Cómo Mar Flores pasó de ser la modelo más famosa de los 90 a invitada de Isabel Preysler en la alta sociedad

Con Mar Flores nunca se sabe: podríamos estar ante su resurrección definitiva o ante un nuevo desastre de comunicación que la devolvería al baúl de los recuerdos. Se juega su resurrección en la primera división de la vida pública en 'Y ahora Sonsoles', el programa estrella de la nueva temporada en televisión que, desde hoy, 24 de octubre de 2022, conducirá Sonsoles Ónega cada tarde. Aún es un misterio lo que va a hacer en él. Puede ser un bombazo o un fracaso a la altura de que protagonizó Isabel Preysler , en 1998.

Incluso en el fracaso ante la cámara, Mar Flores seguiría estando en la estela de su role model, Isabel Preysler. Antes del advenimiento de Tamara Falcó, Flores figuraba como la heredera en ciernes de la reina de corazones, por porte, pose, portadas y un curriculum sentimental con mucho que comentar. Preysler hundió su programa de decoración y buenas maneras 'Hoy en casa' en 1998 y no volvió a aparecer por un plató. Optó por lo mejor: volver a su mutismo habitual.

En aquellos momentos, pensar en un evento social que pudiera unir a Mar Flores (53 años) e Isabel Preysler (71) era un imposible. No había ceros en el hipotético cheque que habría de convencer a la matriarca del clan Iglesias-Falcó-Boyer para departir al lado de la modelo más polémica de la década. Flores, una guapísima chica del barrio de Usera que se vio propulsada a las portadas por su agitada vida sentimental, tenía, en ese momento, las puertas de la alta sociedad cerradas.

Mar Flores inició su carrera en el mundo de la belleza, siguiendo los pasos de su hermana, Marián Flores, que en los años 70 había sido azafata del popular concurso de televisión 'Un, dos, tres… Responda otra vez' (luego se casó con Kiko Matamoros y tuvo cuatro hijos, entre ellos Diego y Laura Matamoros ). Mar ganó un concurso de modelos en 1989 y comenzó a desfilar (Milán, Cibeles, Gaudí) y a protagonizar campañas varias.

La década que marcó su trayectoria es la de los 90, cuando ejerció de modelo, protagonista de la crónica social y estrella televisiva. De hecho, su vida sentimental devoró su actividad profesional incluso como presentadora de televisión y actriz: presentó varios programas de Telecinco y apareció en distintas series y películas, pero su vida amorosa era demasiado atractiva como para que la tomaran en serio como aspirante a artista.

En 1996, el año grande de Mar Flores, protagonizó el anuncio de fin de año de Freixenet junto a Sofía Mazagatos, Miss España 1991 (con 17 años), íntima amiga y socia, y Juncal Rivero. Eran las tres 'socialites' españolas que arrasaban en las fiestas y en los platos. Especialmente Flores y Mazagatos estaban hasta en la sopa. Tanto, que eran habituales de 'Crónicas marcianas', el programa de Javier Sardá que capturó el tono gamberro y cruel de la época.

La prensa rosa y las marcas se rifaban a las dos amigas, ambas poseedoras de una frescura desarmante propia de su juventud y de su inexperiencia total. La desinformación de ambas producía momentos muy simpáticos, con frases míticas como «Estoy en el candelabro», de Mazagatos.

En realidad, lo mollar de esta pareja estaba en su vida sentimental. Mar se casó en 1992, cuando comenzaba su despegue televisivo y social, con el conde italiano Carlo Costanzia di Castiglione, con el que tuvo a su hijo Carlo (stripper, actor y ahora involucrado en una extraña trama). El matrimonio duró cuatro años y terminó de forma poco amistosa y pleiteando por la custodia del niño.

Sofía Mazagatos, presentadora de los programas infantiles de Telecinco, salía desde 1994 con el empresario y presidente del Sevilla, José María González de Caldas. Fue ella la que puso en circulación a su amiga Mar en el circuito del dinero de los 90. Mazagatos contó años después que el empresario Fernando Fernández Tapias le pidió el teléfono de Mar y esta accedió al encuentro. «Era un hombre poderoso y ella lo utilizó para sus fines», sostuvo en una entrevista escandalosa en televisión.

Lo cierto es que el escándalo de su infidelidad con otro conde italiano, Alexandro Lequio, terminó con su relación con Fernández Tapias en 1997. Las fotos de ellos dos en la cama que el italiano vendió a Interviú dos años después, en 1999, destrozó la reputación de Mar, provocó su ruptura con Cayetano Martínez de Irujo y la vetó en los círculos de la alta sociedad.

La remontada de Mar desde las castigadas de la vida social a figurar de invitada en la última fiesta de Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa es extraordinaria. Ha tenido que pasar casi un cuarto de siglo para que volviera a contar para la alta sociedad y para la televisión, donde pudo serlo todo. Probablemente entonces jugó en su contra su juventud e inexperiencia y un ecosistema mediático especialmente cruel con las mujeres jóvenes y bellas.

«Que una –o varias– señoras estupendas de esas que salen en la prensa del corazón se lo monten a su aire con millonarios me parece de perlas», escribió en los años álgidos de Mar Flores el novelista Arturo Pérez Reverte.

«La prensa no ha sido injusta conmigo», concedió Mar Flores en una entrevista en 'Loc' de 2014. «Han sido las circunstancias y que creo que fui muy infantil creyendo que destapando mi corazón a los medios de comunicación se iban a solucionar las cosas. La ingenuidad de la juventud ha hecho que pase los malos momentos que he vivido».