
BELLEZA
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¿Tu piel está pasando por un mal momento? ¿La notas sobrecargada? ¿Sufre de más problemas que nunca? Llegó la hora de hacerse una limpieza facial profunda. A diario, se acumula suciedad que no llegamos a retirar con una limpieza diaria, a base de restos de maquillaje, contaminación, células muertas y otros residuos que quedan incrustados y saturan nuestra piel. Así es como aparecen brotes de acné, irritación, puntos negros, textura, aspecto apagado y otros problemas que no solemos experimentar de forma habitual.
Incluso si se ve como normalmente, puede que no reaccione como siempre o no sepamos todas las impurezas que están afectando a la piel. Por eso, de tanto en tanto es necesario detoxificarla con un procedimiento más exhaustivo y no hablamos de la doble limpieza, si no algo que resetea del todo la tez. Para tener un rostro fresco, bonito, radiante, más juvenil y como perfeccionado, necesitarás de un tratamiento de limpieza facial profunda y para realizarlo, aquí sabrás qué es en profundidad, cuáles son sus beneficios y cómo se realiza.
La limpieza facial profunda se trata de un método profesional por el cual se eliminan de forma exhaustiva las impurezas, células muertas, puntos negros y otras acumulaciones incrustadas en la piel, a través de diferentes técnicas. De tal forma, se mejora el estado de salud del cutis y su funcionamiento, así como su aspecto.
A pesar de que este tratamiento intensivo de limpieza se puede realizar en casa, lo mejor es acudir a un centro estético especializado, ya que algunos de los pasos son un tanto agresivos y podrían irritar la piel o causar alteraciones y otros efectos, si se ejecutarán de manera inadecuada. Por eso, lo mejor es dejarlo en manos de profesionales.
Realización de tratamiento de limpieza facial profunda /
Mediante la limpieza facial profunda conseguimos oxigenar la piel para mejorar su funcionamiento, lo que se traducirá en más frescura, uniformidad y luminosidad en el aspecto. También ayuda a la regeneración celular, por eliminar la capa de células muertas residuales que impiden que la piel se repare.
Además, este tratamiento promueve la producción de colágeno y elastina naturales, para así conseguir una acción antiedad completa en todo el rostro que no solo potenciará la elasticidad y la tersura de la piel. De igual forma, reducirá las arrugas, aumentará la firmeza y recuperará el volumen en las capas internas. Pero, principalmente sirve para limpiar todas las impurezas de la piel.
Facialista aplicando una limpieza facial profunda /
Para realizar la limpieza facial profunda se han de seguir una serie de pasos ordenados que darán los resultados deseados para la eliminación de la suciedad, impurezas, células muertas, puntos negros y oxigenación de la piel. El acabado es de una piel completamente purificada, limpia, suave, fresca y mucho más luminosa.
Lo primero es emplear un limpiador dermocosmético adecuado para nuestro tipo de piel, haciendo una limpieza de forma superficial para retirar los residuos que puedan quedar en esa capa exterior, como restos de maquillaje. En segundo lugar, se hace una exfoliación para desincrustar la suciedad y células muertas.
En el tercer paso, se abrirán los poros mediante el uso de vapor de ozono, lo que hará más fácil la extracción de las impurezas obstruidas en su interior, la eliminación de puntos negros y favorecerá la hidratación de la piel. Seguiremos retirando puntos negros con delicadeza, a través del uso de herramientas indicadas para ello.
Profesional realizando tratamiento de limpieza facial profunda /
Después se aplica alta frecuencia para oxigenar la piel y cerrar los poros. Por último, se lleva a cabo un masaje facial estimulante, así como el uso de una mascarilla a posteriori para hidratar y mejorar el acabado final del tratamiento. Por lo general, este suele ser el procedimiento, aunque dependiendo del centro, se pueden realizar cambios.
Para hacerla en casa, ten en cuenta de que el resultado no será tan asombroso o efectivo, pero por lo menos conseguirás más que con una doble o triple limpieza diaria. Los pasos serán los mismos, pero adaptados a las posibilidades de nuestro hogar. Empezamos con un jabón limpiador, después usamos un exfoliante (mejor en formato químico). Seguimos con el baño de vapor fácil de hacer en casa, así como la extracción de puntos negros a continuación mediante un succionador de poros, aparatos específicos o las yemas de los dedos. Por último, usaremos un tónico y después una mascarilla.
Lo más recomendable es hacer este tipo de tratamientos cada vez que veas un exceso de suciedad en tu piel o puntos negros, así como si has notado el aspecto muy apagado, demasiado exceso de grasa o textura. En realidad, la frecuencia con la que someterse a una limpieza facial depende de las condiciones y tipo de piel en específico.
Pero, se estima que lo mejor es hacerla cada cuatro o seis meses, con los cambios de estación que resienten nuestra piel. En el caso de que tengas tipo graso, conviene que la realices mensualmente. Y, el resto de pieles pueden optar incluso por llevarla a cabo cada dos meses para mejorar su aspecto o la eficacia de su rutina diaria. Así mismo, es un procedimiento ideal para antes de un evento.