Saben aquell que diu

Eugenio, la tragedia tras el humorista: viudo a los 37 años, problemas con las drogas y su etapa más oscura

El cineasta David Trueba recrea la vida del humorista Eugenio en la película 'Saben aquell', en la que David Verdaguer se mete en la piel del artista.

El humorista Eugenio en la década de los ochenta. Ahora, el director David Trueba lleva al cine su trágica vida. / RTVE

Juanra López
Juanra López

Este 1 de noviembre llega a las salas de toda España la película 'Saben aquell', dirigida por David Trueba , y protagonizada por David Verdaguer, que asume el enorme reto interpretativo de dar vida a alguien tan destacado en el imaginario colectivo como el humorista Eugenio. Una figura que empezaba sus chistes precisamente con las dos palabras catalanas que dan título a este trabajo.

Han pasado cinco años del estreno de la serie documental de ocho capítulos 'Eugenio', dirigida por Xavier Baig y Jordi Rovira. En ella se narraba, con testimonios de familiares y personas muy cercanas al humorista, una vida cargada de mucha luz, la que emanaba en los escenarios, y muchas sombras, desde sus duros orígenes familiares a las distintas tragedias que jalonaron los 59 años que terminaron abruptamente el 11 de marzo de 2001.

Eugeni Jofra Bafalluy nació el 11 de marzo de 2001 en Barcelona en el seno de una familia humilde. Así como mantuvo una gran relación afectiva con su madre y con sus hermanos, la actitud de su padre fue un lastre que minó su confianza en sí mismo, pues le decía que nunca llegaría a nada. Según desveló su hermana Nuria en el mencionado documental, esa carencia afectiva la suplió su abuelo paterno, quien le aseguraba que con la voz que tenía llegaría lejos. Y así fue.

Fue joyero y cantante antes que humorista

Su primera vocación era ser joyero y con ese fin estudió dibujo en la escuela Massana de Barcelona. Sin embargo, la vida le tenía preparados otros derroteros… Fue crucial su encuentro con Conchita Alcaide, una delineante a quien lo que le gustaba era cantar (y lo hacía muy bien). Formaron un dúo musical, Els Dos, e incluso intentaron representar a España en Eurovisión. Ameadeu Molins, dueño del pub KM, se dio cuenta de la habilidad de Eugenio para contar chistes, que fueron deslizando entre canción y canción. De esta forma comenzó la leyenda.

El actor David Verdaguer caracterizado como el humorista Eugenio, junto al director David Trueba. / warnerbrosspain

«Mi madre le enseñó cuál era su medicina y la medicina de mi padre era subir a un escenario», manifestaba Gerard, el hijo mayor del matrimonio en el documental, y por eso cuando quedó claro que quien tenía más madera de estrella era él, Conchita se replegó a un segundo plano. Su prematura muerte de un cáncer de pecho el 11 de mayo de 1980 fue posiblemente el golpe más duro de toda su vida para Eugenio, que se quedó viudo a los 37 años, con dos hijos, el ya mencionado, Gerard, e Ivens.

Gerard Jofra se convirtió en asistente de su padre con solo 14 años y fue muy consciente de que la estabilidad familiar no era compatible con el éxito y cómo lo gestionó el humorista. Posteriormente Eugenio conoció a Conchi Ruiz, una madre soltera más joven que él, con quien tuvo un hijo, Eugeni, que nació en 1986. Comenzaba entonces, según el documental, una destructiva combinación de éxito a raudales, fiestas, encuentros ocasionales y compañías no del todo deseables.

Isabel Soto, la última mujer con la que compartió su vida

En 1997 llegaría su boda con Isabel Soto. Una época en la que se apartó de su familia y se refugió en la pintura. Las deudas hicieron que volviera a los escenarios, pero su cuerpo se cobró los excesos. Tuvo un primer infarto del que se recuperó (también un cáncer de vejiga), pero no superó el segundo, que se produjo el 11 de marzo de 2001 cuando se desplomó en un conocido restaurante.

Eugenio durante un monólogo en una imagen de archivo. (GTRES)

En una entrevista publicada por 'El Mundo' su hijo Gerard, que también es humorista, se pronunciaba sobre la última mujer de su padre: «Cuando me dijo que se casaba con ella le dije que no contara conmigo. Sabía a qué venía porque previamente había arruinado a otro hombre. No quise ser partícipe de todo esto. No tengo nada en su contra ni quiero juzgarla».

A propósito de sus excesos, su hijo aseguraba: «Las drogas no aparecieron en su vida hasta los 54 años porque tras un primer infarto cogió miedo. Se encontró perdido, se separó de su verdad, dejó de creer en sí mismo, no tenía ganas de vivir y apareció esa mujer que se hizo imprescindible y separó a la familia. Mi padre murió de un infarto. Él me decía cómo y cuándo iba a morir, conoció a mi hija (su primera nieta) y falleció».

Eugenio dejaba un enorme legado artístico que ahora se rememora en forma de película, lo que servirá para que las nuevas generaciones le puedan descubrir. En el recuerdo siempre estará ese hombre barbudo, siempre vestido de negro, que escondía su mirada detrás de unas gafas, y administraba sus silencios al ritmo que fumaba sus cigarrillos y bebía un zumo de naranja.

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