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La consagración de Eva Llorach

La película 'Quien te cantará', entre las recomendaciones culturales de la semana.

Un fotograma de la película. / D.R.

Rosa Belmonte
Rosa Belmonte

A veces me pasa como a Teresa Gimpera, que todavía no sabe de qué va ‘Fata Morgana’, película que en 1966 dirigió Vicente Aranda con guion de Gonzalo Suárez. Una rareza experimental e intelectualoide, pop y terrorífica. Todavía no tengo muy claro de qué va ‘Magical girl’, de Carlos Vermut, por eso iba con escepticismo a ver ‘Quién te cantará’. Error.

La película cuya más divertida acción publicitaria ha sido Alba Flores equivocándose de estreno y yéndose a lo de Mario Casas en Mauthausen en lugar de ir al de su amiga Najwa Nimri, es una sorpresa para descreídos del cine rarito. Sobre todo lo ha sido el descubrimiento de Eva Llorach. Una estrella retirada y ahora con amnesia (Nimri) tiene que volver a cantar y recurre a una imitadora y admiradora (Llorach). Además, esta tiene una hija insoportable tipo asilvestrada de ‘Hermano mayor’. Una película sobre identidades, sobre madres e hijas. Y esa memorable interpretación doble de ‘Procuro olvidarte’, canción de Manuel Alejandro, tan gaditano como la luz de la película.

Un día acabaré por matarme

La portada de 'La memoria del aire'. / D.R.

Después de ‘La azotea’, de Fernanda Trías, la editorial Tránsito publica ‘La memoria del aire’, de la escritora belga Caroline Lamarche. Un relato autobiográfico donde cuenta su experiencia con la violencia del amor romántico. Ella se refiere a sus “siete años de amor borderline” con el hombre al que llama Deantes. Un monólogo en el que habla con una muerta que podía ser ella hace veinte años.

“Un día acabaré por matarme. Esta frase se reveló a fin de cuentas, bastantes años más tarde, me refiero a hoy, como un elemento más del juego sin nombre al que Deantes jugaba conmigo, y al que desde entonces he llamado de varias formas: el juego de la muerte eternamente anunciada, el juego de la desaparición programada, el juego de mi terror presente y de mi soledad venidera, el juego de mi culpabilidad presente y venidera”. Uf.

La novia de América en la televisión

Julia Roberts en 'Homecoming'. / D.R.

Julia Roberts ha hecho una película de 20 horas. Vale, es televisión, pero ella cree que es cine. ‘Homecoming’ (Amazon), su debut en la tele como protagonista, un podcast escrito por Eli Horowitz y Micah Bloomberg, es ahora un ‘thriller’ de diez capítulos con aire hitchcockiano y Sam Smail (‘Mr. Robot’) como creador y director. Eso da idea de que no va a parecerse a ‘Los Walton’. Roberts (Heidi) es la terapeuta de un programa llamado Homecoming Transitional Support Center que sirve para tratar la salud mental de los militares y hacer que se vuelvan a familiarizar con la vida civil. Trata a los soldados y habla con su jefe (Bobby Cannavale) por teléfono.

Saltamos unos años, es camarera y dice no recordar nada, salvo que trabajaba allí, cuando un investigador la visita. Vamos y volvemos a los dos tiempos. Son dos Heidis (la interpretación de Julia Roberts está prodigiosamente desdoblada). Inquietante, fácil de ver (media hora cada capítulo) y adictiva. Al final tenemos más preguntas que respuestas. Pero habrá segunda temporada.

Historias verdaderas

Portada de 'Una noche en el paraíso'. / D.R.

Dos años después de ‘Manual para mujeres de la limpieza’, vuelve Lucía Berlín, aunque ella no esté para disfrutar de su triunfo póstumo. Publicó 76 relatos, así que todavía quedaban. 22 para ‘Una noche en el paraíso’ (Alfaguara). Lucía Berlín vivió bien, muy bien, mal y regular. También bebió mucho. Y escribió como pocos. Encima era un bellezón a lo Suzanne Pleshette.

Vuelve a cosas de siempre, gente común, buenas historias. A maridos, familia, hijos, trabajos (“Debería haber cogido aquel trabajo ensartando perlas para collares. Trabajar para un médico, bueno, es a vida o muerte”). Dice su hijo, autor del prólogo, que su madre escribía historias verdaderas, que no necesariamente eran autobiográficas.

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