Hubo un tiempo en que dos magnates navieros, Aristóteles Onassis y Stavros Niarchos y no las sagas aristocráticas de los Grimaldi o los Hohenlohe se disputaban el centro de ese universo en el que se mezcla la riqueza con la alta sociedad. La competencia entre ambos era feroz. Si uno compraba una isla privada, el otro también; si uno celebraba una fiesta con veinte príncipes el otro intentaba conseguir treinta. Sus yates eran castillos flotantes y se dedicaban a coleccionar famosos, posesiones, amantes de renombre… El principio de esa loca carrera por humillar al contrario tuvo su punto de inflexión en una boda, la de Aristóteles Onassis con Tina Livanos en 1946, y acabaría en tragedia para todos los protagonistas de la misma.
Athina Livanos era la hija menor del armador griego Stavros Livanos. Nació en 1929 y gracias a la riqueza de su padre se educó como una auténtica princesa: todo en su vida era lo más caro y exclusivo desde su educación a su ocio y compañeros de diversión. Por si fuera poco, además, era una auténtica belleza. Tina (como la llamaba todo el mundo) llamaba la atención allá por donde iba, algo que no le pasaba a su hermana mayor Eugenia. Pero en ocasiones llamar tanto la atención es una trampa del destino.
Athina se convirtió en el i nterés amoroso del también magnate naviero Stravros Niarchos que no dudó en pedir su mano cuando solo tenía 14 años. La respuesta del padre fue negativa: prefería casar antes a Eugenia, que tenía 17 años. Sin saberlo, Athina se convirtió en el trofeo a disputar por dos de los hombres más ricos y poderosos del momento. En cuanto Onassis supo que su rival en los negocios había quedado prendado de Tina, él también pidió su mano e insistió e insistió durante tres años hasta que consiguió su objetivo.
Para restregarle por la cara a su rival en los negocios su victoria amorosa, por supuesto, Onassis invitó a Niarchos a su boda neoyorquina con la joven de 17 años… él tenía 40. Niarchos acudió casado a esa boda de 1946 y con su presencia se selló el trágico destino de las hermanas Livanos: apenas un año más tarde se casó con Eugenia… y veinte años más tarde con la mismísima Tina.
El matrimonio de Onassis y Tina Livanos fue un fracaso desde el primer día. El magnate no tenía ninguna intención de reducir su ritmo ni en los negocios ni en sus aventuras amorosas. La pareja consiguió tener dos hijos, Alexandros y Christina Onassis, y poco más en común. De hecho, solo coincidían en las fiestas en las que posaban como una pareja feliz.
Todo cambió cuando Tina decidió tener sus propias aventuras, la más famosa con playboy brasileño llamado Reinaldo Herrera. La respuesta de Onassis a la infidelidad de su mujer fue demoledora: invitar a Maria Callas (esposo incluido) a un crucero por el Mediterráneo en el famoso yate Christina. Tina abandonó ese crucero a mitad de camino para plantear su divorcio de Onassis en el juzgado: lo de ligarse a Maria Callas delante suyo en alta mar fue mucho más de lo que pudo aguantar. En 1960 consiguió el divorcio.
Mientras, a Eugenia Livanos no le iba mucho mejor con su marido Stavros Niarchos. El otro gran magnate naviero griego de la época fue igual de poco considerado con su mujer como Onassis con Tina. Niarchos abandonó a su mujer en 1965 divorciándose de ella en México para unirse a Charlotte Ford. Un año y un hijo en común después Niarchos vuelve con Eugenia aprovechando que en Grecia su divorcio no estaba reconocido. El único peaje que pagó por su traición fue no mencionar en su testamento ni a Charlotte ni al hijo que habían tenido juntos.
La unión de la pareja no duraría mucho más. El 4 de mayo de 1970 Eugenia, de 44 años, fue encontrada muerta en la isla privada de Niarcho,s Spetsopoula. Al principio de la investigación los moratones que mostraba su cuerpo fueron identificados como señales de lucha y todo apuntaba a su propio marido como el causante de las lesiones, pero la causa oficial de la muerte fue, finalmente, una sobredosis de barbitúricos.
El verdadero triple tirabuzón de esta historia se produciría apenas un año después: en 1971, Tina Livanos, que acababa de liquidar su segundo matrimonio con un duque inglés (John Spencer Churchill, el undécimo duque de Marlborough), decidió casarse con el rival de su exmarido y viudo de su hermana: Stravros Niarchos.
La boda fue maldecida por los Onassis y un escándalo en las páginas del corazón. Las mismas páginas que apenas tres años después llenaron las portadas con el trágico desenlace de esta historia: el 10 de octubre de 1974 Tina Livanos corrió la misma suerte que su hermana Eugenia y murió en una suite de hotel en París por una sobredosis de barbitúricos. Aristóteles Onassis la sobreviviría solo un año más.
23 de octubre-21 de noviembre
Como signo de Agua, los Escorpio son controladores, creativos, apasionados en todo lo que hacen y muy expansivos. La lealtad es esencial en su vida, pero también los secretos y los misterios. Ten cuidado porque, si te enfadas con ellos, puede que el rencor les dure eternamente. Ver más
¿Qué me deparan los astros?