Por qué echamos de menos a Anne Igartiburu y a Ana Obregón en las Campanadas: diosas, edadismo y hombres normales

Las Campanadas de 2023 nos sorprenden con parejas nuevas en bastantes canales de televisión, tanto nacionales como autonómicos. Debe ser que el 'sorpasso' de Cristina Pedroche en Atresmedia a la propuesta fina y segura de Televisión Española ha resucitado las ganas de arrancarle algún puntito de 'share' a la cadena pública. En el remozado de estos minutos de televisión está el alfa y el omega de cada cadena. No solo lo que quieren ser, sino en qué consideración tienen a su audiencia. O sea, cómo quieren tratar a la persona que está al otro lado de la pantalla.

Repasemos las alineaciones que nos van a tentar en las campanadas de 2024. La líder, Cristina Pedroche, desnudará su vestido de nuevo junto al simpático cocinero Alberto Chicote. El pack es insumergible: ella lucirá su físico increíblemente atlético y su desparpajo vallecano y él, uno de esos españolitos bajitos a los que cantaba Mecano, se limitará a poner cara de 'aquí-no-pasa-nada». El show del look da ya muestras de fatiga, con lo que no auguramos entusiasmo con el vestido que, parece, citará al cambio climático. Eso sí: la viralidad la tendrá toda.

La competencia directa en Televisión Española juega, nunca mejor dicho, fuerte. Para replicar el culto al cuerpo deportivo de Pedroche, la diosa del fútbol Jennifer Hermoso. Su poquito de show con guiño a la audiencia joven que pueda dejarse caer lo pone Ana Mena, otra diosa, pero del pop . Y la contribución masculina, ese hombre normal y corriente, gracioso y alegre que ha de haber en todo programa la pone Ramón García, más conocido como Ramontxu.

Esta alineación de hombre de andar por casa que ya no cumple 50 y bella mujer fit que hace de yoga para arriba se repite en las Campanadas de otros canales. Nuestra Beyoncé canaria, Nia Correia (29), presentará con el veterano Roberto Herrero en Canarias. El canal valenciano À Punt contará con un clásico, Ximo Rovira (62) y con la presentadora Àlex Blanquer (31). En Galicia, la TVG reúne a las veinteañeras Rocío Durán, Noelia Rey y Xosé Ramón Gayoso (67). El mensaje está claro.

Evidentemente, echamos de menos a Anne Igartiburu y a Ana Obregón: las dos únicas mujeres mayores de 50 años que han podido retransmitir las campanadas en los últimos años. Barridas de la parrilla por el edadismo que campa a sus anchas en nuestras pantallas, no encontramos en ningún canal nacional ni una mujer con la que la audiencia tipo mayoritaria de la tele, una mujer mayor de 50 años, según el informe anual de Barlovento Comunicación, pueda identificarse mínimamente.

Este año, los señores tienen múltiples oportunidades de verse reconocidos en las campanadas, con capa, esmoquin, talla 42 o 52. De hecho, se verán inmediatamente reconfortados por la circunspección, el chascarrillo y la cero demanda de trabajo corporal o gestual que se realiza a los presentadores encargados de señalar los cuartos. Algunos de ellos solo realizarán un movimiento: levantar su copa para brindar. Porque para bailar, cantar, gesticular, emocionarse y conmoverse ya están ellas.

¿En quién habremos de proyectarnos las señoras que nos coloquemos con nuestras uvas ante el televisor? Solo en Llum Barrera (55) en Baleares, Alicia Senovilla (54) en Telemadrid o Cristina Pardo (46) en La Sexta. Claramente, las diosas del deporte, las estrellas del yoga, las veintañeras influencers y demás bellezones juveniles que presentarán las campanadas no salen en la tele para alegrarnos el día. No a nosotras.

Es evidente: los jefes de la televisión no quieren premiar a su audiencia más fiel con el placer de la identificación, sino que nos envían directamente al infierno de la frustración. Sin embargo, a sus espectadores masculinos no solo les tranquilizan mostrándoles señores normales y corrientes como modelo de éxito, sino que les regalan la idea de que es factible emparejarse con verdaderas diosas del fitness y jóvenes presentadoras con un atractivo por encima de la media. Como dirían los jóvenes de hoy, 'delulu' (por 'delusional', o sea, ilusorio) total.

La desconsideración hacia las telespectadoras explica que ellos se regodeen satisfechos con cada uva engullida, mientras nosotras nos damos al cava o, en el peor de los casos, a caer en la tentación de sacarle defectos a vestidos de fiesta que no nos habríamos puesto ni en la primera comunión. No nos ponen fácil seguir frente a la televisión, cuando esta se empeña en expulsar a toda mujer que ya no cumpla 50. Si no las quieren dentro, ¿para qué nos vamos a quedar las de fuera?