Abandonos, infidelidades e hijos sin padre: las polémicas (y abusivas) historias de amor que han marcado la vida de El Cordobés

Fue un héroe en los ruedos y un escándalo en su vida sentimental. Manuel Benítez El Cordobés vivió tres historias de amor con final infeliz y hasta su último romance llega rodeado de polémica.

Pincha en la foto para ver los romances toreros más apasionantes y escandalosos: de Enrique Ponce y Ana Soria a Paquirri y Carmina. /getty images

Pincha en la foto para ver los romances toreros más apasionantes y escandalosos: de Enrique Ponce y Ana Soria a Paquirri y Carmina. / getty images

Elena de los Ríos
Elena de los Ríos

Manuel Benítez El Cordobés (Palma del Río, 1936) ha dejado, sin duda, una huella indeleble en la historia del toreo. No fue, sin embargo, un héroe en su vida sentimental, donde acumula escándalos y tragedias más o menos ocultas por su propia leyenda. Durante la mayor parte de su vida presumió con orgullo de un matrimonio irrompible con Martina Fraysse (Biárritz, 1945), una guapísima joven de ojos verdes, muy culta además, e hija de un arquitecto francés.

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Se conocieron cuando ella tenía 19 años, la tarde en la que El Cordobés confirmaba su alternativ a en Madrid, en 1964. Ella le seguía a todas partes, con la obsesión de una gruppie. La cuadrilla la apodó La pantera por su fiera personalidad. Iniciado el inevitable romance, en 1968 nació Maribel, pero el torero se resistía a reconocer a madre e hija y las presentaba, a veces, como una sobrina y su institutriz. En 1970 nació Manolo, ya instalados todos en una de las fincas del torero en Córdoba. Manuel y Martina se casaron en 1975, con su tercer hijo, Rafael, ya en camino . Luego vinieron Martina y Julio. Una gran familia, supuestamente feliz.

Tras 52 años de matrimonio y después de haber aguantado toda una vida de rumores sobre infidelidades y traiciones, Martine Fraysse pidió el divorcio. Fue en 2016, pocos días antes de que El Cordobés tuviera que admitir la confirmación judicial de su paternidad de Manuel Díaz, el hijo que había negado durante más de 40 años. Dicen que Martina se negaba en redondo a que el torero reconociera tanto a Manuel como a María Ángeles, otra hija no reconocida que en 2000 también ganó judicialmente sus legítimos apellidos. Parece que toda la obsesión de la francesa era asegurar el acceso exclusivo de sus cinco hijos a la gran fortuna del diestro, algo que ya habría encauzado poniendo a su nombre y al de estos gran parte de las propiedades y del entramado societario que El Cordobés habría ido construyendo durante su larga y exitosa carrera. Julio, su hijo pequeño y el único que se ha vestido de luces (con poco éxito), preside la sicav familiar, valorada en 24 millones de euros.

Según abogados especializados en derecho de familia, divorciarse sería una manera muy eficaz de disminuir el patrimonio que, por ley, tendrían que recibir Manuel Díaz y María Ángeles, los dos hijos que El Cordobés no quiso reconocer. La herencia del torero tendría que partirse en dos, y si además se estableciera una pensión compensatoria para la ex esposa, también disminuiría el monto total de la herencia. De ser cierto, sería el golpe final de Martina a la vida paralela de su ex marido, que en esta versión de la historia se habría conformado con el papel de mero consentidor de las intenciones de la francesa. Dada la fortísima personalidad del diestro, no parece muy lógico que ella sea la única intrigante de esta película. Lo cierto es que El Cordobés llevó una doble o triple vida durante todo su matrimonio, con relaciones extramatrimoniales que fueron de dominio público y que Martina tuvo que aceptar. No debió de ser fácil.

El mismo año que nació la primogénita de Martina y El Cordobés nacía Manuel Díaz, un calco de su padre y el hijo que sí ha heredado su talento en los ruedos. El embarazo de Fraysse coincidió así con el de María Dolores, otra bellísima joven rubia y de ojos verdes que trabajaba en el servicio doméstico en Madrid. El Cordobés la conquistó con acoso y derribo: el cortejo fue intensivo. Pero cuando llegó el embarazo, él se desentendió por completo y ella tuvo que escaparse de casa y esconderse para evitar las represalias de su padre. El final de su embarazo lo vivió en casa, pero las palizas de su padre la obligaron a marcharse, dejando a su hijo al cargo de su madre. Incomprensiblemente, a los 15 meses del nacimiento de Manuel, El Cordobés apareció y se llevó a la madre y el hijo al hotel Wellington, donde vivieron mientras el torero cumplía con su gira americana. En la cafetería del hotel, María Dolores conoció a su primer amor, un delineante con el que tuvo cinco hijos y que se convirtió en el padre postizo de Manuel. Tenía solo 21 años.

María Ángeles vino al mundo justo un año después que Maribel y Manuel, en 1969, con lo que por esas fechas, El Cordobés mantenía al menos tres relaciones sentimentales a la vez. El torero jamás negó haber mantenido relaciones con su madre, pero sí que fuera el padre de la que, en 2000, fue reconocida como su hija legítima. Las pruebas documentales presentadas por María Ángeles fueron definitiva para los jueces: cartas cariñosas enviadas a su madre desde América , fotografías de ambos juntos que indicaban más que una amistad y, sobre todo, su incontestable parecido físico con el diestro.

Sorprendentemente, una escritora británica asegura que mantuvo una historia del amor con El Cordobés en las mismas fechas que este habría iniciado su romance con Martina. Se llama Wendy Salisbury y ha relatado su historia de amor en una novela titulada 'La inglesa y el torero', situada a lo largo de seis meses a lo largo de 1965.

Cómo sería de agitada la vida sentimental de El Cordobés, durante décadas un verdadero héroe nacional y, además, multimillonario, que hasta le salieron hijos ilegítimos falsos. En 1982, la estadounidense Elizabeth Velasco interpuso otra demanda por paternidad, por un hijo concebido en un encuentro casual en las mismas fechas que Manuel Díaz y Maribel: 1968. Su hijo Manuel (el tercer Manuel) nació en Miami en 1969 y, ante las negativas de su supuesto padre a hacerse la prueba de paternidad, un juez la reconoció en 1988.

A continuación, Elizabeth reclamó 43 millones de pesetas al torero en concepto de pensión alimenticia, pretensión que rechazó el Tribunal Constitucional. Quedaba, como última posibilidad de retribución, el derecho a la herencia del torero, pero nuevas pruebas demostraron que la historia de Elizabeth Velasco era un montaje. Ella desapareció para evitar la multa (250.000 pesetas), y hasta su hijo tuvo un final trágico. Tras fracasar su carrera de actor, Manuel cayó en las drogas, mató a su compañera sentimental y madre de su hijo y terminó tiroteado por la policía. De Elizabeth jamás se supo.

No es esta, sin embargo, la última mujer polémica que se cruza en la vida de Manuel Benítez El Cordobés. Tras su divorcio de Marina Fraysse, una nueva relación ha dado vida a sus muy bien llevados 85 años. Se trata de María de los Ángeles Quesada (62 años), hija de uno de los picadores de la cuadrilla de Manuel Benítez y discreta viuda. Sería ella, y no una maniobra económica para dejar menos dinero a los hijos nacidos fuera de su matrimonio, la causa de su reciente divorcio de Fraysse.

Ambos viven juntos en una finca de Córdoba, supuestamente la única que quedaría a nombre del torero. No se sabe si es la misma que, en 1982, fue atracada por dos personas: Manuel Serrano Motero, de veintidós años, y María de los Ángeles Quesada, de veinte, hoy convertida en la nueva pareja sentimental de su propietario. Ambos jóvenes terminaron entre rejas por llevarse 100.000 de las antiguas pesetas (600 euros) y varias joyas. Preguntado por este suceso, Manuel Díaz El Cordobés quiso quitarle importancia: «Todo el mundo se merece segundas oportunidades».