No importa cuál sea tu tipo de piel ni qué problema quieras solucionar. Después de la limpieza facial, el tónico es el primer paso de cualquier ritual de belleza. Debe estar presente tanto en la rutina de día como en la de noche y no te lo puedes saltar. Pero, ¿por qué es tan importante? Hoy te traemos cinco motivos que lo explican. Estamos seguras de que después de leerlos no dudarás en usarlo.
El primero es que aumenta el riego sanguíneo en la zona donde se aplica. Esto es fundamental para tener un cutis bonito, ya que mejora el aspecto de la piel y le da al rostro una apariencia más fresca.
Otra ventaja es que elimina las impurezas y acaba con los restos de suciedad o maquillaje que pueden quedar en la piel incluso después de la limpieza. Además, sirve para retirar los residuos que haya podido dejar el propio limpiador.
En tercer lugar, queremos destacar la versatilidad de este tipo de productos. Existen tónicos que se adaptan a las diferentes necesidades que puede tener cada piel: hidratar, revitalizar… Por tanto, solo tienes que elegir el más adecuado para ti.
Quizá el motivo más importante es que colabora con el resto de productos. Esto se debe a que facilita la absorción de los activos presentes en otros cosméticos. Es por ello que debe aplicarse en primer lugar e inmediatamente después de la limpieza.
Por último, no nos podemos olvidar de su principal función. Esta no es otra que equilibrar la piel y restablecer su pH natural, que puede verse alterado tras la limpieza. Solo así el rostro estará listo para seguir con nuestra rutina de cuidado facial.