Ana Botella y José María Aznar, en la boda de los reyes Felipe y Letizia. /
Cómo pasa el tiempo, le estará quizá comentando José María Aznar a su esposa, Ana Botella, en estos momentos. Hace apenas unos años aquella pareja de estudiantes comenzaba a salir en Madrid y ahora están a punto de tener a todos sus hijos casados. La boda en México de Alonso Aznar , el benjamín de la familia, con la fotógrafa y activista Renata Collado, será una ocasión inmejorable para ver reunido al clan Aznar-Botella, y también de recordar viejos tiempos.
Unos tiempos que en el caso de ambos mandatarios nos obligan a retroceder hasta la Semana Santa de 1975 cuando José María y Ana, ambos estudiantes de Derecho en la Universidad Complutense de Madrid, realizan un viaje de fin de carrera a Turquía y Grecia. Nada más aterrizar salta la chispa entre ellos y poco después de su regreso a España están tan enamorados que deciden comprometerse.
« Cuando la vi pensé, esta es mía, esta me la quedo. Lo que no estaba seguro es de lo que pensaba ella», explicaba el expresidente del Gobierno a Bertín Osborne en su programa 'Mi casa es la tuya'. «A los tres días de conocerla, ya en Madrid, le pedí matrimonio y me dijo que sí», añadía el político, recordando cómo se las arreglaron para financiar aquel enlace. Según él, estudiaron para unas oposiciones y en cuanto las consiguieron, pusieron en marcha los preparativos para la ceremonia.
José María Aznar en el programa de Bertín Osborne. /
Cuando en abril de 1977 Ana Botella ingresó en el cuerpo de Técnicos de la Administración Civil del Estado, con su sueldo abrieron su primera cuenta corriente, a nombre de los dos, y fijaron la fecha de la boda: el 28 de octubre de 1977. Muy lejos del gran despliegue del futuro enlace de su hija Ana con Alejandro Agag en 2002 , al que asistieron 1.100 personas en El Escorial, la pareja elegía darse el 'sí, quiero' en una pequeña parroquia de Madrid.
José María Aznar y Ana Botella se casaron en la parroquia de San Agustín. Ella llevaba un vestido que uniría a tres generaciones de su familia, ya que su diseñadora fue la vallisoletana Aby Güemes, la misma que había confeccionado el traje de su madre y la que también se encargaría de vestir a su hija 25 años después.
Los felices novios y sus invitados celebraron posteriormente el banquete nupcial en el restaurante Pavillón. Para su primera noche como marido y mujer eligieron un cinco estrellas, el hotel Villamagna. La luna de miel duró diez días y transcurrió en la isla portuguesa de Madeira.
El matrimonio Aznar Botella en una imagen de 2016. /
Un modesto, aunque céntrico apartamento de tan solo 30 m2 fue su primer nidito de amor, cuando todavía ni soñaban que ambos vivirían un día en el Palacio de la Moncloa. Según explicó Ana Botella en sus memorias, aquellos primeros meses viviendo juntos fueron complicados, porque ambos discutían a menudo por las tareas del hogar.
Logroño fue poco después el destino del matrimonio Aznar, que entonces esperaba su primer hijo, José María junior. Allí habían recalado por motivos laborales: él sacó la plaza de inspector de Hacienda y ella ocupó el puesto de vicesecretaria general del Gobierno Civil. En diciembre de 1980 el matrimonio regresó a Madrid y nueve meses después nació Ana, su segunda hija. En 1987 José María Aznar era elegido presidente de Castilla y León y la familia se instalaba en Valladolid. Unos meses después, nacía su tercer hijo, Alonso .
Cuando volvieron definitivamente a Madrid, el popular fue primero líder de la oposición y después presidente del Gobierno entre 1996 y 2004. Su mujer sería la primera alcaldesa de la capital entre 2011 y 2015. Durante estos años el apoyo entre ambos ha sido incondicional.
José María Aznar y Ana Botella en una entrega de premios en 2022. /
Tras dejar sus cargos, Aznar y Botella se han dedicado a sus hijos y hoy disfrutan de sus siete nietos. José María Aznar da conferencias y participa en los consejos de administración de numerosas empresas. Ana se dedica a la fundación Integra, de la que es presidenta ejecutiva.
En el recuerdo, las palabras que Aznar pronunció apenas unas horas después de ser víctima de un atentado de ETA en 1995. «Ana, vamos a envejecer juntos», le dijo a su esposa en el hospital madrileño donde le ingresaron, según recordaba Ana Botella en sus propias memorias. Y ese es el viaje en el tiempo que siguen recorriendo juntos.