La nieta de Raphael que no quiere ser influencer: por qué Manuela de Arenzana es la verdadera heredera de su abuela, Natalia Figueroa

Manuela de Arenzana inaugura la tercera generación de la familia Martos. Y como su abuela, Natalia Figueroa, no se conforma con lo obvio: ser influencer y trabajar como nieta de Raphael. Estudia psicología, quiere ser criminóloga y tiene talento para el arte.

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Elena de los Ríos
Elena de los Ríos

La tercera generación de la familia Martos Figueroa ya está aquí y, seguramente, cumplirá la normal no escrita en esta familia llena de mujeres discretas pero extremadamente interesantes. Hablamos de Manuela (nieta de Raphael y Natalia Figueroa ) de Arenzana, la hija de Alejandra Martos y de Álvaro de Arenzana, hijo de los Condes de Fuente Nueva, de quien se separó hace tres años. La pareja mantiene una relación de lo más cordial tras 20 años de matrimonio y dos hijos. Manuela, que acaba de cumplir 18 años, y Carlos, de 15.

Excepcionalmente, madre e hija han decido dar un paso adelante ante las cámaras para apoyar a De Chávarri, la marca de marroquinería que han lanzado Curra y Cristina Chávarri. Sin embargo, hace unos meses ya habían aparecido juntas el pasado enero en la presentación de Raphaelismo, la serie documental de Movistar+. Todo para apoyar a su abuelo Raphael , que cumple bodas de oro y más de 60 años como artista.

Existe un rasgo físico muy obvio que Manuela de Arenzana ha heredado de su abuela por la vía de su madre: las cejas. Increíblemente, ese subrayado que identifica tantísimo a las mujeres de la familia Martos Figueroa podría resultar un sincero reflejo de la fuerte personalidad de las mismas. Recordemos: antes de convertirse en estupenda y discreta madre de familia y 'mujer de artista' por excelencia, Natalia Figueroa se convirtió en la gran sensación del mundo periodístico y literario de Madrid, con una gran reputación tanto en prensa como en radio, donde trabajó con los mejores. La nieta del conde de Romanones e hija del marqués de Santo Floro despuntó como ensayista y novelista avalada por algunas de las personalidades más relevantes de los años 70 y 80. La joven Figueroa, destinada por defecto a cumplir con el papel de socialite aristócrata, no se conformó con brillar en fiestas y como modelo de Hermès: quiso desarrollar su sensibilidad intelectual y artística y lo logró.

Manuela de Arenzana, como su abuela Natalia Figueroa, ya cultiva una profesión que habla de un estar en el mundo poco frecuente en la aristocracia y alrededores: estudia psicología. Además, en una de sus primeras entrevistas ha confesado su deseo de estudiar criminología, aunque su madre Alejandra indica que posee un gran sensibilidad para el arte. No podía ser de otra manera, ya que ha crecido con una gran restauradora como madre, que ha llegado a integrarse en el equipo del museo Thyssen-Bornemisza. Alejandra Martos no tiene inconveniente en revelar que su hija no tiene ningún interés por convertirse en influencer o it girl al uso. De hecho, ni siquiera se aprovecha de su condición de 'nieta de Raphael' para cultivar un perfil de Instagram súper visible. Aún así, seguro que desde ya le llueven las ofertas para abrirlo. Las marcas se la rifarían.

Lo cierto es que la familia de Raphael se las ha arreglado para mantener una más que sana relación con las cámaras, la prensa y la popularidad. Ninguno de los hijos del cantante se obsesiona con desaparecer, aunque en el caso de Manuel ha sido imposible por ser, además de ejecutivo en la industria de la música, jurado de Operación triunfo y ex de Amelia Bono. Los tres han acompañado a su padre sin problemas cada vez que le han dado un homenaje, sobre todo en estos últimos tiempos. Eso no quiere decir que su vida privada esté constantemente bajo la lupa de la crónica social, sin embargo. Seguramente que Manuela de Arenzana ya habrá aprendido cómo equilibrar el hecho de pertenecer a una familia querida y mediática con el desarrollo de una profesión que, de momento, la lleva lejos de los focos.

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