En Alexandra de Hannover confluyen dos de las líneas dinásticas europeas que más nos enganchan a las páginas del corazón: los excesos de los Hannover y el destino trágico de los Grimaldi del que fue un buen ejemplo su abuela la infeliz princesa de Mónaco Grace Kelly . Su madre es la hermosa y elegante Carolina de Mónaco, que se convirtió en princesa de Hannover gracias a su boda con Ernesto de Hannover, el padre de Alexandra y del que no se tienen imágenes públicas juntos desde hace años (mientras es comúne ver a la joven en imágenes con personas con las que comparte nulo parentesco, como Gareth Wittstock , el hermano de la princesa Charlène). Pues bien, el 20 de julio Alexandra de Hannover ha cumplido un año más y se ha convertido en una princesa pluri titulada en nobleza de 22 años, heredea del pasado deportista y olímpico de su tío Alberto II de Mónaco , y a la que todavía no se la conoce ni un mal gesto, ni un triste escándalo pero sí muchos nuevos proyectos, ¿será casarse el primero de ellos?
Alexandra de Hannover no es como su prima Camille Gobttlieb y no nos deja ni echar un vistazo a su cuenta de Instagram para ver cómo se ha divertido con sus amigos y su novio en una terraza fashion para festejar su cumpleaños. A Alexandra lo que le gusta es estar con su altísimo novio, Ben-Sylvester Strautmann, en el yate de su madre en la Costa Azul.
A Carolina que su hija pequeña quiera pasar tiempo con ella visitando los front row de los desfiles parisinos o saludando desde el balcón del palacio monegasco le parece un sueño. Alexandra es su pequeña y siempre lo será, y su nacimiento vino acompañado de un título de princesa para ella misma que pasó de ser alteza serenísima a alteza real, un título por encima del de su propio hermano aunque ella no gobierne en ningún país (lo que es un buen motivo para no firmar los papeles del divorcio con Ernesto de Hannover).
Cuando Carolina de Mónaco empezó su idilio con el príncipe Ernesto, este estaba casado con otra mujer. El embarazo de Carolina precipitó la boda civil (ya que no se podían casar por la iglesia) que uniría a los Grimaldi y los Hannover en una misma persona: Alexandra.
La debilidad de Carolina por su hija pequeña es manifiesta y hay más fotos tiernas de ellas juntas que de Carolina sonriendo con nadie más de la familia. No hay que olvidar que cuando la princesa de Mónaco crió a sus otros hijos (Andrea, Carlota y Pierre) a resguardo de la prensa en la Provenza estaba intentado superar el duelo por la muerte de Stefano Casiraghi. En cambio la llegada al mundo de Alexandra fue una auténtica bendición para todos.
Por eso no duda en prestarle a la veinteañera el yate que Stefano Casiraghi le regaló para que disfrute con su novio, se ha pasado su infancia asistiendo en primera fila a todos los eventos deportivos de «la niña» (exhibiciones y competiciones de fútbol y patinaje artístico incluidas) y quiere amadrinar su intento de dedicarse al mundo de la moda con el que Carolina tiene muy buen contacto. De hecho, gracias a su madre Aexandra de Hannover pudo asistir a su primer desfile de Chanel con tan solo 12 años. Que además Alexandra no haya dado nunca un mal titular ayuda bastante a que toda su familia, tíos, hermanos y primos, la adoren.
Después de estudiar Ciencias Políticas y Filosofía en Nueva York, en 2020 Alexandra confesó en Telva que ella, lo que realmente quiere, es ser personal shopper y aspira a tener una vida normal. Aunque muchos apuntan a que va a ser su prima, Pauline Ducruet, la siguiente Grimaldi que va a pasar por el altar (al fin y al cabo tiene ya 27 años, cinoc más que Alexandra), el hecho de que el noviazgo de Alexandra siga intacto desde los 17 años también ha dado que hablar.
Este año tanto ella como su novio han asistido juntos a las grandes citas sociales de Mónaco, ¿se podría interpretar como una presentación oficial antes de anunicar un compromiso? Su propia madre pasó por el altar con tan solo 21 años (y Alexandra acaba de cumplir ya 22), ¿será este el año en el que la hija más pequeña de Carolina de Mónaco dé algo de qué hablar?
20 de enero-18 de febrero
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