'Lazos de Sangre': Rocío Jurado, La más grande

María del Rocío Trinidad Mohedano Jurado, conocida artísticamente como Rocío Jurado, fue la mayor embajadora de su Chipiona natal, en Cádiz. Era La niña de los premios, quería ser artista y sus padres se oponían. Incluso, en una ocasión, se declaró en huelga de hambre para que la dejaran participar en un concurso televisivo de artistas noveles. Se vino a Madrid con su madre antes de cumplir los 18 años, y fue Pastora Imperio la primera que la contrató para su tablao, donde comenzó una carrera artística que la llevaría a ser La más grande. Lo hizo vendiendo millones de discos, traspasando fronteras y recibiendo todos los premios que una cantante de copla podría soñar.

Por eso, el capítulo de 'Lazos de Sangre' (La 1) de esta semana fue dedicado a su saga. Aunque contó con varios testimonios, el único directo fue el de su viudo y segundo marido, el diestro José Ortega Cano (64). Este aseguró que sigue hablando con ella, y que la Jurado era "como un pavo real que unía a todos a su alrededor". La dibujó como una mujer hogareña a la que le gustaba disfrutar de su casa y su familia cuando no estaba cantando. La misma que está muy desunida desde que falleciera la cantante, hace 12 años. El diestro evitó la polémica y se limitó a decir que "intentar tener a todo el mundo unido no es fácil". A él le ha tocado criar a los dos hijos que adoptó la pareja: José Fernando (25) y Gloria Camila (23), que le han dado más disgustos que alegrías.

Antes que Ortega Cano estuvo Pedro Carrasco, el boxeador al que conoció después de desmayarse en un combate en Las Ventas (Madrid). Fue un flechazo en toda regla. En 1976 se casaron ante su Virgen de Regla, en Chipiona. Dato curioso que, en el enlace, hubo el doble de asistentes que de invitados, porque hubo gente que fotocopió las invitaciones. Fruto de esta unión nació su hija Rocío Carrasco. Ella siempre fue su ojito derecho. La apoyó en todo: en lo personal, aceptando que se casara en primeras nupcias con Antonio David (42), y en lo laboral, cuando quiso ser modelo y presentadora. A ella la nombró heredera universal de todos sus derechos artísticos. Con ella pasó los últimos años de su vida, tanto en Houston, cuando lucho con todas sus fuerzas para vencer al cáncer, como en su última gala ofrecida por TVE. Junto a ellas estuvo, Fidel Albiac, al que se consideró un miembro más de la familia, que lleva más de 18 años con la hija de Jurado, siendo su máximo apoyo.

Amador Mohedano, hermano de La más grande, también fue su mánager. La marcha de esta también provocó que, para él, ya nada volviera a ser lo mismo. Ahora, intenta probar suerte con un improvisado local al aire libre que ha vuelto a inaugurar en la casa que esta le dejó en herencia a las afueras de su localidad natal.

Todas las disputas comenzaron al abrir el testamento y algunos se sorprendieron, porque, aunque Jurado fue muy generosa, supo repartir sus alrededor de 7 millones de euros de fortuna. Hoy, cada uno va por su lado. En el balcón de la casa de Chipiona ya no son los mismos los que muestran s u fervor a la Virgen de Regla. Hay un museo por abrir, cuyo primer proyecto estuvo salpicado por la corrupción administrativa local.

Ortega Cano está a punto de casarse de nuevo. Y la heredera guarda silencio mientras espera que se ponga fecha a un juicio que sentará en el banquillo a su exmarido, Antonio David, que lleva años desprestigiándola mediáticamente, como mujer y como madre, mientras se lucra por ello.

Y el único 'punto de partida' que hay ahora es el espectáculo musical, precuela de uno grande que se estrenará próximamente y que hará que se hable de Jurado como lo que era: una gran artista.

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