Lluis Llongueras era una de esas personas más grandes que la vida, con una energía y una capacidad de emprendimiento espectaculares y, para alimentar más su leyenda, una vida amorosa con elementos propios de una novela de suspense. Peluquero, estilista, diseñador, ha muerto a los 87 años y deja trás de sí un legado más que notable. Entre sus clientas más famosas encontramos nombres como Isabel Preysler o estrellas internacionales como Bianca Jagger. En sus manos también confió en su momento la reina Sofía .
El peluquero abrió su primera peluquería en 1958 y en 1972 la primera unisex, en un momento, todavía en los estertores de la dictadura franquista, que suponía un gesto de valentía y de visión empresarial. Acabó teniendo más de cien centros franquiciados, dentro y fuera de España, y sus productos se convirtieron en auténticos best-sellers.
Llongueras consiguió una enorme popularidad gracias a su carisma y a sus apariciones televisivas en las que conquistaba con su creatividad, su ingenio y una voz rasposa que era una de sus señas de identidad, que le llevaron a ser imitado en numerosos programas de humor.
Lluis Llongueras se casó en primeras nupcias con Lolita Poveda, con la que tuvo tres hijos, Esther, Cristina, que murió en 1991, y Adam, pero en realidad su gran amor estaba en la sombra. Su matrimonio se rompe cuando trasciende su historia de amor con Jocelyne Novella, con la que también tuvo tres hijos, Adrià, Antoni y Yasmin, y a quien calificó como «el amor de mi vida».
27 años más joven que su marido, se calificaba en una entrevista en Efestilo como una mujer «muy liberal», que incluso no se había planteado casarse con Llongueras. Sin embargo, la boda llegó después de que el peluquero se lo pidiera de rodillas.
La boda llegó el 24 de agosto de 2006, estuvieron rodeados de sus hijos, pero, como era de esperar, no los del primer matrimonio, con los que más adelante tendría un litigio empresarial que, finalmente, lograron solventar de una manera amistosa. No sin antes generar una enorme controversia y revuelo en los medios de comunicación, por más que el propio Llongueras quisiera quitar importancia a este litigio.
Debemos remontarnos a octubre de 2010, cuando su hija, Esther Llongueras, administradora de las empresas familiares, le despidiera a través de un burofax. Una situación muy delicada que les llevó a los tribunales. Se habían producido, en palabras del estilista « situaciones difíciles, desagradables y cientos de desencuentros». Sin embargo, con el encuentro que se logró Lluis Llongueras cedía el 10 % de la empresa PEYMA, a su exmujer. Mientras, sus hijos Esther y Adán, le cedían el 46% del capital de ISUC, según recogía Atlántico.
De esta manera se alcanzaba una estabilidad empresarial para los 500 empleados con los que contaban en ese momento los 120 centros de belleza. Una década más tarde, todas las miradas se pondrán ahora sobre el primogénito de su segunda mujer, Adrià.
Nacido en 1994, ha estudiado Administración y Dirección de Empresas y trabaja en la empresa familiar. En una reciente entrevista con La Vanguardia manifestaba cuál era su nivel de implicación: « Hago lo que sea necesario, contabilidad, almacén, ayudo con las franquicias y los salones o preparo los show».
Adriá, como su padre, tiene visión de futuro: «Hay muchas cosas que se siguen haciendo como en los años 80 y estamos intentando cambiarlo. Escuchan todo lo que les digo y están encantados de que aporte ideas».
Sus palabras hacia Llongueras cobran especial relevancia ahora que ha fallecido: «Mi padre, por encima de todo lo que ha trabajado y ha hecho, ha sido siempre una buena persona, se ha involucrado mucho con sus trabajadores, los ha apoyado y escuchado y ha transmitido esa manera de trabajar».
En principio su hermana Jasmín podría seguir los pasos de su padre, pero no su hermano Antoni, al que le encanta el mundo de la mecánica: «Le encanta montar motos. No sé cómo lo hace, porque yo no sabría dónde poner las piezas».
No podemos pasar por alto en este recuerdo a la figura de Lluis Llongueras su amistad con Salvador Dalí, que duró desde que se conocieron en 1961, hasta la muerte del pintor en mayo de 1989. Unos recuerdos que quedaron plasmados en el libro Todo Dalí. Un libro que ve la luz en 2003, con la intención de alcanzar a las facetas del genio de Figueres que no había mostrado la extensa bibliografía que existía hasta el momento.
Según Llongueras, «no acababan de presentar en toda su magnitud la gran creatividad daliniana, los trazos vitales del personaje, su entorno indescriptible ni las circunstancias apasionantes que tocó vivir», como recoge La Voz de Galicia.
Lluis Llongueras lo tenía todo pensado y bajo control. Así se lo contaba a SModa en una entrevista hace unos años: «Mi mujer ya lo sabe. Ya sabe dónde tiene que llevarme. No pienso ni me obsesiono con la muerte, pero soy un hombre muy organizado para mis negocios, mis trabajos y mi familia. También para mi muerte. No quiero que me incineren. Quiero que me entierren con mi familia».
20 de enero-18 de febrero
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