Atrás quedaron los tiempos en los que se podía ver a la madre de Alberto II de Mónaco , Grace Kelly, paseando por Puerto Banús Marbella y a una diminuta princesa Estefanía vestida con traje de flamenca en la Feria de Abril sevillana.
Salvo las incursiones extraoficiales de Andrea Casiraghi a Ibiza, el número de apariciones de los Grimaldi por nuestro país son cada vez más escasas y hay un motivo tras ese desvanecimiento: unas controvertidas declaraciones de Alberto II que provocaron que la familia real española no estuviera presente ni en boda ni en su coronación.
El enfriamiento de las relaciones entre la casa real española y la principesca monegasca tiene más que ver con los actuales jefes de cada casa que con los del pasado. De hecho, Rainiero presumía de su amistad con el rey Juan Carlos, al que le consideraba un auténtico amigo y al que le unía su amor por la vela. El emérito fue uno de los reyes presentes en el funeral de Rainiero.
Pero lo que comenzó con tan buen pie el siglo pasado ahora mismo casi no se tiene en pie. La evidencia demuestra que los Borbón y los Grimaldi han ido coincidiendo oficialmente cada vez menos.
Y no es porque a los Grimaldi no les interese España. Durante décadas la península fue un refugio para los negocios y las vacaciones de la casa real monegasca. En los 90 era posible sorprender a la princesa Estefanía tanto haciendo top less en Mallorca como inaugurando junto a su hermano el príncipe Alberto el Café Replay de Barcelona.
Algunos apuntan a la escasa química que siempre ha existido entre Felipe y el príncipe de Mónaco como la raíz de la ausencia de visitas oficiales monegascas. Ambos gobernantes han coincidido en multitud de palcos deportivos a lo largo de su vida (como en Roland Garros o en el premio de Fórmula 1 disputado en Valencia), pero ese contacto frecuente no ha cristalizado en una amistad.
Pero el verdadero punto de inflexión que alejó para siempre a ambas familias se produjo en 2005, cuando Alberto de Mónaco formaba parte del Comité Olímpico Internacional y Madrid apostaba por ser la sede olímpica de los Juegos de 2012.
El príncipe monegasco hizo la pregunta que «tumbó» la candidatura española: dejó caer que España no sería capaz de garantizar la seguridad de los Juegos habida cuenta de que ETA había estallado un coche bomba en el aparcamiento del estadio de La Peineta.
No contento con esta polémica, Alberto de Mónaco reavivó el fuego esa misma semana interesándose sobre el posible ingreso de Gibraltar en el COI. Fuera legítima su actitud o no, el resultado fue inmediato: las relaciones entre ambas casas reales quedaron en suspenso.
Ningún representante de los Borbones acudió a la ceremonia de entronización de Alberto de Mónaco, que se produjo en noviembre de ese mismo año, y tampoco asistieron a la boda de Alberto y Charlène cinco años más tarde.
Para el primer plantón la casa real no se manifestó, silencio oficial sobre la ausencia. El segundo plantón, el de la boda, resultó aún más sorprendente, porque Felipe y Letizia en calidad de príncipes de Asturias, habían acudido ese mismo año como representantes de la casa real española al enlace de Kate Middlenton y Gillermo de Cambridge.
El rey Juan Carlos se excusó telefónicamente con Alberto II por no asistir a su enlace porque coincidía con un evento programado con Hillary Clinton. Pero a todos les sorprendió que no enviarán a los príncipes de Asturias en su lugar.
Desde el desliz del COI, los reyes nunca han visitado de forma oficial Mónaco. Sí hubo un cálido apretón de manos con Felipe VI en 2016 cuando Alberto de Mónaco visitó en solitario Zarzuela en 2016. Pero su objetivo era presentar a Felipe la delegación española de la Fundación que lleva su nombre, con lo que no quedaba claro si era audiencia de carácter personal u oficial.
A título personal, Alberto de Mónaco y toda su familia han visitado España siempre que han querido ( hasta las cuevas de Altamira han querido visitar); pero visto lo visto desde 2005 podemos afirmar que no existe ninguna posibilidad de ver en algún momento a los hijos de Charlène en la Feria de Abril.
20 de enero-18 de febrero
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