Beatrice Borromeo y Pierre Casiraghi son embajadores de Dior. /
Son la encarnación de la elegancia clásica mediterránea, con un pie en Milán y otro en París. Y la 'power couple' monegasca que mejor representa el viejo glamour de la era Grace Kelly. Beatrice Borromeo y Pierre Casiraghi son los embajadores ideales de cualquier 'maison' de moda, pero solo Dior puede contar con ellos en su 'front row' . Lo que cuesta que salgan de su hogar merece la pena: en su aparición en la Semana de la Moda de París parecían recién llegados del planeta perfección.
El casi príncipe y la casi aristócrata no suelen frecuentar fiestas de famosos o alfombras rojas, más allá de la causa común familiar por realzar la maltrecha fama del Principado de Mónaco. Esto significa que podemos verles, siempre con los mejores looks , en el Baile de la Rosa, el Gran Premio de Mónaco y el Día Nacional, pero no mucho más. En realidad, la vida de Beatrice y Pierre no puede ser más privada.
Borromeo y Casiraghi se casaron en 2015, en una doble boda celebrada en Mónaco y en el lago Maggiore que aún no ha sido superada en glamour y buen gusto por ninguna otra pareja aristocrática europea. Los novios de la alta sociedad se hicieron de rogar, pues vivieron sin pasar por el juzgado durante seis años. Hoy podría decirse que su matrimonio se ha estabilizado, gracias también a dos niños, Stefano (6) y Francesco (5).
Poco se sabe de su residencia habitual, aunque Beatrice, periodista y autora de un documental para Netflix , ha dejado caer en alguna que otra entrevista que la familia pasa bastante tiempo en una granja en el sur de Francia, donde crían sus propios animales. Además, son residentes en Montecarlo, suponemos que en algún gigantesco ático o mansión con acceso a playa privada.
Beatrice Borromeo y Pierre Casiraghi se casaron en 2005 y tienen dos hijos, Stefano y Francesco. /
Eso que Beatrice Borromeo llama «una granja en el sur de Francia» puede ser una gran propiedad con castillo medieval de 900 metros cuadrados incluido en la región de Mons, a 100 kilómetros del Principado de Mónaco y al pie de los Alpes. Les costó en 2020 4 millones de euros y tiene 120 hectáreas de terreno, es decir, 1.200 kilómetros cuadrados.
La idílica vida familiar de los Casiraghi-Borromeo no es de color de rosa, sino dorada como su éxito. Todo lo que les rodea es perfecto, quizá porque su cuota de infortunio familiar quedó cubierta en su infancia, a tiempo para marcarles para toda la vida. En el caso de Pierre, la tragedia fue además de dominio más que público: fue noticia global.
En 1990, Stefano Casiraghi falleció en un accidente en el mar, mientras participaba en una carrera de lanchas rápidas. Dejó viuda a Carolina de Mónaco y huérfanos de padre a Carlota, Andrea y él mismo, el pequeño de la casa. Solo tenía 3 años, pero la sombra de esta tragedia marca su biografía ya para siempre. Y explica que su gran afición hoy, a pesar de todo, también sea la velocidad.
Quizá por resucitar un recuerdo que no pudo tener, pues era demasiado pequeño para haberlo atesorado, Pierre Casiraghi parece haber ido construyendo su vida c on los mismos mimbres que su padre. De hecho, se ha convertido casi en una réplica, y no solo porque la legendaria elegancia de Carolina es comparable a la de Beatrice Borromeo.
Pierre Casiraghi ejerce de hombre de negocios a imagen y semejanza de Stefano. De hecho, es accionista mayoritario de Engeco, la constructora monegasca fundada por su padre en 1984 y que preside su tío, y también de Monacair, una compañía de transporte en helicóptero. Además, está en el comité ejecutivo del Monaco Yatch Club y organiza varias actividades benéficas a través del mundo.
Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo no suelen frecuentar las alfombras rojas, más allá de las fiestas señaladas en el calendario oficial de los Grimaldi en Mónaco. /
Sin embargo, lo que más inquieta de su parecido con su padre es su afición a la velocidad, un 'hobby' que no disuadió el accidente mortal de Stefano. Pierre Casiraghi participa en carreras de lancha rápida, como su padre, y en otros tipos de regatas de velocidad con distintas embarcaciones. También acompañó a Greta Thunberg en su singladura de Europa a Nueva York, para participar en una convención sobre Cambio Climático de Naciones Unidas.
La desgracia familiar que marcó la infancia de Beatrice Borromeo no es tan trágica, pero definitivamente puede marcar la vida de una niña. No es solo que sus padres, Carlo Borromeo y Paola Marzotto, no estuvieran casados cuando ella vino al mundo, sino que su progenitor mantenía otra relación paralela con la modelo alemana Marion Zota, con la que además sí se casó. De hecho, ya tenían dos hijas cuando Paola hizo su aparición.
A ojos de la alta sociedad, Paola Marzotto fue siempre la amante del conde de Arona, un estatus que afectó además a sus hijos. Por suerte, los Marzotto tenían también credenciales aristocráticas y un estatus financiero importante en el textil italiano y Beatrice pudo escapar a la etiqueta de ilegítima. De hecho, desde que se anunciara su noviazgo con Pierre Casiraghi ni se menciona.