Alecko Papamarkou, el íntimo amigo de los Gómez Acebo que protagonizó el único escándalo de la boda de Marie-Chantal Miller

La boda que unió a Marie-Chantal Miller con Pablo de Grecia se produjo por obra y gracia de un hombre, Alecko Papamarkou, la única persona que, además, no fue invitada a la ceremonia.

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Silvia Vivas
Silvia Vivas

La boda de Marie-Chantal Miller con el príncipe heredero de Grecia, Pablo, fue una ceremonia redonda, el enlace con más royals por metro cuadrado que vivió Londres en los 90. Y toda esa pompa y boato se produjo gracias a un hombre que hizo de celestina, el banquero Alexander «Alecko» Papamarkou, íntimo del patriarca de los Gómez-Acebo y protagonista del único escándalo de la gran boda griega.

Alexander Papamarkou no era un desconocido para la familia real helena. Su propio padre había sido ministro cuando el padre de la reina Sofía aún era el rey del país Mediterráneo. De hecho tampoco era un desconocido para nuestra propia familia real, en el Nueva York en los años 60 se hizo íntimo de Luis Gómez-Acebo , el marido de Pilar de Borbón.

Con el tiempo el millonario griego y los Gómez-Acebo estrecharon aún más sus lazos, haciendo negocios y vida juntos. Alecko Papamarkou se convirtió en el padrino de Bruno Gómez-Acebo, pero también en el creador en 1969 de la sociedad Delantera Financiera, la misma que décadas más tarde relacionó a la hermana del rey Juan Carlos con los famosos Papeles de Panamá.

A Papamarkou se le daba tan bien mimar a la realeza que acabó convertido en el gestor desde Estados Unidos de muchas de sus fortunas. En la década de los 80 creó su propia compañía y para cuando falleció inesperadamente una década más tarde, se calcula que gestionaba unos 3000 millones de dólares.

El día de su muerte los periódicos neoyorquinos se llenaron de esquelas destinadas a destacar su labor filantrópica por encima de sus éxitos financieros. Esfuerzos y donaciones altruistas que siempre llevaban el apellido de su familia.

Por ejemplo, Alecko Papamarkou fundó la Cátedra de Educación Harissios Papamarkou, en honor a su padre, en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. Pero también donó a la biblioteca de la Universidad de Nueva York una colección de valiosos libros bizantinos y medievales en honor de su hermana, Iris Papamarkou, que falleció en 1988.

Pero el motivo por el que pasará a la posteridad este millonario de agenda tan increíble como su patrimonio se encuentra anclado en las páginas de la prensa más rosa y es el papel que jugó en la boda de Marie-Chantal Miller y el motivo que le llevó a perderse un enlace que él mismo hacía orquestado.

Alecko Papamarkou, además de banquero, era un conocedor de la alta sociedad de finales del s. XX. No solo conocía a los herederos del rey Constantino de Grecia, también tenía claro quienes eran y cuánto valían las tres hermanas Miller, Pia, Alexandra y Marie-Chantal , las it girls de los 90.

Desde el principio supo ver que el hijo mayor de Ana María de Grecia, Pablo, sería el match perfecto de una de las riquísimas Miller, y tras la boda de Pía con un Getty tuvo claro que tenía que darse prisa si quería poder ganarse la medalla a matchmaker del siglo.

La fiesta de cumpleaños que el naviero griego Stavros Niarchos dio en Nueva Orleans para festejar el 40 cumpleaños de su hijo Philip le dio la excusa perfecta para que, finalmente, Pablo y Marie-Chantal coincidieran. Aunque la rubia heredera estuvo a un tris de no acudir a la cita, finalmente el plan de Papamarkou, que incluía que ambos jóvenes se sentaran juntos, se cumplió a la perfección: hubo flechazo.

En menos de año Marie-Chantal Miller y Pablo de Grecia se casaron. Para reconocer el papel que Alecko Papamarkou había cumplido en el idilio, la familia real griega le pidió que fuera el padrino de Marie-Chantal en su ceremonia de conversión a la religión ortodoxa. Pero a pesar de sus esfuerzos, Alecko no fue invitado, finalmente, a la boda que él mismo había propiciado.

Vídeo. Marie-Chantal Miller: así pasó de ser millonaria a convertirse en princesa de Grecia

Cuenta la leyenda gossip que además de reconocimiento y gratitud Alecko le pidió al rey Constantino una compensación económica por el éxito de sus servicios como celestino, al fin al cabo había conseguido una novia con 200 millones de libras de dote al primogénito de un monarca exiliado. La bronca que vino tras esa conversación fue el motivo por el que Alecko no recibió su invitación a la boda royal más fastuosa de los 90.

Tiempo después el enfado real ya se había diluido, y el mismo año en el que Alecko falleció de un ataque al corazón, en 1998, era posible ver juntos a los monarcas griegos y al banquero en todo tipo de eventos.

De hecho, un año antes, en 1997, Ana María de Grecia y su marido no dudaron en acudir a la fiesta que Alecko organizó para sus amigos londineses en el Ritz. Eso sí, no ha trascendido si en aquella ocasión el banquero también estaba poniendo a prueba sus labores de casamentero.