El sol tiene varias caras y algunas no son amables. Para empezar, la radiación solar es la causante del 80% del envejecimiento de la piel. Y de la aparición de manchas, esas que intentamos combatir gracias a los consejos de los expertos . Pero esta radiación puede ser de varios tipos y la que más nos afecta es la de los rayos UVA, UVB y luz azul. Como explica Jordi Conesa, photoprotection business unit manager de Isdin, «la radiación UVA es la culpable del envejecimiento de la piel y es la más estable, no depende de la época del año ni de la hora del día a la que nos expongamos, siempre tiene la misma intensidad. Por eso, usar protección a diario es clave y si es antiedad, mejor .
Sin embargo, la UVB es la que nos hace quemarnos y es sobre la que trabajan los factores de protección que se ven en las cremas solares. Su intensidad, en este caso, sí que depende de la época del año y de la hora del día», explica. Además, según nos recuerdan en Avène, esta radiación no solo se produce en verano y en la playa: el 80% de la exposición solar a la que estamos sometidos se da en la vida cotidiana. «Por no hablar de la luz azul, que acelera ese envejecimiento cutáneo causado por los rayos UVA un 1,5%», según Daniel Redoules, responsable científico de Avène.
Así que después de recordar que hay que protegerse del sol 365 días al año, también hay que ser realista: la mayoría solo utiliza una crema solar en verano, como mucho. Y sin complicarse la vida, cuanto más fluida y fácil de aplicar, mejor. De ahí la importancia de las texturas. «Es uno de nuestros puntos fuertes, porque lo peor de una protección solar es que no te guste y entonces ya no te la pones», asegura Conesa.
Pero hay otro factor a tener en cuenta y que cada vez cobra más importancia entre los consumidores: su compromiso con el medioambiente. Todo lo que llega al mar, ya sean plásticos o fórmulas químicas, afecta de forma directa o indirecta a su fauna y flora. Algo que saben muy bien expertos como Manu San Félix, uno de los biólogos marinos más importantes del mundo, que alerta de l peligro de no cuidar el agua de nuestro planeta, tanto en cantidad como en calidad.
»En el planeta Tierra hay vida porque hay agua». Así de tajante es San Félix, que lleva años afincado en Formentera trabajando para la conservación y replantación de la posidonia, la planta marina (que no alga) que supone una fuente de oxígeno cinco veces mayor que la selva amazónica. Manu trabaja con Isdin en diferentes proyectos para conservar esta planta y es precisamente en España, entre Formentera e Ibiza, donde se encuentra la pradera de posidonia más grande del mundo.
El problema es que tanto la posidonia como otras especies marinas (el coral entre ellas), sufren cada vez más el impacto de los vertidos químicos de productos como las cremas solares. Cada año se vierten al mar 25.000 toneladas de este producto (un litro por segundo) y, la mayoría libera ahí el 25% de sus activos, dañando la fauna y la flora. De ahí la importancia de las fórmulas que, por fortuna, tienden a ser cada vez más respetuosas con el medio marino.
En la crema solar Safe Sea, «más del 95% de su fórmula permanece intacta en la piel, garantizando un máximo efecto protector, de forma que protegemos la piel y el océano al mismo tiempo», explica su CEO, Enric Sendil. Por su parte, en los Laboratorios Eau Thermale Avène han probado las fórmulas de sus productos de protección solar en dos ecosistemas representativos de la biodiversidad marina: el coral y el fitoplancton y zooplancton, esenciales para para regular el contenido de oxígeno y dióxido de carbono de la atmósfera.
Biotherm es otra de las firmas beauty pioneras en el compromiso con los mares, y desde 2012 cuenta con el programa Water Lovers, enfocado a concienciar sobre la conservación de los océanos y sobre la amenaza que supone la contaminación por plástico.
De los dos tipos de filtros solares que existen, los físicos y los químicos, los primeros son los más seguros y respetuosos con el océano porque están compuestos por sustancias minerales, pero tienen el inconveniente de la textura, más pastosa y blanca. Los químicos, sin embargo, aceptan fórmulas mucho más ligeras, pero por contra pueden contener algunos ingredientes, como la oxibenzona que, si bien absorbe los rayos UV, puede acabar en el torrente sanguíneo.
No es recomendable su uso en niños y embarazadas, y no es precisamente una sustancia amiga de los océanos: en Hawai, por ejemplo, está prohibido su uso desde 2018. También hay que buscar los productos que no contengan nano partículas para que no puedan ser captadas ni ingeridas por ninguna especie marina.
Una vez estudiada su composición hay que tener en cuenta el SPF. Por si a estas alturas aún quedan dudas, la cifra de factor de protección solo se refiere a los rayos UVB (no a los UVA) y sirve para indicar el tiempo que se puede estar expuesto al sol sin sufrir daños. Un SPF 30 multiplica por esa cifra el tiempo de exposición sin que la piel sufra quemaduras. Y si buscas también protección UVA, elige productos que la tengan marcada dentro de un círculo: significa que un tercio de la fórmula protege de ese tipo de radiación.
20 de enero-18 de febrero
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