporen alcohol, y en todos los casos, pon bajo llave el champú en seco. ¿Otro don’t? Si vas a echar mano de unas planchas, que sea de manera esporádica, y nunca jamás sin haber salvaguardado tu melena con un protector térmico.
Todos estos mimos que previsiblemente le darás a tu pelo por la mañana tendrás que complementarlos por la noche para que recobre la suavidad. Antes de meterte en la cama, ponle una mascarilla nutritiva –o un aceite capilar–, y déjala hasta que suene el despertador. Ten la precaución, eso sí, de recoger el pelo en un gorro de ducha grueso y cubre la almohada con un plástico para no dejarla perdida.
Si la melena está muy deshidratada posiblemente tenga las puntas abiertas, así que también te vendrá muy bien sanearla cortando unos centímetros. ¿No quieres prescindir de tu largo? Pues repite la operación cada tres semanas, que ya habrá crecido un centímetro y así podrás conservar el pelo en buen estado de forma sin renunciar a esa longitud que te encanta.
Y al menos una vez a la semana, ahora que tu cabello todavía está en cuidados intensivos, conviene que le apliques un tratamiento de choque que incorpore vitaminas y lípidos para aflorar la elasticidad y la suavidad perdida. Otra posibilidad para conseguir un pelo sedoso en tiempo exprés es acudir al profesional y optar por un tratamiento en el salón de peluquería a base de aceites de origen vegetal, antioxidantes y sustancias emolientes que acaben con la falta de hidratación del pelo y con el aspecto estropajoso.