La «reina de corazones», como la reabutizó Francisco Umbral, es, en realidad, la reina de las relaciones. La agenda de contactos de Isabel Presyler es la envidia de cualquier periodista. En ella deben de codearse empresarios como Florentino Pérez y socialités a partes iguales, incluidas sus amiguísimas de toda la vida, del tipo Naty Abascal, Cari Lapique o Nuria González.
Pero como en la vida del resto de los mortales Isabel Preysler y su agitada vida no solo ha servido para sumar contactos, algunos de sus vínculos más cercanos han cambiado y se han «relajado» por el tiempo y las circunstancias de la vida. ¿Han pasado estas personas a formar parte del «banquillo» de sus amistades?
Cuando Isabel Preysler aterrizó en Madrid acababa de cumplir 18 años. Llegó con el hábito de convertirse en la más deseada de las reuniones sociales bien aprendido, pero en la España franquista de 1969 una joven filipina sin contactos no tenía alas para llegar hasta la élite. A Isabel Preysler le bastaron unos pocos meses para conseguirlas.
Aunque su agenda de contactos era limitada, le bastó para abrirse camino hasta el cerrado círculo de la elite de club de campo y tardes de toros e hipódromo del momento. ¿Y quién estaba en ese círculo? Las chicas que se convertirían en sus primeras confidentes.
Nombres como Chichina Salas, hija del director del Museo del Prado; Mariluz Barreiros, (cuyo hijo sería décadas más tarde novio de Tamara Falcó); Sol Castiella Quijano, hija del ministro de Asuntos Exteriores y criada entre Nueva York y España o Piluca Ardid (familia del mismo Rafael Ardid Villoslada que acabaría casado con Mariola Martínez Bordiú).
Y por supuesto estaba también Marta Oswald, que no solo acudió al rescate de Isabel en cuanto la vió y le presentó a Carmen Martínez Bordiú, si no que fue el cupido que unió sin pretenderlo a Julio Iglesias e Isabel.
Pero esos tiempos quedan muy lejos y si Isabel Preysler sigue llamando por teléfono o quedando con alguna de sus primeras amigas españolas en la intimidad de su casa de Puerta del Hierro, sólo ella y su mayordomo lo saben. No existe documento gráfico, oral o escrito que asegure que haya vuelto a coincidir con ellas.
Se conocían desde la adolescencia, pero intimaron definitivamente cuando se «malcasaron»; Isabel con un hombre que le era infiel de forma compulsiva, Carmen con un aspirante al trono al que fue obligada a decirle «sí quiero».
Al comienzo de su andadura juntas por las portadas del corazón, a ambas se las acusó de ser la causa de la separación de la otra. Alfonso de Borbón aseguró, directamente, que fueron las confidencias que compartía Isabel Preysler con Carmen las que provocaron su propio divorcio. Lo tenían fácil, eran vecinas en la misma vivienda de la calle San Francisco de Sales.
La realidad es que las dos mujeres decidieron dejar de hacer el paripé social matrimonial que las normas sociales del momento les exigían y eso las unió aún más. Carmen Martínez Bordiú e Isabel Preysler , más que amigas, acabaron siendo partners in crime de sus «delitos» amorosos. Años después de sus sonados primeros divorcios, Carmen serviría de coartada de Isabel en París para que se reuniera con Miguel Boyer.
Pero en 1997 su historia de complicidad quedó tocada para siempre por un programa del corazón. Se inauguraba Tómbola en el Canal 9 valenciano y tenía una invitada de lujo: Chabeli Iglesias. Aquella noche la hija de Isabel Preysler abandonó el plató con una frase que ya es historia de la televisión (el famoso «gentuza»).
Carmen Martinez Bordiú asistió en directo al desplante de la primogénita de su mejor amiga… Y no levantó ni una ceja. Dicen Isabel Preysler le retiró la palabra a su amiga por no haber defendido a su hija en público. y también dicen que el enfado duró solo un par de años, pero la relación entre ambas jamás volvió a ser la misma.
Tiempo después Carmen Martínez Bordiú aseguró que Isabel Preysler jamás le había echado en cara su actitud en aquel programa, sino que ella misma se había alejado de su amiga porque era consciente de que no había obrado bien. Pero ni estas declaraciones calmaron los ánimos.
Por mucho que en 2006 Isabel Preysler acudiera a la boda de Carmen Martínez Bordíu con José Campos y se sentara en la mesa presidencial. Por mucho que en 2014 contara con Carmen para una de las escasas comidas con amigas que se permitió en aquella época (era la etapa post ictus de Miguel Boyer) y Carmen Martínez Bordiú acudiera a casa de Isabel para consolar a una desconsolada Ana Boyer cuando su padre falleció.
La confianza ya no parecía la misma y el exilio voluntario de Carmen Martínez Bordiú en Portugal y su desaparición del foco público han hecho el resto. Desde aquel Tómbola del siglo pasado, lo suyo con Isabel Preysler nunca volvió a ser lo mismo.
El enfado de Isabel Preysler que enfrió la amistad con Elena Benarroch tiene nombre de ex: Vargas Llosa. La pelea en sí sucedió en 2016 tras décadas de entendimiento entre la diseñadora y una de las mujeres que mejor luce sus creaciones.
De hecho, lo de Vargas Llosa e Isabel contó desde el primer día con las bendiciones de Elena Benarroch que convertida en involuntaria portavoz de la pareja llegó a declarar en un acto «Isabel ha sufrido mucho, ha estado tres años acompañando a su marido y ahora se merece lo mejor y le deseo lo mejor».
Ella sabía bien lo que había pasado Isabel, entre otras cosas porque fue testigo de su aislamiento durante la enfermedad de Miguel Boyer y una de las primeras que dinamizó la agenda de Isabel cuando quedó viuda, como demuestra el viaje que hicieron juntas a Tánger.
Pero las raíces hebreas de Elena Benarroch chocaron con los intereses del premio Nobel y, al parecer, eso no gustó en el clan Preysler. Vargas Llosa escribió a petición de un diario nacional una serie de artículos en el que claramente tomaba partido por el pueblo palestino.
El periodista Miguel Ángel Aguilar escribió una serie de críticas contra el Nobel por estos artículos y Elena Benarroch aplaudió al crítico del novio de su amiga.
La caída en desgracia de Boris Izaguirre es mucho más reciente y lo conocen todos: Tamara Falcó hizo unas declaraciones sobre familia y orientación sexual, y Boris Izaguirre la criticó en público.
Los medios del gossip nacional dieron a Boris como expulsado de por vida de las merendolas en casa de Isabel Preysler que tanto parecía disfrutar en la docuserie de Tamara en Netflix.
20 de enero-18 de febrero
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