Hace poco más de un año que Ana Soria, precedida en pocos días por Enrique Ponce, borró todo rastros de su presencia en Instagram. Era de esperar, pues la reacción a las publicaciones que la pareja solía colgar en sus redes no era plato de buen gusto para sus protagonistas. Hubo muchas críticas y, sobre todo, incomprensión a tanta exhibición de pasión juvenil, sobre todo habiendo un torero cincuentón de por medio. No se quiso ver que el amor no tiene edad. Ni tiene ni debe tener vergüenza.
Ana Soria y Enrique Ponce quisieron gritar su amor y lo hicieron posando amartelados, con lo mínimo (bikini y bañador a lo sumo) y hasta dándose indiscretos besos como si tuvieran 20 años. Ella sí los tenía y los tiene, y de ahí quizá la confusión: ¿habría de privarse la joven Ana de cantar las maravillas de su amor, como hacen tantas otras chicas de su generación?
Hace un año, también en verano, Enrique Ponce y Ana Soria tuvieron que entender de la peor manera posible que sus declaraciones románticas no eran suficientes para el mundo, más interesado en enfocar el romance como una alta traición a Paloma Cuevas, la dolida esposa del torero, que como un flechazo inevitable de alguien que se puso el mundo por montera, literal y figuradamente. Tantas críticas llovieron, que tuvieron que cerrar su chiringuito en las redes. Hasta hoy.
Contra todo pronóstico, ha sido Ana Soria la que ha reactivado su perfil en Instagram, en el que la esperaban sus 125.000 fieles seguidores. Parece que Enrique Ponce continuará en silencio, al menos mientras no vuelva a tener actividad profesional conocida. No es el caso de Ana, quien estaría a punto de iniciarse en el mundo del trabajo, no sabemos si como abogada (ha estudiado Derecho) o como nueva cara para las marcas de moda y afines. Sin duda, tendría éxito.
Lo cierto es que su primera publicación despista bastante: se trata de un plano corto de Ana Soria en el que la vemos con un revelador vestido blanco en una pose un tanto desencajada. No sería mucho arriesgar el decir que se trata de una foto tomada por Enrique Ponce, quien quiso captar un momento sexy de su novia. El escenario de la instantánea está claro: la lujosa urbanización cerca del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar en la que han estrenado nueva casa.
La siguiente foto de esta vuelta triunfal de Enrique Ponce y Ana Soria a las redes sociales nos muestra, precisamente, algo más de la impresionante casa que estrenan, más en concreto de su piscina. Allí aparecen los enamorados abrazados y mirándose embelesados, en una propiedad que podría haberles costado un millón de euros. Su amor ha venido con un regalo inmobiliario debajo del brazo que tiene cinco habitaciones, cinco baños, jacuzzi, despacho, un gran salón con porche, piscina y garaje para cinco vehículos.
No pasan los días, ni las semanas ni los meses, por esta pareja de novios, tan románticos y abrazados como el primer día. De hecho, la publicación más polémica de esta reaparición de Ana Soria en Instagram es un vídeo en el que aparecen bañándose y besándose, esta vez al menos con el agua hasta el cuello. El mensaje está claro: la pasión continúa.
Sorprendentemente, la estrategia de visibilización en redes sociales de Ana Soria y Enrique Ponce ni se ha movido ni un milímetro desde hace un año. Ni siquiera han optado por publicar en una cuenta restringida, solo para amigos y familiares, su imperiosa necesidad de fotografiarse como si vivieran en una eterna luna de miel. ¿Por qué tanta necesidad de subrayar lo obvio?
Sin duda, es el amor el que les empuja a dejarse ver una y otra vez. Sin embargo, es inevitable pensar que la pareja puede buscar la aprobación de una opinión pública que no entendió la manera en la que Enrique Ponce manejó su ruptura con Paloma Cuevas. Dos años después del bombazo que supuso la aparición por sorpresa de Ana Soria, el torero y la estudiante podrían querer saber si, por fin, han sido perdonados.
Lo cierto es que la decisión de retirarse del foco mediático no ha tenido el efecto que la pareja esperaba, algo que la propia Ana Soria confirmó en una polémica llamada en directo a un conocido programa de televisión. «Yo pensaba que quitándome las redes sociales e intentando salir del foco mediático todo esto pararía, pero he visto que no, que incluso ha ido a peor. Me he dado cuenta de que nuestro silencio lo que ha hecho es propiciar que se cuenten todo tipo de mentiras», aseguró la novia de Enrique Ponce.
Dada la inutilidad de su desaparición de las redes, puede que la pareja más famosa de Almería se decida a hacer vida completamente normal, sin que al menos ella tenga que privarse de redes sociales públicas. Aún así, es curioso que no opte, como muchísimas famosas, por ponerle un candado a su perfil para filtrar en la medida de lo posible sus publicaciones ¿Por qué no lo hace? Imposible saberlo. Aunque solo se nos ocurre un motivo por el que una persona pública mantiene su perfil abierto: más publicidad.