
DE ERASMUS A LOS 75
DE ERASMUS A LOS 75
Que nadie diga que a los 75 años no puede uno permitirse todo y más. Y no nos referimos tanto a caprichos carísimos, pero casi siempre acumulables, como a experiencias, cambios de rumbo o incluso rupturas. Mario Conde, con sus 75 años recién cumplidos, demuestra que lo que vale a los 20 vuelve a los 70. Acaba de dejar a su novia, la pintora Adriana Torres Silva, también marquesa de Casa Mendaro, en Sevilla, donde residían hasta la fecha, para hacer una especie de Erasmus por libre en Edimburgo.
Una relación de Cuatro años
El ex banquero apenas lleva tres años de relativa tranquilidad, después de que la Audiencia Nacional archivara su última causa por blanqueo de capitales, y ya se enfrenta a nuevos retos, estos mucho más disfrutables. Al menos para él, porque su novia desde otoño de 2020, la marquesa de Casa Mendaro, se ha quedado de momento compuesta y sin novio en su finca de Utrera. Eso sí: sabemos que Adriana Torres Silva ha ido a visitar a Mario Conde durante su aventura escocesa.
Pero, entonces, ¿qué hace Mario Conde en Edimburgo, alojado en un hotel frecuentado por turistas españoles (la influencer Ceci Wallace, sin ir más lejos)? Sabemos de sus pasos por una entrevista publicada en Zenda, cosa nada extraña pues Conde ejerce de personaje clave en la mitificada cultura del pelotazo en los negocios de los 90 (aún de culto para muchos) y de enamorado de los libros. De hecho, ha fundado al menos dos editoriales y es socio de otra.
Pero volvamos a este exilio en Edimburgo de Mario Conde, quien admite que se trata de una mudanza con fecha de caducidad. El ex ejecutivo del extinto banco Banesto tiene pensando vivir en tierras escocesas durante seis meses y no más. De hecho, admite que está enamorado de la ciudad por su belleza, su historia y porque no tiene que coger taxis para trasladarse allí donde recala en su día a día. Que, por lo que cuenta en la entrevista, son cafés y algún que otro cementerio.
Efectivamente, nada se habla de clases, cursos, universidad o bibliotecas en la confesional entrevista que concede Mario Conde, con lo que no queda claro cómo lleva a cabo su propósito al trasladarse a Edimburgo, que es estudiar. El ex banquero explica que pretende profundizar en la Ilustración escocesa, en autores como David Hume, Adam Smith o Robert Burns, pero sin desvelar en qué consisten exactamente sus jornadas de estudio. Si Mario Conde vuelve a ser estudiante a los 75, lo es a su manera.
Aceptamos este particular plan como Erasmus, aunque solo sea porque la entrevista relata cómo el banquero, seductor, procura coquetear con una camarera italiana. No sabemos qué cara se le puede haber quedado a la marquesa de Casa Mendaro, su última relación sentimental. De momento, en su perfil de Instagram no hay huella de escapada a Edimburgo, solo obra artística.
Adriana Torres Silvia y Mario Conde, paseando por Sevilla en el final de la pandemia. (FOTO: GTRES)
Sea como fuere, descartamos que sea la fiesta lo que ha arrastrado a Mario Conde a Edimburgo. De hecho, lo que se desprende de las palabras del ex banquero es que experimenta una verdadera crisis existencial, además de un ataque amplio de nostalgia de sus años estudiantiles, quizá de Deusto, donde se licenció con más matriculas de honor que ningún otro estudiante de Derecho. Y donde abandonó la senda de la espiritualidad para empeñarse, con lucro considerable, en lo material.
«Yo huyo para encontrarme a mí mismo», confiesa este Mario Conde, mitad estudiante mitad atribulado en plena crisis existencial. De hecho, este puntual exilio escocés tiene mucho que ver con haber encontrado un 30% de genes escoceses en su ADN, nada extraño teniendo en cuenta que es gallego. Sin embargo, parece que el ex banquero se ha emocionado con este hallazgo, de ahí su interés en estudiar a los hombres ilustres de la historia escocesa.
«Aquí estoy escribiendo y reflexionando sobre quién soy», aclara en la entrevista para Zenda. «Yo quiero saber quién soy. El mono desnudo. Y hay un camino para encontrarte, que es el ADN, ahora que se ha demostrado por la epigenética que las células tienen memoria. Y estoy escribiendo a ver si por el camino de la epigenética me encuentro a mí mismo. Es muy apasionante, pero al final sigo estando desnudo, no sé quién soy. La explicación del ser humano al final te conduce de nuevo a lo espiritual. O somos un producto espiritual o no somos nada».