Harald y Sonia de Noruega, visitando una exposición, en una imagen retrospectiva. /
El timing no puede ser más idóneo para blanquear a una casa real noruega que no atraviesa su mejor momento. Se acaba de estrenar en Amazon Prime la serie The Commoner (La plebeya) en la que se cuenta una versión romantizada de la historia de Harald y Sonia de Noruega , ideal para trasladar el foco a una etapa pretérita de la familia en la que todo parecía propio de un cuento de hadas.
Los tiempos han cambiado y mucho. A los escándalos propiciados por su hija Marta Luisa de Noruega con el controvertido chamán Durek Verrett, debemos sumar lo incómodo que era para la monarquía el fallecido ex marido de la princesa , Ari Behn, que en sus años de divorciado realizaba declaraciones nada edificantes. Sus decisiones sentimentales y el uso comercial de su posición han erosionado considerablemente a la institución.
La gota que colmó el vaso en los últimos meses ha sido el comportamiento de Marius Borg , hijo de Mette-Marit, cuyo futuro judicial está por determinarse. Muy lejano quedó también el mea culpa que tuvo que entonar su madre por un pasado un tanto errático que a priori no la convertían en la candidata idónea para casarse con Haakon de Noruega, el príncipe heredero.
Harald, con una salud maltrecha, ha tenido también sus escándalos, aunque de menor magnitud que los de sus vástagos. El último, su controvertido viaje a Malasia para celebrar su cumpleaños del que nadie parecía estar informado y que le granjeó grandes críticas en su país. Sobre todo por el elevado coste que supuso su traslado urgente a Noruega en un avión medicalizado, después de que se le implantara un marcapasos.
La mencionada serie de televisión llega como un bálsamo para una familia real que ha alimentado la leyenda de la historia de amor entre el príncipe y una plebeya que no era aceptada Olaf V de Noruega. El rey, que gozó de una enorme popularidad, puso en el camino de Harald a otras candidatas, a su entender, de mayor fuste para casarse con él. Alexandra de Kent, Margarita de Suecia, Benedicta de Dinamarca, Tatiana Radziwill e Irene de Grecia, entre otras, fueron tentadas para emparejarse con el futuro rey de Noruega.
La serie hace especial énfasis en el intento de Olaf V y la reina Federica de Grecia en su intento de que floreciera una historia de amor entre la ahora reina Sofía de España y Harald de Noruega que no fructificó. Sin embargo, las miras del príncipe estaban puestas en Sonia Haraldsen, hija de un rico comerciante de la capital noruega a quien conoció por un amigo común en junio de 1959, aunque ya se había producido un encuentro previo cuando eran niños.
Harald y Sonia de Noruega, una pareja inquebrantable. /
Sonia Haraldsen fue invitada a la velada de graduación de Harald de Noruega en la Academia Militar, donde fueron fotografiados por primera vez. Desde entonces tuvieron que vivir varios años en secreto su historia de amor. En la serie se muestra al príncipe como un hombre falto de confianza, pero lo cierto es que su intensa mirada azul causaba estragos entre las cortes europeas y está por verse si la serie se ajusta exactamente a la vida sentimental del monarca en su juventud. Especialmente en su paso por Oxford, donde en 1960 se convirtió en un atractivo campeón de remo y años más tarde en un consumado deportista olímpico.
Allanaron el terreno de Harald su hermana, la princesa Ragnhild, que se casó en 1953, con el oficial y empresario Erling Sven Lorentzen, lo que supuso un gran escándalo para la época. En 1961 su hija Astrid contrajo matrimonio con un divorciado. Era ya demasiado para el rey Olaf, que incluso llegó a emitir un comunicado en 1964 diciendo que su hijo no se casaría con una plebeya. Cuatro años más tarde contrajeron matrimonio en la catedral de Oslo después de que Harald le amenazara con quedarse soltero.
Harald de Noruega ha acabado siendo buen amigo del rey Juan Carlos I, con quien tantas veces ha coincidido en las regatas de Palma, y sigue gozando de un gran predicamento en su país. Los escándalos de sus hijos le han puesto en tesituras complicadas y el relevo de Haakon llegará en un momento muy complejo para la credibilidad de la casa real noruega.