BODAS, MISAS Y FUNERALES
BODAS, MISAS Y FUNERALES
La abadía de Westmister donde Carlos III será coronado como rey de Inglaterra el próximo 6 de mayo es la iglesia más importante del país. Allí han tenido lugar todas las coronaciones reales desde la de Guillermo el Conquistador, en 1066. Isabel II fue la última reina coronada en su interior. Desde el 25 de abril, la abadía permanece cerrada para preparar la ceremonia. Los dos únicos reyes que no se coronaron en ella fueron Eduardo V, que reinó unos pocos meses y fue depuesto y asesinado, en el siglo XV, y Eduardo VIII, el tío de Isabel II, que abdicó para casarse con la divorciada Wallis Simpson.
Fue, en su origen, un monasterio benedictino, sobre cuyos cimientos, que se remontan a los siglos VI o VII, el rey Eduardo el Confesor levantó la iglesia, consagrada en 1065, pocos días antes de morir, y tras cuyo altar mayor fue enterrado. La reconstrucción de Enrique III entre 1220 y 1272 la convirtió en una obra maestra del estilo gótico. La iglesia fue refundada por la reina Isabel I en 1560, y dedicada a San Pedro. Está regida por un capítulo y un decano, pero bajo la jurisdicción del soberano.
Westminster fue considerada la Casa de los Reyes: hasta 1760 fueron enterrados en sus cimientos 17 monarcas, incluyendo a Isabel I y María I (conocida como «bloody Mary»). También están enterrados personajes como los poetas Chaucer, Tennyson y Browning o los escritores Charles Dickens y Rudyard Kipling. Aquí también reposa la tumba al soldado desconocido. Se dice que en el claustro y dentro de la iglesia están enterradas más de 3.000 personas. Además, la construcción está llena de placas conmemorativas de reyes, reinas, caballeros ilustres, científicos, artistas y hombres de Estado.
La abadía también ha sido escenario de 16 bodas reales y otras ceremonias de la monarquía, como funerales. Aquí se celebró el funeral de Diana, en 1997. En su interior se celebran misas desde hace más de 1000 años todos los días. También alberga la silla de la coronación, utilizada en la ceremonia de entronización desde hace siete siglos. Esta silla se coloca en el llamado Pavimento de Cosmati, en el centro de la sala de la coronación. El pavimento es una obra de arte medieval, un mosaico formado por miles de piezas de colores de mármol, cristal y piedra, frente al altar mayor. Fue un encargo de Enrique III y se terminó de elaborar en 1268 por artesanos italianos.
Isabel II en la abadía de Westminster durante los actos en honor al duque de Edimburgo.
La primera coronación que tuvo lugar en la Abadía fue la de Guillermo el Conquistador, el 25 de diciembre de 1066. Pero el primer rey coronado en la sala de coronación, y en la abadía tal y como la conocemos ahora, fue Eduardo I, en 1274. La primera pareja real en ser coronada fue la de Guillermo III y su esposa María II, en 1689. Para María se construyó una segunda silla de la coronación, que permanece en la Abadía y que seguramente será la utilizada para la coronación de Camilla. La decoración de la iglesia esconde numerosos tesoros. Uno de ellos es una de las cristaleras diseñada por el pintor David Hockney para conmemorar el reinado de Isabel II. El ventanal está situado en el transepto norte y fue colocado en 2018. Representa una escena primaveral del campo de Yorkshire.
Frente al altar mayor de la Abadía encontramos un piso de mosaico de azulejos medievales con patrones geométricos con tres inscripciones que predicen el fin del mundo. Construidos con piezas de piedra y vidrio de colores y tamaños distintos es conocido como Cosmati y sugiere que el mundo durará 19.683 años. El mensaje apocalíptico ha estado oculto durante siglos y solo después de un importante programa de limpieza salió a la luz.
La liturgia de la coronación no ha cambiado prácticamente desde el siglo XIV y está descrita en un manuscrito medieval iluminado en oro y escrito en latín, que se conserva en la Abadía. La coronación de Isabel I, en 1558, fue en latín y en ingles, pero la de Jacobo I, en 1603, ya se realizó enteramente en inglés. El rey Carlos III entrará por la puerta del oeste. La procesión pasará al lado de la tumba del soldado desconocido. El rey continuará por la nave central, donde se acomodarán los más de 2.000 invitados, y atravesará el arco del coro, donde se sitúa el órgano, instalado con motivo de la coronación de Jorge VI, padre de Isabel II, en 1937. Después se dirigirá a la sala de la coronación, en cuyo centro se sentará en la silla de la coronación, frente al altar mayor. Allí será ungido y coronado.