El furor por las cejas es estalló hace unos años. Vemos continuas tendencias para estilizar y maquillar cejas, así como nuevos productos para peinarlas y rellenarlas que tienen el objetivo de facilitarnos un poco más esa difícil tarea. La importancia de estas hileras de pelitos sobre los ojos es descomunal. De ahí a que cada década de la historia haya tenido su seña única en esta zona del rostro. Son capaces de cambiar la expresión por completo, haciéndola más marcada o joven, pero también envejeciendo o dando un toque raro en la mirada si nos equivocamos... Y, cometer errores en cejas es el pan de cada día. Una mala depilación o aplicar un color demasiado intenso o cálido, son el pan de cada día.
Como moda llegaron técnicas estéticas que al final han venido para quedarse, como el caso del microblading, un tatuaje semipermanente que deja unas cejas definidas y arqueadas, para que nos despreocupemos por completo. Sin embargo, dependiendo del tipo de piel y el profesional, a veces la tinta se ve demasiado artificial, los trazos no están tan claros o pueden llegar a difuminarse con el paso del tiempo. Aunque prácticamente no requieran casi mantenimiento, sí que hay truquillos y prácticas que consiguen un aspecto más natural.
Lo primero es la preparación. Por supuesto. En belleza, como en todo, prevenir es mejor que curar y partir de una buena base garantiza mejores resultados. El microblading se basa en pequeñas incisiones que imitan al pelo, con una cuchilla afilada, a lo largo del hueso de la ceja, a la vez que se va depositando pigmento bajo la piel. Así, se entiende que cualquier producto que pueda sensibilizar esta área, podría favorecer los desgarros, por lo que es recomendable no usar ingredientes potentes como sérums para el crecimiento de cejas, ácidos (AHA y BHA), exfoliantes físicos o retinol, unas cuatro semanas antes de tener la cita.
Toda nuestra rutina de cuidado facial y maquillaje se debe centrar en cosméticos suaves y super hidratantes. El mismo día del procedimiento, lava tu cutis con un limpiador antibacteriano, centrándote sobre todo en las cejas, y no lleves nada de maquillaje ni ningún otro tipo de productos, ni siquiera crema hidratante, que puede hacer que se deslice peor la cuchilla y la tinta se expanda.
Los 'no' continúan durante una semana y media después, que es el tiempo en el que tarda en curarse por completo la zona. No frotar, no usar maquillaje de cejas, no exponerse al sol (se recomienda protector solar mineral de amplio espectro) y no mojarlas (ni con agua ni con sudor), algo que supone una absoluta odisea, así que puedes cubrir las cejas en la ducha usar productos que creen una barrera resistente al agua.
Durante los tres o cuatro días posteriores a la intervención, notarás sequedad, descamación y oscurecimiento del pigmento, antes de que se aclare. Procura mantener la hidratación en esa área y seguir estos cuidados por 10 días, para curarte en salud. Una vez completado el proceso, vuelve a tus productos de crecimiento y aceites que ayudarán a que las cejas se vean más sanas, naturales, manejables y frondosas.
Ya no te hará falta maquillarte, aunque puedes optar por geles o máscaras para cejas, que ayudan a esa sensación de volumen y definición estilo pluma («feather eyebrows») tan en boga. Persiste con los pasos de protección e hidratación para prolongar el pigmento, evitar irritación y conseguir que las cejas luzcan increíbles durante más tiempo.
Somos conscientes de que es todo un ritual muy quisquilloso, pero los resultados de cejas de ensueño merecen la pena. ¡Te quedarán de foto!