Los regalos de la Familia Real, a examen

En los próximos meses, la Casa del Rey hará pública, por primera vez, la lista de los regalos institucionales que los miembros de la Familia Real hayan recibido a lo largo del año que acaba de terminar. En la relación de obsequios, que se publicará en la página web casareal.es , se hará constar una breve descripción de cada regalo, el nombre de la persona o entidad que lo haya entregado y su destino, uso o afectación.

Esta fue una de las primeras normas internas adoptadas voluntariamente por don Felipe al poco tiempo de ser proclamado Rey con el objetivo de hacer más transparente la Corona. Con esta medida, Zarzuela también espera poner fin a la delicada cuestión de los ‘regalos envenenados’ que, en algunos casos, se habían convertido en una desagradable pesadilla, como ocurrió con los dos Ferrari que el Gobierno de Emiratos Árabes Unidos regaló a don Juan Carlos en 2011.

La medida afecta, exclusivamente, a los seis miembros de la Familia Real: don Felipe, doña Letizia, la Princesa de Asturias, la Infanta Sofía, don Juan Carlos y doña Sofía. Es decir, doña Elena y doña Cristina, así como demás familiares de Su Majestad, no están obligados.

Desde el 1 de enero de 2015 los miembros de la Familia Real no pueden aceptar regalos que superen los usos habituales, sociales o de cortesía, ni favores o servicios en condiciones ventajosas que puedan condicionar el desarrollo de sus funciones. Tampoco pueden aceptar obsequios que, por su alto valor económico, finalidad o interés comercial o publicitario, o por la propia naturaleza del obsequio, puedan comprometer la dignidad de las funciones institucionales que tengan atribuidas. Y si ganan un premio con dotación económica, el importe deberán cederlo a una entidad sin ánimo de lucro.

La norma distingue entre regalos institucionales y personales. Los institucionales son los que reciben los miembros de la Familia Real con motivo de un acto oficial o en razón de su condición, y se incorporarán a Patrimonio Nacional, que es de titularidad pública. Y los regalos personales son todos los demás, pero si superan los usos sociales o de cortesía pasarán a ser cedidos o tratados como institucionales.

En algunas ocasiones, puede resultar muy difícil clasificar si un regalo es personal o institucional, pero en caso de duda –que las ha habido– don Felipe ha preferido pecar de prudente y generoso y clasificar como institucional el obsequio dudoso.

No obstante, en Zarzuela se ha creado una comisión que preside el secretario general de la Casa del Rey, Domingo Martínez Palomo, con el fin de evaluar los regalos que se reciben y, una vez analizados, proponer si se incorporan a Patrimonio Nacional o se donan a una ONG. Habrá que esperar a ver cómo se termina de aplicar esta medida, pero nunca la transparencia en la Corona había llegado tan lejos.