La discreta vida amorosa de Carlos Fitz-James Stuart, duque de Alba: un divorcio polémico con Matilde Solís y un romance intermitente con Alicia Koplowitz

El discretísimo duqeu de Alba, CArlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo se casóy divorció de Matilde Solís, madre de sus hijos, hace años. Desde entonces les es fiel a otra mujer,la empresaria Alicia Koplowitz.

El duque de Alba y alicia Koplowitz. / gtres

Elena Castelló
Elena Castelló

Carlos Fitz-James Stuart Martínez de Irujo (que tuvo un boda y una muy difícil separación con Matilde Solís ) es el mayor de seis hermanos –Alfonso, Jacobo, Fernando, Cayetano (todo sobre su novia Bárbara Mirján, aquí) y Eugenia– y ahora, tras la muerte de su madre en 2014, a los 73 años, se ha convertido en el XIX Duque de Alba y en la cabeza de una de las casas nobles más importantes de España, gestor de uno de los patrimonios históricos más ricos de Europa y una herencia millonaria.

Los palacios, las obras de arte y los documentos históricos forman parte de la Fundación Casa de Alba. En los últimos años, ha mostrado una gran firmeza, adoptando decisiones para mantener la Casa que no gustaron a algunos de sus hermanos. Es un hombre de gesto amable, pero serio, extraordinariamente discreto, y un padre pendiente de sus hijos, Fernando Fitz-James Stuart, duque de Huéscar y Carlos Fitz-James Stuart, conde de Osorno, con los que mantiene una muy buena relación. Las bodas de ambos han sido la ocasión de ver a los Alba reunidos.

El mayor, Fernando, se casó con Sofía Palazuelo, en octubre de 2018, y han tenido una niña, Rosario, futura duquesa de Alba. Y el segundo protagonizó el pasado mes de mayo el enlace del año con Belén Corsini, perteneciente a una de las estirpes empresariales más importantes de España

Una de las decisiones más controvertidas del actual Duque de Alba fue la de abrir al público los principales Palacios de la familia: el de Dueñas, en Sevilla, fue el primero, y luego siguieron el de Liria, en Madrid, y el de Monterrey, en Salamanca. En los dos primeros sigue estando cerrada la parte privada. El Duque vive en Liria. Su objetivo ha sido modernizar el Ducado, uno de los que tiene asociados más títulos de España, al tiempo que conserva su patrimonio y lo hace rentable. Tras el espíritu popular y abierto de la XVIII Duquesa, Carlos ha impuesto un aire extremadamente discreto y un estilo profesional. Pero, a pesar de las discrepancias, todos los hermanos acudieron a las dos bodas de los hijos del Duque (donde la madre de ambos, Matilde Solís fue la madrina mejor vestida ), ambas celebradas en el Palacio de Liria. Solo faltó Cayetano a la segunda por motivos de salud.

Carlos Fitz-James fue educado por su madre para heredar el título y conservarlo, mientras sus otros hermanos tenían libertad para elegir caminos muy distintos, lejos de la responsabilidad del primogénito, relacionados con la alta competición deportiva, la empresa o la actividad editorial. Estudió en el colegio Santa maría de los Rosales, el centro al que acude la infanta Sofía y en el que se formó su padre, Felipe VI, y luego se licenció en Derecho en la Universidad Complutense. Su padre fue Luis Martínez de Irujo y Artázcoz, hijo de los duques de Sotomayor y marqueses de Casa Irujo, y él invirtió el orden de sus apellidos, igual que hizo su hermano Jacobo, para preservar los de su madre. Ostenta 39 títulos nobiliarios, 14 de ellos con Grandeza de España, entre ellos el de Duque de Berwick, el de conde-duque de Olivares, el de Conde de Lemos o el de marqués de San Leonardo.

Carlos es un hombre sosegado, pero si hay algo que le puede irritar es que la prensa le pregunte por la relación con sus hermanos y agite los vientos de la discordia, especialmente cuando se celebra la misa en recuerdo de Cayetana, a la que no siempre acuden todos los Alba.

El duque, el día de su boda con Matilde Solís. / gtres

Al XIX Duque de Alba no se le han conocido relaciones tras su divorcio de la sevillana Matilde Solís-Beaumont, hija del marqués de la Motilla, una de las familias más importantes de Andalucía y la madre de sus dos hijos, Fernando y Carlos Fitz-James Stuart, con la que mantiene una cordial relación. Su matrimonio, celebrado en 1988 en la Catedral de Sevilla, y uno de los acontecimientos sociales de aquel año, fue, sin embargo, infeliz por los problemas psicológicos que padecía Matilde en aquella época y que la llevaron a un intento de suicidio, del que algunos medios con afán sensacionalista llegaron a culpar al entonces Duque de Huéscar.

El escándalo llenó las portadas, incluso después de la separación, que llegó en 2004. En los últimos años, la exduquesa de Huéscar ha revelado públicamente sus problemas de depresión, que padecía desde muy joven, y los abusos sexuales que había sufrido por parte de su psiquiatra, un conocido profesional sevillano, a quien denunció junto con otras pacientes.

Desde aquel divorcio, Carlos es soltero. Se le relacionó, en 2017, con la empresaria italiana, de 54 años, afincada en Londres Silvia Bruttini. Parece que el romance surgió en Sotogrande, durante el verano, y luego se les vio pasear en coche de caballos por el Real de la Feria de Abril. Él siempre calificó los rumores de «tonterías» y dijo de ella que era una «amiga».

La novia de duque de Alba, Alicia Koplowitz

Pero sí hay una mujer en la vida del actual Duque de Alba que ha ocupado un lugar especial, aunque su relación no acabara en matrimonio. Esta fue la empresaria Alicia Koplowitz . Carlos y Alicia son amigos desde muy jóvenes y fueron novios durante un corto periodo de tiempo en su juventud. Desde entonces mantienen una relación muy estrecha. Durante mucho tiempo esta relación dio que hablar y se aseguró que eran pareja, incluso que iban a contraer matrimonio. Fue entre 2004 y 2006 cuando parece que la amistad se convirtió en noviazgo. La casa de Alba nunca confirmó estos hechos y llegó incluso a emitir un comunicado en 2005 para desmentir esa boda, un desmentido que, de alguna manera, confirmaba la situación.

El duque de alba y Alicia Koplowitz en los Premios Princesa de Asturia. / getty images

«Entre sus planes no se ha contemplado, por ahora, la idea de contraer matrimonio», decía el texto, que ponía fin a dos años de especulaciones. El duque tenía entonces 58 años y la empresaria, 54. Ella se había separado, en 1991, del financiero Alberto Cortina tras un sonado escándalo en el que salió a la luz que él mantenía una relación adúltera con la entonces marquesa de Cubas, Marta Chávarri . De ese matrimonio con Cortina nacieron tres hijos –Alberto, Pedro y Pelayo–

Muchos allegados aseguraban que Carlos y Alicia acabarían casándose. Unas fotos tomadas en París, a donde habían viajado para celebrar el cumpleaños del Duque, y donde Alicia tenía una casa en ese momento, dejaban claro que su amistad era «algo más». Después, se les vio entrando juntos en coche en el palacio de Liria. Parece que se veían en casas de amigos y en alguna de sus fincas para mantener la relación alejada de los medios. La propia Duquesa de Alba aprobó públicamente la relación, de ahí el comunicado, aunque después se negó a contestar ninguna pregunta relacionada con el asunto.

Muchos años después, en 2016, el Duque habló, sin embargo, abiertamente de su relación en la revista «Vanity Fair», reconociendo el noviazgo, aunque no sus planes de boda. «Conocí a Alicia a los 16, siempre me gustó mucho», aseguraba el actual duque de Alba. Y reconocía abiertamente la relación.

«Mantuvimos una relación sentimental de varios años, aunque intermitente. En serio estuvimos unos tres años, con sus altibajos. Ella se separó en el 89 y empezamos a vernos dos o tres años más tarde. Hubo momentos maravillosos, pero nunca nos gustó que se hablara de nuestra vida privada». Parece, sin embargo, que retomaron su «relación intermitente» en 2014 y se les ha visto a menudo cenar en Madrid y Sevilla. El pasado mes de octubre Alicia estuvo entre los contados invitados a una comida que celebró el Duque en el Palacio de Liria y a la que invitó a la reina emérita y a su hermana Irene . Y parece que estuvo sentada junto al Duque en el banquete de boda de los duques de Huéscar.

A Alicia Koplowitz se la ha relacionado, en los últimos años, con el aristócrata portugués Miguel Paes do Amaral, descendiente del marqués de Pombal experto piloto de carreras y uno de los empresarios más influyentes de Portugal. Pero parece que la relación no llegó a más.