Nadie pudiera haber imaginado que Camilla, la mujer que jamás quiso ser reina , terminaría sustituyendo al mismísimo jefe de Estado y de la Iglesia. Todo lo que le ha pasado a la familia real británica en los últimos seis meses parece más una ficción de televisión que la realidad. Dicen que Camilla Parker-Bowles no se veía a sí misma como monarca cuando tenía veinte años. A los setenta quizá pensó que la carga le resultaría más leve.
Desde la coronación de Carlos III y su reconocimiento como reina, las críticas a la disposición para el trabajo de Camilla han sido constantes. Se hecho, trascendieron algunas quejas que la monarca consignó cuando la agenda oficial se cargaba demasiado de eventos y no podía disfrutar de su tiempo libre en el campo ni compartir fines de semana con su familia. Cayeron mal, claro, y en muchos titulares la acusaron, directamente, de vaga.
Todas esas críticas se han despejado en las últimas semanas, con el anuncio del cáncer que sufre el rey Carlos y su baja obligada por el tratamiento que ha de seguir. La reina Camilla ha tenido que sustituir al monarca, sin toda la ayuda que podría haber recibido del príncipe Guillermo, ocupado con su propio drama familiar con la enfermedad misteriosa de Kate Middleton y los problemas de comunicación que ha conllevado. En sus primeros días como repuesto de Carlos III fue celebrada casi como una heroína.
La buena prensa, claro, no duró. Tras una última semana en la que la reina Camilla tuvo que cumplir con 13 actos oficiales, la monarca solicitó un receso. ¿Vacaciones en el peor momento? Eso parece y, además, en Ciudad Real, según contó la periodista Marisa Martín Blázquez en el programa 'TardeAR'. Parece que la monarca acudió para participar en una cacería de perdices.
De vuelta en Reino Unido, con su agenda de nuevo repleta de eventos sociales, Camilla Parker Bowles ha tenido que leer en la prensa, en la prensa de prestigio que representa 'The Telegraph', la peor advertencia de futuro posible. Si la reina soñaba con una jubilación dorada o, al menos, con una progresiva disminución de obligaciones y responsabilidades, los augurios parecen dictar lo contrario. Sobre todo si el destino quiere que sobreviva al rey Carlos III.
Hugo Vickers, uno de los analistas de la casa real británica más expertos y veteranos, apunta las similitudes en la posición de la Reina Madre, la reina Isabel Bowes-Lyon (madre de Isabel II), y de la reina Camilla. Aquella fue el máximo apoyo y la figura sustituta del rey Jorge VI cuando estaba enfermo, cosa que era habitual. Lo mismo que le ocurre ahora a Camilla Parker Bowles. Tanto Carlos III como Jorge VI mantenían su autoridad en privado y sus reuniones al más alto nivel, pero de cara al público las jefas de Estado visibles son ellas.
Con el fallecimiento del rey Jorge en 1952 y la ascensión al trono de Isabel II, la Reina Madre se convirtió en el mascarón de proa de la familia real y la persona que dio continuidad y estabilidad a la jovencísima monarca. Su trabajo como Reina Madre fue tan intenso como el que desempeñó cuando era reina, una vez que el primer ministro Churchill la sacó de su depresión de viuda. En 1953 y 1954, durante la extensa gira por la Commonwealth de Isabel II, la Reina Madre actuó como consejera de Estado y cuidó de sus nietos, Carlos y Ana.
«Ahora mismo, se espera mucho de la reina Camilla», escribe Vickers. «Como sucedió con la Reina Madre, Camilla no solo debe ejercer como el rostro público de la monarquía, sino que ha de enfrentarse a todo lo que ocurre en el terreno privado. Tiene un esposo que padece un tratamiento. Debe sentirse decepcionado, incluso deprimido por este revés del destino, sucedido además poco después de llegar al fin al trono. Qué será de sus planes y objetivos, detenidos por las circunstancias».
La perspectiva no puede ser más agotadora para la reina Camilla, una aristócrata que jamás tuvo la más mínima intención de soportar nada que no fuera su merecido buen vivir. De hecho, en el documental 'Charles: On His Own Words' se relata cómo las muchas aventuras sentimentales de la joven Camilla explican que no se casara con Carlos . Su hijo, Tom Parker Bowles, desveló en varias entrevistas en presa que su madre «jamás quiso ser reina, solo casarse con el hombre que amaba».
A Camilla, sin embargo, se le acumulan ahora las responsabilidades públicas y privadas. Y en la fatalidad de que se quedara viuda, su labor en The Firm (así llaman a la monarquía británica) resultaría aún más importante que ahora, dada la mínima familia que puede colaborar con el príncipe de Gales y futuro rey. De personaje lateral que se quiso meramente decorativo, Camilla ha pasado a convertirse en la pieza clave de la familia real británica. Qué capricho del destino.
20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
¿Qué me deparan los astros?