Se les acabó lo bueno. La Advertising Standards Authority (ASA), el organismo que regula la publicidad en Inglaterra, ha decidido poner límites a los filtros de belleza de las redes sociales en el uso publicitario. Es decir, los usuarios de a pie podremos seguir teniendo una piel de porcelana en Instagram, pero no aquellas personas que se lucren con esas publicaciones. Esta decisión ha sido tomada a raíz del movimiento Filterdrop, osea, fuera filtros, el hastag que utilizó la maquilladora y modelo de tallas grandes Sasha Pallari para denunciar el uso excesivo de este tipo de filtros en la publicidad de marcas de belleza.
Pallari denunció ante el organismo que muchas influencers engañan a sus seguidores con estos filtros, ya que les hacen creer que la piel perfecta que lucen en sus publicaciones es el resultado de los cosméticos que anuncian cuando, en realidad, es consecuencia de los filtros. “No pasa nada si no puedes aparecer en pantalla sin maquillaje. No pasa nada no puedes aparecer en pantalla sin tu iluminación favorita y no pasa nada si no puedes aparecer en pantalla sin un filtro, pero no está bien engañar a tu audiencia para que gasten dinero en cosméticos que no tienen los resultados que les estás haciendo creer. Para los filtros en tu piel para vender”, decía en su Instagram el mes pasado bajo el hastag #FILTERDROP.
El mundo de la publicidad de los productos de belleza siempre ha estado en el punto de mira. Para anunciar una crema reductora, muestran a una modelo sin atisbo de piel de naranja; las cremas antiedad las publicitan modelos jóvenes o con tratamientos estéticos como botox o diversos cócteles de vitaminas y no hay un sólo pelo en los anuncios de cremas depilatorias. Pero los usuarios ya estamos acostumbrados a ese tipo de publicidad convencional y asumimos que la imagen mostrada es más aspiracional que real. Pero, ¿qué pasa con la publicidad en redes sociales? ¿Supone un engaño mayor que la publicidad al uso?
Las influencers inglesas tendrán que acostumbrarse a la nueva situación y emplear los medios a su alcance para que su piel luzca tan joven y brillante como se supone que debe lucir. Es más fácil en una publicación fija, pero lo tendrán más difícil en sus stories.
Pero el objetivo de Pallari no era únicamente alertar sobre lo que ella considera estafas a la hora de publicitar un producto. Su movimiento también intenta terminar con la proyección de modelos irreales en redes sociales por su impacto negativo a nivel social y psicológico en los usuarios.
A partir de ahora, cuando veamos a una influencer inglesa anunciar una crema milagrosa, veremos realmente si sus efectos son los deseados, porque no habrá un filtro que modifique su piel. ¿Útil, no?