Una mayoría silenciosa sigue La Revuelta, se ríe a chorro con David Broncano y sus colaboradores, como Sergio Bezos , y aplaude el éxito del nuevo presentador estrella de la televisión española. Totalmente acogotadas por el fenómeno, mudas pero asombradas, pocas, algunas o quizá bastantes personas asistimos a este triunfo sin comprender su porqué. Es lo mismo: el cómico jienense tiene ya Iris, Ondas y Premios del Festival de Televisión de Vitoria por pares. Por una vez, hay 'quorum' de público y crítica. ¿Por qué hay gente que no termina de verle la gracia?
En las famosas Campanadas, un mensaje de WhatsApp recorrió nuestra parte de España: «¡Pero es que ni se han escrito un guión!», nos escribíamos, incapaces de darle sentido a la performance de ese personaje que es David Broncano . La indignación de cliente decepcionado, reconocimos luego, nos sulfuró, pero no tanto para cambiar de canal y trocar Lala por Pedroche. Aún pareciéndonos todo lo suyo una broma de mal asiento, ahí seguimos, reuniendo en la retina pruebas del delito.
Reconozcámoslo: no es la primera vez que esta sensación de no entender nada, esta estupefacción ante fenómenos planetariamente reconocidos, nos asalta. Recordemos el estupor de tantas ante el éxito de Taylor Swift : un misterio insondable. ¿Podría ser esta incomodidad que sentimos ante Swift o Broncano un sentimiento tan generacional como el de la nostalgia que vuelve locos a los millenials? ¿Y si lo que nos sucede a los que rondamos los 50 es que, de repente, la cultura pop, el mainstream televisivo, las series, los anuncios y hasta las revistas ya no hablan de nosotras Ni para nosotras?
Si cumplir años es una lección de humildad, aquí la tenemos. Cuando una generación deja de ser el centro del universo debe pasar esto: que las cosas que hacen gracia nos espantan. Claro que, una vez superada la fase de irritación, debemos decidir si cambiamos de canal o tratamos de entender qué le ven a Broncano y compañía que nosotras no advertimos o no disfrutamos. Al fin y al cabo, hasta Bertín Osborne ha hecho buenas migas con el presentador de 'La Revuelta': en 2022 le regaló una yegua con el hierro de su madre, María Teresa Osborne y Marenco , fallecida a los 66 años en 1991.
Efectivamente: la edad no va a ser ningún impedimento para verle las virtudes a 'La Revuelta' y hasta la gracia a David Broncano y sus escuderos laterales Grison (el de las bromas políticamente incorrectas que hay que censurar) y Ricardo Castella (en realidad codirector del programa con turbante y voz de autoridad cuando la situación amenaza salirse de madre). Hay que desactivar, eso sí, la pretensión de ver un programa que se toma en serio a sí mismo. No es el caso y por una buena razón: así sucede en todo el resto de la programación.
Esta la cruda realidad: David Broncano no es un presentador de televisión que hace bromas (lo que abunda), sino un cómico que presenta. Y, por lo general, se lo toma todo a chufla, incluido a sí mismo. En su programa grabado en un teatro de la Gran Vía de Madrid pero escasamente censurado, el público asistente le dedica aplausos e insultos por igual: de los clásicos «millonario» o «mamarracho», a los más originales «pelacebollas», «cuerporifle» o «Unamuno». A Broncano le gusta poner en un aprieto a los famosos preguntándoles cuánto ganan, pero solo le brillan genuinamente los ojos ante el ingenio popular.
Esta es la cuestión: 'La Revuelta' no es un programa de entrevistas a famosos con público en directo, es un programa protagonizado por el público al que van, también, famosos. No es extraño que la parte más disfrutable del programa sean sus locos primeros diez minutos, cuando espontáneos en la sala de butacas graciosamente conducidos por Sergio Bezos lo dan todo en su programa favorito. A veces, la genialidad en la normalidad de estas personas es tan insuperable, que Broncano y sus 'broncaners' hablan de nivel 'Pokemon legendario'. Otra broma con límite de edad, pero cómo no perdonarlo.
Las estrellas de Broncano pueden ser geógrafos que defienden el pleno empleo de su gremio, señoras que regalan garrapiñadas, fabricantes de prótesis para niños o defensores de los caballos en libertad: todos héroes anónimos de lo más normales. Ahí vemos otra España real que ni está polarizada ni iracunda ni rabiosa y que, en sus quince segundos de fama, prefiere carcajearse a enfadarse. Cómo no van a ser más interesantes que la mayoría de los famosos que acuden a 'La Resistencia', casi todos por imperativo promocional.
Esta misma semana, la fórmula de 'La Resistencia' rozó la perfección en la producción de su particular fórmula televisiva. El 7 de enero, una activista en favor de la investigación de la enfermedades raras logró subir al escenario para hacer su reivindicación en medio de los vítores del público. El miércoles 13, Noah Higón se sentó como invitada y, como dicen los adolescentes, 'devoró'. El relato de Higón, jurista, politóloga, escritora, opositora y sufridora de siete enfermedades raras, fue rabiosamente aplaudido a ambos lados de la pantalla.
Operada múltiples veces, Noah Higón protagoniza un documental en el que, a través de su propia historia, reclama más presupuesto para investigar las enfermedades raras que sufren tres millones de personas en España. Barrió en audiencia al ex futbolista Joaquín y su familia, invitados en 'El Hormiguero' . Fue, probablemente, la mejor entrevista de David Broncano hasta la fecha y la que confirma un giro en el interés de la audiencia hacia territorio desconocido: el irresistible desparpajo de los héroes y heroínas de cada día.
22 de diciembre-19 de enero
Con la Tierra como elemento, los Capricornio son pragmáticos, realistas y muy trabajadores. Adoran tener un propósito en la vida y marcarse objetivos. Y para ellos, todo se convierte en un desafío. Pero a veces se lo toman todo demasiado en serio y pueden cruzar la línea de la testarudez y la incomprensión. Ver más
¿Qué me deparan los astros?