Por qué las pelirrojas nunca se broncean (solo se queman) y otros mitos reales sobre los peligros del sol que nos revela el dermatólogo más influyente de España, Pedro Jaén

El presidente de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) es uno de los dermatólogos más prestigiosos de nuestro país, al que se dice que Letizia ha visitado más de una vez. Y es que lo sabe todo sobre la piel , hasta lo que no se ve. Ahora, desde la institución a la que representa, se embarca en la campaña «One Skin Collection» para llamar la atención de los que todavía andan a vueltas con el sol.

Y más llamativa no puede ser la iniciativa, porque han ideado una zapatilla con melanoma, unos zapatos llenos de granos, un tarjetero con rosácea y un bolso al que se le adivina un carcinoma para visibilizar qu e la piel no es una moda. Desde luego, sentido del humor –aunque la cuestión de fondo no tenga ni pizca de gracia– no les falta a los dermatólogos, que con esta campaña quieren dejar claro que solo tenemos una piel. Y si la fastidiamos, no hay repuesto.

Toda esta perfomance es muy ocurrente y llamativa…

Bueno, buscamos sensibilizar, porque es nuestra responsabilidad como dermatólogos, mostrar a la gente la importancia del cuidado de la piel, que esto más allá de estética es una cuestión de salud. Y hemos querido ser muy visuales.

Los expertos insisten en que el sol es cada vez más agresivo. ¿Tenemos suficientes herramientas para hacerle frente?

Sí, pero no las utilizamos de forma correcta. Aunque sabemos que la población cada vez tiene más conocimiento de los efectos perjudiciales de las quemaduras y de la necesidad de protegerse. Una gran parte de los adultos, que también cuidan la piel de los más pequeños, lo hacen adecuadamente.

Así que esto es un tirón de orejas a los adolescentes.

Y para los que se lo toman a la ligera. Los jóvenes no se cuidan la piel ni se protegen del sol, cuando lo cierto es que la incidencia de melanoma y el cáncer de piel está aumentando y se prevé que la curva ascendente siga hasta 2040. Estamos viendo cada vez más quemaduras agudas y daño acumulado crónico.

Quizá les parezca complejo todo eso de la radiación uva, los infrarrojos, la luz visible…

Es más sencillo que todo eso. Tienen que temer especialmente a la radiación ultravioleta B, que es la más dañina y la que causa quemaduras. Y cuando tienes un eritema, es decir una zona roja, ya estamos hablando de una quemadura seria. Todavía sería más grave si hay también hinchazón y el último grado de peligrosidad sería cuando ya aparecen ampollas.

Los rayos UVA requieren dosis más altas de radiación, pero también hay que protegerse de ellos porque producen envejecimiento y cáncer de piel. El resto de la radiación tiene sus efectos, pero son mucho menores. Por eso es importante que cuando elijamos un fotoprotector nos fijemos en que sea de amplio espectro y cubra la radiación UVB y UVA.

¿Qué tenemos que marcarnos a fuego?

Sobre todo, evitar la exposición solar en los días especialmente intensos. Esto es bastante intuitivo, pero si no, la AEDV tiene una aplicación que te informa de este asunto. Además, hay un truco que nunca falla: si la sombra que proyectamos es más corta que nuestra estatura eso significa que eso nos da mucho sol. No nos cansaremos de decir que hay que evitar el mediodía solar, ponerse ropa adecuada y aplicarse un fotoprotector. Pero, ¡ojo!, tiene que ser la cantidad suficiente, antes de comenzar la exposición, y después de bañarte y secarte.

Si sabemos que el sol es tan dañino, ¿por qué no nos asusta?

Falta difusión, al contrario de lo que ocurre con el tabaco, el alcohol o la comida basura, que ya está muy interiorizado. Necesitamos que la información llegue de forma amplia a todo el mundo y que cale el mensaje de lo perjudicial que es la quemadura y la exposición acumulada a lo largo de la vida. Claro, una parte importante de nuestro PIB depende del sol y, además, el sol también tiene efectos para las personas.

El efecto psicológico es muy importante, quizá lo más importante. Eso explica que en nuestro país haya menos depresión y menos ansiedad. Pero, además de sus consecuencias emocionales, es vital para nuestro cuerpo, porque nos permite sintetizar la vitamina D, imprescindible para las personas que están en crecimiento y muy importante también para nuestro sistema inmunitario.

La pandemia nos ha dejado sin reservas. ¿Cuánto sol es suficiente para que estén cubiertas nuestras necesidades de vitamina D?

Una parte de la vitamina D se adquiere por alimentación y la otra se fabrica por nuestra piel. Para que nuestra piel fabrique esa dosis basta con exponer un 10% de nuestra superficie cutánea al sol durante 10 minutos todos los días.

¿Deberíamos saber cuál es nuestro fototipo de piel lo mismo que sabemos qué tipo sanguíneo tenemos?

Sin duda. A rasgos generales, el fototipo más débil es el pelirrojo, el que peor se defiende del sol. De hecho, las personas pelirrojas tienen que extremar los cuidados, porque nunca se broncean, solo se queman. Después está el fototipo de las pieles blancas y de ojos claros, que se queman, pero acaban bronceándose levemente.

Y el más frecuente en nuestro país es el fototipo que se broncea con facilidad y raramente se quema. Si comparamos el fototipo pelirrojo con el moreno, su sensibilidad al sol es entre 10 y 50 veces mayor.

En verano parece que nos fijamos más en la piel, pero a lo largo del año hay afecciones que también deberíamos tener en cuenta. ¿No?

Así es. Y lo más importante de todo es que estén bien diagnosticadas, porque para muchas de ellas tenemos tratamientos muy eficaces. Pero el primer paso es detectar el problema. Por ejemplo, el lentigo maligno melanoma en un 10% de los casos ha recibido un tratamiento, por ejemplo con láser, para eliminar un problema que se creía puramente estético y lo que hemos hecho es perder un tiempo de oro para tratar a tiempo una mancha cancerígena.

A un paciente le puede molestar una afección de la piel por un tema estético, y esta bien, pero tiene que entender que hay que cuidar la piel por una cuestión de salud y hay que ir al especialista, que es el dermatólogo.

Más allá del fotoprotector, ¿cómo debemos cuidarnos la piel? ¿Cuántas cremas al día son suficientes y con cuántas nos quedamos cortos?

Hay personas que se echan demasiadas y otras ninguna, pero lo que hay que hacer es aplicarse las que necesita cada piel. Como recomendación general, el fotoprotector durante el día para todo el mundo, que se puede completar con una crema con antioxidantes durante el día. Y por la noche, en función de la edad, solo hidratación o una crema con activos tratantes, para reparar la piel, por ejemplo los derivados de la vitamina A o retinol.