Por qué es importante aplicar una mascarilla a partir de los 30 (según los expertos) y cuáles son las mejores opciones para rejuvenecer la piel al instante

Las mascarillas son la cura de urgencia perfecta para revitalizar el rostro cansado o conseguir una hidratación exprés de la piel. Pero eso no es todo, este prodigio de la técnica también puede aportar iluminación, matificar, eliminar imperfecciones o procurar un efecto lifting . Ahora que quieres mostrar tu mejor cara, es el momento de conocer todas sus posibilidades.

Como recuerda la esteticista Carmen Navarro, su principal función es la de aportar principios activos en altas dosis. « Su formulación es más concentrada que la de una crema para hacer diana en las necesidades puntuales de cada persona: exfoliar, regenerar, crear un efecto flash...

Son claves cuando se está usando retinol para calmar; en tratamientos antiacné para purificar; en pieles desvitalizadas para aportar vitaminas, etc. En cutis sin problemas es conveniente aplicarse una mascarilla de vez en cuando para oxigenar la piel». Y aunque tienen efectos inmediatos también sus resultados son acumulativos.

«Para ello las pieles sanas deberían aplicarse una mascarilla una vez a la semana a partir de los 30 años. Lo mejor es hacerlo con un diagnóstico personalizado y elegir aquellas que nos ayuden a retener la humedad de la piel, que actúen contra la flacidez y las arrugas y descongestionen. Y recomiendo combinar varias según las necesidades», señala Paz Torralba, directora de The Beauty Concept. La experta aconseja exfoliar antes la piel para que esté más permeable y mantener la mascarilla –ya sea en formato crema o con celulosa– el tiempo prescrito por el fabricante.