Por qué fracasan los negocios gourmet del duque de Alba, mientras su hermana Eugenia Martínez de Irujo vende todo lo que toca

Pocos emprendimientos de los Alba han dado tantas vueltas como Casa de Alba Fine Food, la línea de productos gourmet que inició Cayetano Martínez de Irujo en 2015. Entonces, el conde de Salvatierra aún trabajaba mano a mano con sus hermanos, una entente que se convirtió en guerra en 2020 , cuando el duque de Alba, Carlos Fitz-James, se hizo cargo de todos los negocios familiares. Decidió pasarle esta línea de negocio, francamente deficitaria, a Carlos, su hijo menor y conde de Osorno.

El marketing de los productos gourmet de Casa Alba se vinculaba directamente al patrimonio palaciego familiar: «Palacio de las Dueñas, en Sevilla, donde se cultivan nuestro arroz y legumbres, y de donde es original nuestra fantástica miel de azahar. Palacio de Monterrey, en pleno centro de Salamanca. De allí proceden nuestros cochinos y algunas de nuestras mieles (bosque y montaña). Palacio de Liria, residencia habitual, y desde donde todos los días trabajamos por haceros sentir en Casa».

En 2021, Carlos Fitz-James Stuart demostró su implicación en Casa de Alba Fine Food acudiendo a la presentación de nuevos productos (un nuevo y premiado aceite) en el Palacio de Liria. El conde de Osorno estudió la carrera de Comercio Internacional (en la misma universidad que Froilán), hizo un master en la Universidad de Boston y fundó su primera empresa dedicada, precisamente, a la importación y comercialización de aceite de oliva. Sobre el papel, el perfil perfecto para reflotar la línea gourmet de Cayetano.

¿Qué ha ocurrido para que este negocio, en teoría tan suculento, se haya ido al garete? ¿Por qué no ha logrado salir de números rojos más que en un ejercicio? Evidentemente, el aval que supone una marca asociada a la Casa Alba cuenta ya con un tirón innegable, sobre todo, si hablamos de productos artesanos, en los que calidad y linaje pesan lo suyo. Eso debió pensar el duque de Alba al hacerse con las riendas del negocio para cedérselo, eso sí, a su hijo.

Evidentemente, existe una brecha entre la cruda realidad del comercio online y la autopercepción de los Alba. Un gap que ya habrían de haber solventado hace años, dada la experiencia acumulada en la explotación turística del Palacio de Liria, algo que ocurre desde 2019. Lo que comenzó como una exhibición de los tesoros familiares, ha evolucionado hacia la producción de exposiciones temporales con un gancho irresistible: el carisma de las distintas duquesas de Alba.

El tirón popular de Cayetana, de su madre, María del Rosario de Silva, o incluso de Eugenia Martínez de Irujo contribuyen sin duda al efecto llamada del Palacio de Liria sobre madrileños y turistas. Hasta Inditex pone discretamente en juego a Marta Ortega , como encarnación de la identidad aspiracional de Zara de cara a sus clientas. ¿Qué carismática mujer fue imagen de Casa de Alba Fine Foods? No hubo. En aquella gran presentación de 2021, Belén Corsini no acompañó a Carlos Fitz-James en el evento. Los duques de Osorno se acababan de casar y su popularidad era máxima.

En general, ni Belén Corsini ni Sofía Palazuelo, las dos mujeres llamadas a representar a la Casa de Alba en las próximas décadas, tiene un perfil público. Que se sepa, no participan de ninguna manera en la gestión de los negocios familiares. Todo lo contrario que Eugenia Martínez de Irujo, heredera del carisma de la duquesa Cayetana y emprendedora con éxito en varios negocios relacionados con el estilo de vida.

El duque de Alba tenía muy cerca a una gran experta en marketing, estilo de vida y creatividad, capaz seguramente de idear fórmulas que hubieran podido tratar de rescatar Casa de Alba Fine Food. Eugenia Martínez de Irujo, de hecho, mantiene desde hace años una popular línea de joyería con Tous, con piezas inspiradas en la historia familiar. Por no hablar de las vajillas que diseña para el Grupo Sushita o de unos caftanes que diseñó hace algunos años y se agotaron inmediatamente.

Raro es que Eugenia Martínez de Irujo ponga su nombre en algo que no se venda. Lo consigue gracias a su particular sentido estético y, sobre todo, a su constante presencia mediática. La duquesa de Montoro no deja de estar presente a través de su perfil de Instagram, de alfombras rojas, reportajes en revistas y puntuales apariciones en televisión. Simpática, carismática y cercana, es la perfecta embajadora para cualquier iniciativa. ¿Querrán seguir sus pasos como embajadoras Alba Sofía y Belén? ¿Podrán?