Sandra Aza. /
Lo suyo era la abogacía. Estaba especializada en Derecho procesal, un campo el que desarrolló su vida profesional durante años con gran éxito, y que, según dice, en cierto modo está relacionado con la escritura. "En Derecho procesal redactas demandas, respuestas a otras demandas y cuentas la historia de tu cliente, en definitiva».
Pero para Sandra Aza ese vínculo con la literatura no era suficiente. Necesitaba contar y crear de otro modo. "Yo he escrito desde pequeña. Eso de darle forma a la nada con palabras me llamaba muchísimo la atención", nos cuenta en conversación telefónica. Así que cambió de trabajo, y se centró en sus grandes pasiones: la historia y las letras.
Ahora está madrileña exultante porque estos días su primera novela, ' Libelo de Sangre' (Editorial Nova Casa), ya está en la calle y pese a las complicadas circunstancias en las que le ha tocado ver la luz, la acogida está siendo tan buena que en plataformas como Amazon han tenido que reponer ejemplares.
El libro, ambientado en la España del siglo de Oro, arranca cuando el escribano Sebastián Castro y su familia cuando se enfrentan a la acusación de la Inquisición, y sus páginas supone un viaje por el proceso inquisitorial, pero también por las calles de una villa de Madrid convertida en el centro de un universo cultural que contaba entre sus habitantes con nombres ilustres como Lope de Vega o Velázquez.
Asegura Aza que a la hora de ponerse ante las páginas en blanco y comenzar esta historia "tenía claras tres cosas: una, el Siglo de Oro, dos, Madrid y tres, la Inquisición". Lo primero por lo interesante de la época, lo segundo porque, dice, adora la ciudad – "soy madrileña de alma y corazón y quería hacerle un homenaje a Madrid y a todos los madrileños"– y lo tercero, por el innegable nexo con la abogacía que supone el reto de poner negro sobre blanco un proceso inquisitorial.
Así pues, el cuándo, el dónde y el qué se convirtieron en el centro de una ardua investigación que había comenzado tiempo atrás, pero que se intensificó tras dejar su trabajo como abogada, que no le permitía dedicar la literatura el tiempo que esta le reclamaba. "Me busqué otra ocupación laboral que me permitiera compaginar la escritura", nos cuenta.
Y para ello se enclaustró, se sacó una oposición y se tomó un pequeño descanso antes de arrancar su gran proyecto. "Escribir una novela eran palabras mayores, y aunque quería hacerlo, no me atrevía, porque yo sabía que embarcarme en la aventura era otra tanda de cuatro años, y no me sentía con fuerzas de otra clausura, porque una oposición es una clausura y la literatura, otra".
Portada de 'Libelo de Sangre' de Sandra Aza (Nova Casa Editorial) /
Pero el momento llegó cuando menos lo esperaba y ella se sentó a escribir y sobre todo, a investigar. "El 2016 mi marido y yo nos fuimos a Siberia con un amigo que era el guía del viaje, que es escritor, y explorador y allí, en el fin del mundo, a poca distancia del Polo Norte, le hablé a mi amigo de la sinopsis del libro y él me dijo: 'Si quieres te pongo en contacto con mi editorial'" y dicho y hecho. A la editorial Nova Casa le encantó la idea de Sandra Adra y ella comenzó a darle forma. "Es como si la novela hubiera venido a buscarme a mí", reflexiona.
Pero lo cierto es que es ella quien se ha volcado con la historia. En total han sido, tal y como calculaba, cuatro años de investigación y proceso creativo en el que ha ahondado como pocos en una época vibrante y convulsa. Porque para documentarse ha sido asidua de la Biblioteca Nacional, se ha centrado en los mapas y hasta ha leído tesis doctorales sobre detalles tan concretos como el vestuario o el calzado de la época.
"Para escribir la historia en mayúscula tienes que conocer la historia en mayúscula. Todos conocemos los acontecimientos, pero la cosa cambia cuando tienes que describir la escena", nos explica. Y es que para ella, lo que consigue generar una atmósfera adecuada son las descripciones detalladas y los diálogos, las dos cosas en las que ha hecho hincapié en las páginas de su novela.
Todo para ofrecer a sus lectores lo que ella espera que encuentren en 'Libelo de sangre': "Un viaje en el tiempo", un texto que les transporte al siglo XVII y con el que los lectores "experimenten la ciudad, la vean, la oigan, la huelan..." para que cuando acaben el libro "se encuentren como yo me sentí: de vuelta al siglo XXI".
Aunque a ella, esa vuelta, no le va a durar mucho porque según nos confirma, ya está preparando la segunda parte. De esta nueva aventura aún no puede desvelar mucho para evitar arruinarle la lectura a quienes tengan estos días su libro entre las manos.
Solo nos dice que será una nueva incursión en una época en la que una parte de ella, en cierto modo, se ha quedado atrapada. "Volveremos al Siglo de Oro, de hecho personalmente no he salido de él...", dice bromeando y con un punto de ironía añade: "Y casi que prefiero volverme, porque este siglo XXI, al menos este año es para no estar aquí". Esperemos que, cuando pueda volver a sentarse ante el ordenador y sumergirse en ese Madrid que tanto le gusta, ese segundo viaje le resulte tan frutífero y apasionante como el primero.