Bakuchiol, el nuevo activo antiedad que es el retinol natural

Para los dermatólogos, el ácido retinoico y su primo hermano, el retinol , su versión cosmética, son el no-va-más cuando se trata de cremas con poder antiedad , antienvejecimiento y capaces de revertir y corregir el daño solar. Y a su sombra aparece un primo, esta vez más lejano, pero cien por cien natural: el bakuchiol, un ingrediente calificado de ‘retinol-like’ (es decir, parecido al retinol) que vemos con cada vez más frecuencia en cosmética. Por eso, lo vamos a contar todo, todito, todo sobre este activo.

Sí, el nombre es raro, para qué negarlo. Bakuchiol, que suena a algo así como instrumento ruso o similar. Pero si hemos aprendido a decir un nombre tan complicado como ácido hialurónico (que se las trae, la verdad, no me digan que no…) imagino que a este ‘palabro’ también le pillaremos el truco; ¿no?

Existe una razón por la que a este extracto vegetal le llaman ‘el retinol natural’ porque, como este activo, el bakuchiol ‘mejora’ el comportamiento de las células cutáneas, pone un poco de orden cuando se muestran levantiscas, mejora la renovación celular y (uno de nuestros superpoderes favoritos) anima a la creación de nuevo colágeno y elastina, que es algo que nos viene fenomenal para combatir la flacidez. Todo eso, sin la irritación que puede causar el retinol, especialmente en concentraciones altas. Y, además, con un gran poder antioxidante.

El bakuchiol es un activo procedente de las semillas de psoralea corylifolia, y se ha hecho enormemente popular porque e s la alternativa natural y vegetal al retinol. Además, mucho menos irritante, lo que lo hace perfecto para esas pieles sensibles y reactivas que no están para que les toquen ni las palmas o para quienes prefieren activos naturales a los de síntesis.

Para explicarlo un poco por encima, actúa activando los receptores retinoicos de la piel, como el propio retinol, sin serlo. Y en eso basa su poder antiedad, pues tiene efectos similares: ligero efecto peeling de la capa córnea y estímulo de los fibroblastos para crear colágeno y elastina.

Es más estable que el retinol y, por tanto, más fácil de formular. Su poder antiedad le ha convertido en una de las estrellas en la cosmética natural, ya que en ocasiones a ese tipo de fórmulas le faltan activos con mucho gancho y pegada, pues son más fáciles de sintetizar en laboratorio. Por eso, aunque apenas lo conocimos hace menos de cuatro años, no cabe duda de que el bakuchiol, nombre raro o no, ¡ha llegado para quedarse!

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