Amigas, duquesas y residentes en Kensington Palace

Era cuestión de tiempo, o más bien de Wimbledon, que el mundo advirtiera la maravilla de volver a ver una amistad femenina real y 'royal' en los alrededores de Buckingham Palace. En tiempos de #MeToo y de nueva ola feminista, que dos mujeres se muestren amigas y aliadas y no rivales es más que una buena noticia: es un modelo de sororidad viral.

Sentadas en la pista central del All England Lawn Tennis y Croquet Club, Kate Middleton y Meghan Markle reeditaron el momento de confidencias y risas de Diana de Gales y Sarah Ferguson, 30 años atrás. Sin sus respectivos maridos, las cuatro disfrutaron el partido tanto como los momentos de complicidad: en aquel final de los 80, aún no podíamos sospechar el calvario matrimonial de Diana ni se había roto el amor entre los Duques de York.

Las comparaciones son odiosas, pero lo cierto es que la amistad entre Sarah y Diana supuso un apoyo extraordinario para ambas, 'extrañas' en la Familia Real. De hecho, fue Diana la que invitó a Sarah a la fiesta en la que conoció al que sería su marido, el príncipe Andrés. Sin embargo, tras la muerte de Diana en 1997, Sarah reveló que hacía un año que no se hablaba con ella. Ella llevaba cuatro años separada de Andrés y Diana solo uno de Carlos. Lo que Buckingham unió, también lo separó.

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