La vida salvaje de la baronesa Thyssen, Maud Zarske: lo perdió todo en una orgía en la Costa Brava (hasta sus millonarias joyas) y acabó con la cara desfigurada

El segundo barón Thyssen, padre de Heini, vivó un escandaloso matrimonio con la joven modelo Maud Zarske. La pilló con su amantes después de un trágico accidente de coche en la Costa Brava.

Retrato de la modelo Else Zarske, segunda esposa del barón Heinrich Thyssen, padre de Heini Thyssen-Bornemisza. / getty images

Elena de los Ríos
Elena de los Ríos

Fue la segunda esposa del padre del barón Thyssen , el verdadero iniciador de la colección de arte que hoy busca establecerse ya para siempre en España. Su padre, August Thyssen-Bornemisza antes de la llegada al mundo del marido de Tita Cervera, levantó el imperio industrial y se enamoró de Rodin (le encargó seis esculturas, cuatro de las cuales están en el museo madrileño), pero fue Heinrich quien decidió aprovechar el crack del 29 para comprar obras de arte clásicas a un buen precio. Incluso solicitando préstamos. Else Zarske, conocida como Maud, era una joven modelo apasionada del arte moderno y con ciertas conexiones en las galerías suizas. Cuando, en los años 20, Heinrich se separó de la baronesa Margit Bornemisza de Kászon et Impérfalva (Heini tenía solo cinco o seis años), conectó enseguida con ella. Se casaron en 1932, cuando el barón tramitó finalmente su divorcio: él tenía 57 años y ella, 23.

La pizpireta Maud introdujo al barón en el arte moderno y le convenció para comprar una de las joyas inmobiliarias de la familia, Villa Favorita, a orillas del lago Lugano. Este palacio del siglo XVII se convirtió en residencia familiar y sede de la colección de arte durante los siguientes 80 años, hasta que Carmen Thyssen lo vendió en 2015 . La nueva baronesa Thyssen era una mujer moderna y liberada, acostumbrada a hacer y deshacer y cada vez más despreocupada de su marido. De hecho, al poco tiempo de casarse se destapó que mantenía una relación sentimental paralela con el jugador de polo georgiano Alexis Mdivan, un verdadero playboy de la época y 40 años mayor que ella. De hecho, Alexis y sus hermanos fueron los Kardashian de su época: huidos a París tras la invasión bolchevique de 1921 que lograron fama y dinero gracias a matrimonios con estrellas y millonarias.

Alexis Mdivan emparentó primero con una de las familias más prominentes de Estados Unidos, gracias a su matrimonio con Louise Astor Van Alen, pero se divorció en 1931 para casarse con la millonaria Barbara Hutton, una de las mujeres más ricas del mundo. En una escapada de Alexis y Maud, ya baronesa Thyssen, se destapó el polémico romance paralelo. Quedaron en verse en la Costa Brava, en Mas Juny, la famosa mansión del pintor catalán Josep Maria Sert y su segunda esposa, Misia en la Costa Brava. El matrimonio tenía un trío con Isabelle Roussadana Mdivan (hermana de Alexis), a la que presentaban primero como su hija y, luego, se convirtió en la tercera esposa de Sert (aunque el trío continuó). Allí se reunían Dalí y Gala, Marlene Dietrich, Coco Chanel o Jean Cocteau, ante el pasmo del pueblo de Palamós, escandalizado ante las costumbres libertinas de los ricos y famosos.

Alexis Mdivan y Barbara Hutton. / d.r.

Ya estaban disfrutando del mar y las orgías en Mas Juny, cuando una llamada de Heinrich, el barón Thyssen, alertó a Maud. Llegaba de Alemania (donde hacía negocios con Hitler) a París antes de lo anunciado y la obligaba a llegar allí lo antes posible. Alexis se ofreció a llevarla rápidamente a la estación, en su Rolls Royce Phantom II Continental. El 1 de agosto de 1935, el coche se salió de la carretera en una curva y Alexis murió en el acto, degollado por un cristal. Los titulares en la prensa de la época fueron escandaloso: «Un príncipe con zapatos blancos y una baronesa sin bragas». Maud, sin embargo, perdió algo más que la ropa interior.

El accidente mutiló su rostros: tenía un pómulo aplastado, un ojo salido y se quedó sin lengua. Además, como la baronesa Thyssen viajaba con un maletín de joyas de incalculable valor, en el tumulto desaparecieron un aderezo de esmeraldas que pertenecieron a la zarina Alejandra Fiódorovna, siete brazaletes de oro y diamantes, cuatro perlas negras y una especie de amuleto consistente en una sardina seca que Rasputín le había entregado al zar Nicolás II. Pocos años después, algunos vecinos de la zona comenzaron a comprar tierras.

Al principio, el barón Thyssen estuvo al lado de Maud, pero se cansó de pagar las facturas de las clínicas de estética que trataron de recuperar su belleza perdida. Terminó divorciándose en 1937, para casarse inmediatamente con su tercera y última esposa Gunhild von Fabrice.

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