Lavarse la cara en la ducha es un error y esto es lo que podría provocar en la piel ¡palabra de experta!

Cometemos errores con el cuidado de la piel a diario . Como no utilizar la crema hidratante adecuada a las necesidades, no aplicar el protector solar a diario (no solo en verano), no acudir al dermatólogo periódicamente, o sencillamente, equivocarnos hasta en lo más básico: en la limpieza facial. Especialmente con aquello de lavarse la cara en la ducha al querer ahorrar tiempo sin tener en cuenta que para puede ser un gesto lo suficientemente agresivo como para estropearlo todo y desequilibrar la barrera natural. ¿Qué consecuencias tiene para la piel?

Yaiza Bouzas, farmacéutica experta en dermofarmacia, nutrición clínica, microbiota de la piel y autora de la cuenta beauty de Instagram @gutbrainskin, ha dado las claves sobre lo que podría provocar lo que todas hemos hecho alguna vez (incluso a diario) por pereza. «Las altas temperaturas y la presión no son buenos aliados para lucir piel bonita», explica la experta. «Separar la rutina facial de la corporal es importante porque la piel del cuerpo es más resistente y tolera todo mejor», continúa. ¿Cuáles podrían ser los síntomas?

Tanto el exceso de calor como la fuerza con la que sale el agua de la alcachofa pueden contribuir a irritar, secar o directamente, deshidratar el rostro, así como sufrir de rojeces o de poros dilatados muchísimo más visibles. Después todo irá a peor. Será un completo desastre aplicar cualquier tipo de maquillaje en una piel dañada, especialmente si la ducha ha sido por la mañana y automáticamente después aplicas la base y el corrector sin dejar que la epidermis se recupere.

Por supuesto no hace falta decir que aplicar el gel corporal en la cara es otro error que participa y acelera el proceso de deshidratación. Yaiza Bouzas recomienda utilizar «jabones específicos con tensioactivos respetuosos y suaves que no resequen la piel, aclarar siempre con agua tibia con las palmas de las manos y no directamente desde el grifo, y secar la piel con delicadeza a toquecitos suaves y nunca arrastrando» con toallas específicas.

Eso sí, la experta advierte que es mejor limpiarse el rostro en la ducha que no hacerlo nunca, especialmente cuando no nos hemos maquillado. «Es una buena forma de coger el hábito, si no estás acostumbrada a realizar este paso, ya en la ducha, ves el producto, te acuerdas y lo haces. Pero en cuanto tengas el hábito integrado, saca el limpiador de la ducha», aconseja. ¡Ya no hay excusas!