Cristiano Ronaldo vuelve a tener novia. O casi. O le interesa una chica con quien se cita en Marruecos. Lo dice una revista portuguesa en el momento en que la maledicencia se estaba convirtiendo ya en chiste gráfico. Conocimos que CR7 viajaba con mucha frecuencia a Marruecos –usando un jet privado– para disfrutar de la compañía de su entrenador personal, un boxeador llamado Badr Hari y con quien lo hemos visto posando en brazos. Literalmente.
Sin embargo, según la revista 'Nova' Gente, CR7 no baja a África para abrazarse con un señor fornido, sino para verse en secreto con una tal Melanie Martins, modelo de 22 años y muy conocida. Sobre todo, en el barrio de sus padres. Nos dice la revista que fue Miss Universo Portugal en 2011 y el resto se ha hecho eco en tromba, sin tan siquiera comprobar que fue finalista, pero no ganó nada. La señorita Martins cuelga en su blog estampas de playas y atardeceres de una gran belleza, pero no mayor que la lograda por decenas de blogueras de todo el orbe.
En fin, se trata de una joven atractiva para quien una promoción semejante puede suponer una lluvia de dólares. ¿Cuántos de ustedes conocían a Irina Shayk hasta que Cristiano la puso en la peana? Pero el favor es aún mayor para el crack en un mundo, el del fútbol, en que no hay cabida para la innegable realidad que sí se manifiesta en otras profesiones. De este modo, cierto madridismo se complace porque su ídolo vuelva a alejarse de un equívoco héroe griego y regrese a los cánones del superhombre de Marvel. Su representante, Jorge Mendes, respira tranquilo de nuevo.
No sabemos si Cristiano se ve o no con Melanie, pero no importa. Para muchos, es suficiente con que haya una chica de por medio. Disipado el rumor malintencionado, el astro vuelve a brillar y su intimidad es suya de nuevo. ¿De quién fue la idea de filtrar esas supuestas citas secretas con la desconocida modelo? Detrás de toda maniobra de cobertura para una estrella suele estar su publicista o agente. Aunque no suela trascender, en la prensa lo sabemos. El mánager miente a los periodistas, si es necesario, para su interés, con la aquiescencia o no de su cliente. A veces, el negocio se les va de las manos –léase Belén Esteban y Toño Sanchís–, pero lo usual es que se trate de una simbiosis perfecta.
Uno de los casos más sonados de cobertura ante una realidad incómoda fue el despliegue orquestado desde Zarzuela para ocultar el accidente del Rey Juan Carlos en Botsuana. Ocurre que, en esta ocasión, la realidad era demasiado espinosa y había tantos actores, que la ingeniería que tan bien funcionó durante años fue incapaz de contener el desastre. Si el lector revisa la hemeroteca, verá que en las primeras horas los medios hablaban de que el Rey resultó lesionado en la cadera por un "accidente de caza". Viajar a África para derribar paquidermos con un país sumido en la más grave crisis en décadas no era lo más adecuado. No obstante, eso sería un mal menor de llegar a trascender quién lo acompañaba.
Quizá, si no existiese ya esa enorme fisura abierta en el delicado prestigio de la monarquía llamado Caso Nóos, el devenir de los acontecimientos hubiese sido otro, pero… El accidente de caza ocurrió cuando don Juan Carlos disfrutaba de la compañía de una amiga, y todos conocemos cómo se precipitaron los acontecimientos a partir de ese momento.
En cuanto a Hollywood, quizá la estrella que más veces ha oído los mismos rumores de homosexualidad que Cristiano Ronaldo sea Tom Cruise. Un matrimonio fallido y sin hijos biológicos con Nicole Kidman abrió la primera espita. La profunda vinculación del protagonista de la saga Misión Imposible con la Iglesia de la Cienciología alimentó toda suerte de estrafalarias hipótesis sobre la personalidad del actor, más allá de los rumores de homosexualidad que lo han acompañado tantas veces, incrementados el año pasado con una absurda portada que lo unía sentimentalmente a otro famoso cienciólogo, John Travolta.
Más allá de eso, queremos que recuerden la relación de Cruise con Penélope Cruz. Amor, pero también un romance muy rentable. Una joven actriz que quiere triunfar en América consigue abrir la puerta de la meca del cine y la estrella consagrada ataja cualquier duda sobre su sexualidad al encandilarse con una prometedora intérprete latina, porque para los yanquis, poco amigos de los matices, cualquiera que hable en español entra en esa categoría. No negamos el amor sincero, pero tampoco podemos soslayar que Bigas Luna se inspiró en ese romance cuando escribió el guión de 'DiDi Hollywood': un contrato ventajoso para ambas partes que cierran los representantes de cada una de ellas.
El rumor perenne también ha rondado a George Clooney. Cierto que, al desposarse con la abogada Amal Alamuddin, cerró muchas bocas, pero no es menos cierto que su vida sentimental parece diseñada desde un despacho. Desde Kelly Preston, y tras un breve matrimonio con la también actriz Talia Balsham, el actor ha encadenado un rosario de novias con características comunes: Celine Balitran, Lisa Snowdon, Sarah Larson, Elisabetta Canalis y Stacy Keibler.
Todas ellas no eran nadie -entiéndannos, nadie conocido- y volvieron al anonimato al terminar su relación con el actor. Modelos, camareras y deportistas de lo más anodino que cumplieron su papel y que jamás han dado una entrevista revelando aspecto alguno de la intimidad vivida junto al codiciado galán. A tenor de las circunstancias, diríase que firmaron un contrato de confidencialidad.
Otra veces son los niños quienes no saben comportarse delante de la gente mayor. José Fernando, hijo de Ortega Cano, tiene en su padre el mejor representante que pueda haber. Continuamente el extorero tiene que ir cubriendo los desmanes ocasionados, no solo por su adicción a la cocaína, sino también por su incontrolable temperamento. Ya les dio disgustos en vida de Rocío Jurado y su carácter no ha mejorado. Tras su fuga del centro Betania (Albacete), Ortega Cano desplegó una frágil cobertura, la primera que se le ocurrió, a preguntas de los periodistas: "Sí, ha dejado el tratamiento, pero está con unos amigos", como si los amigos fuesen 'boy scouts' y el tratamiento, aspirinas efervescentes. Por suerte, se encuentra de nuevo en la López Ibor.
En el otro extremo del glamour, se comportan de modo similar. Aún recordamos la reciente visita de Justin Bieber a nuestro país. El cantante se levantó en mitad de una entrevista con el pretexto de acudir al baño –lo cierto es que se levantó y los locutores del programa Los 40 Principales dedujeron el resto– y jamás volvió a la mesa. Su agente divulgó la explicación de que el chico traía jet-lag, que había mucha gente en el estudio de radio… Ha sido la última salida de tono de un niñato que, merced al desvelo de su agente –Scooter Brown, el hombre con más trabajo de la industria–, no deja de vender discos y arrasar por donde va.
A cada tontería de Bieber le sucede una repuesta de su oficina que dulcifica su caprichoso carácter: cuando lo detuvieron conduciendo bajo la influencia de sustancias ilegales, asistió al programa de DeGeneres explicando lo mucho que se arrepentía y pidiendo que no olvidaran que, al fin y al cabo, él es, tan solo, un ser humano.
20 de enero-18 de febrero
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