Isabel Sartorius fue el primer gran amor del, por entonces, príncipe Felipe (con perdón, claro está de la modelo Gigi Howard ). Su belleza, su simpatía y el hecho de que fuese hija del marqués de Marquiño la convertían en la candidata perfecta para ocupar el corazón del heredero al trono. Sin embargo, la juventud de ambos y el hecho de que algunos creyesen que Isabel era demasiado “libre” para aceptar y ceñirse al protocolo real, hicieron que, tras tres años de relación, ambos decidiesen separar sus caminos.
Desde aquel momento, Isabel se convirtió en un murmullo constante mediático cada vez que el rey (aquí todo lo que sabemos de la estancia de Don Felipe en el internado de Canadá ) rehacía su vida sentimental de manera pública y, sobre todo, cuando esas relaciones llegaban a su fin. Y aunque se especulaba con la posibilidad de que ambos seguían siendo grandes amigos, lo que nadie esperaba es que, tras el matrimonio de él, su exnovia y su esposa se convertirían en grandes amigas.
Foto del rey Felipe e Isabel Sartorius en 1989, Gtres.
Sí, porque Isabel Sartorius y la Reina Letizia son todo un ejemplo para la sociedad del que poco se habla. Mientras que ninguna otra ‘royal’ ha tenido la valentía (o quizás tampoco les ha interesado) de dejarse ver públicamente con la exnovia de su marido, la Reina Letizia sorprendía a crítica y público en 2010 cuando disfrutaba de un distendido café con Isabel en una terraza de El Pardo. Unas imágenes que dieron la vuelta al mundo y que dejaron sin habla a muchos. ¿Por qué?
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Puede que porque la sociedad todavía no está (ni estaba) preparada para entender que porque dos mujeres hayan amado al mismo hombre no tiene que significar que no puedan entenderse. De hecho, fue la propia Isabel Sartorius la que quiso poner los puntos sobre las íes en una sincera entrevista con su revista de cabecera: “No será el primero ni el último café que nos tomemos juntas. Estábamos en el palacio de La Zarzuela y decidimos ir a dar una vuelta porque las niñas estaban jugando y hacía una tarde maravillosa. La salida surgió así, de repente”.
Isabel Sartorius en la firma de uno de sus libros, Gtres.
No solo eso, en sus memorias, Isabel hizo mención especial a la manera en la que había comenzado su relación con Doña Letizia: “Igual que me pasó con el príncipe, lo mío con ella también fue un flechazo. El príncipe nos presentó una tarde en Zarzuela, a la semana del anuncio de su compromiso”. Porque, aunque pudiese parecer lo contrario, Isabel Sartorius y la Reina Letizia no son tan diferentes: “Ella no concibe la mentira, la rechaza. Yo he vivido mucha mentira en mi entorno, y sé que en ocasiones es casi necesaria en nuestra sociedad; tiene su papel, porque a veces el ser humano necesita que le adulen, que le consuelen, que le regalen un poco el oído. Pero admiro a quienes son capaces de comportarse tal y como son, sin pedir perdón por su fuerza”.
Algo que los detractores de Doña Letizia nunca le han perdonado: su fuerte carácter. Un arma de doble filo que fue precisamente también lo que llevó a Isabel Sartorius al ‘destierro real’. Sin embargo, lo importante es que esta amistad demuestra que ese mito de que exnovia y esposa del mismo hombre no pueden ser amigas es solo eso, un mito.