El pulso de la gran duquesa María Teresa

La historia está llena de casos de colaboradores desleales que, en un momento dado, han disfrutado de la confianza de reyes y príncipes y, después, les han traicionado desvelando sus secretos más íntimos. El último capítulo de esta larga serie de desencuentros domésticos ha ocurrido en Luxemburgo, donde una antigua doncella de la gran duquesa María Teresa ha reclamado a la casa ducal nada menos que 350.000 euros en concepto de daños y perjuicios por haber sufrido acoso y un despido, en su opinión, injusto.

Según la empleada, el despido se le notificó en julio de 2014, cuando se incorporó tras una baja por enfermedad de dos meses. Las razones argumentadas por la casa para prescindir de la camarera de la gran duquesa fueron i nsubordinación y hostigamiento a sus compañeros, pero la doncella asegura que fue ella la que sufrió acoso y humillaciones, por lo que había presentado una demanda ante los tribunales.

Lo llamativo del caso es que, cuando la doncella anunció el pasado verano su reclamación ante la prensa, reveló también que estaba pensando escribir un libro sobre los 14 años que estuvo trabajando en el Chateaux de Colmar-Berg, la residencia principal de la familia del gran duque Enrique. Inmediatamente se hizo ver a la doncella que, si escribía ese libro, incumpliría el contrato de confidencialidad que todos los empleados de las casas reales, y sobre todo los más cercanos, están obligados a firmar cuando aceptan el trabajo.

De libro no se volvió a hablar, pero la demanda siguió su curso y en breve se celebrará el juicio, porque la casa ducal ha p referido sentarse en el banquillo a ceder a las exigencias de la empleada a cambio de su silencio, aunque un acuerdo económico habría evitado que los detalles del caso llegaran a la calle. "No es ético resolver nuestros problemas con dinero del contribuyente", explicó en una entrevista a AFP la propia María Teresa, quien se mostró convencida de que "si pagáramos grandes cantidades de dinero no estaríamos actuando de una manera ética". Y agregó: "Nosotros preferimos, y mi marido me apoya, afrontar el riesgo y confiamos plenamente en la justicia, antes que ceder cantidades exorbitantes".

Lo que se desprende de estas declaraciones es que la gran duquesa no tiene nada que esconder de su vida privada, por mucha información interna que desvele la doncella durante el juicio para tratar de convencer al tribunal de que sufrió humillaciones y acoso en su trabajo.

Pero este caso ha propiciado que la corona de Luxemburgo, una de las más reservadas de Europa, haya dado un paso más hacia la transparencia y la autenticidad antes de afrontar el juicio. Para ello, se ha dotado de una serie de normas éticas de buen gobierno adaptadas a la realidad del país y similares a las medidas que implantó don Felipe al poco tiempo de ser proclamado Rey de España.