CUMPLEAÑOS ROYAL AMARGO

Carlos III cumple 75 años sin nada que celebrar: fracaso como padre y como rey, y con su hijo Guillermo haciendo campaña para sucederle

Carlos III comienza a aterrizar en la realidad tras un 2023 histórico en el que, por fin, se coronó. En su 75 cumpleaños, comienza a ver que reinar no va a ser exactamente como pensaba.

El rey Carlos III con la mujer más importante en su vida, después de la reina Camilla: su hermana, la princesa heredera Ana, vestida con uniforme militar como protectora del monarca o 'Gold-Stick-in-Waiting'. / D.R.

Elena de los Ríos
Elena de los Ríos

Este podría haber sido el cumpleaños más feliz de Carlos III, el hombre que nació para ser rey y que no lo consiguió hasta los 74. Un año después, en su 75 cumpleaños, el monarca ya puede hacer un minúsculo balance de su reinado que, probablemente, no le devuelva las expectativas de satisfacción que habrían de compensar tantas décadas de frustración. Para resumir: todo indica que Carlos ha pasado de la frustración al fracaso.

La situación es decepcionante, pues Carlos III asumió su Coronación con el empuje de un joven príncipe y el objetivo de ganarse el favor de los británicos. Lo que de momento ha logrado es una situación de estancamiento en la que su popularidad y la de la reina Camilla, criticada por ciertos sectores de la prensa por «vaga», ronda el 50%. Son los príncipes de Gales, Guillermo y Kate, los que arrasan en las encuestas.

En su 75 cumpleaños, el rey Carlos habrá de reconocer que el poder y privilegio real que soñó para sí mismo no resulta tan deslumbrante como había pensado. De hecho, gran parte de su incapacidad para visibilizarse como ese monarca decisivo que siempre quiso ser tiene que ver con los límites que impone sentarse en el trono británico. En realidad, no es omnipotencia lo que se gana, sino limitaciones. De hecho, ya ha tenido que asumir recortes para reducir el coste de la Corona.

En su primer años en el trono y en su 75 cumpleaños, Carlos de Inglaterra se analiza ya como una figura fracasada, al menos en dos aspectos importantes en su biografía: el personal y el profesional. En el personal, obviamente, hay que anotar la nula relación que mantiene con su hijo menor, Harry. Este ni siquiera recibió una llamada de teléfono de su padre el día de su 39 cumpleaños , que coincidió durante la celebración de los Juegos Invictus en Düsseldorf.

El rey Carlos y la reina Camilla, en su reciente viaje de Estado a Francia. FOTO: INSTAGRAM OFICIAL CASA REA BRITÁNICA.

Aunque el monarca británico le invite formalmente a todos los acontecimientos que se benefician de la presencia de una familia real aparentemente unida, la prensa británica ya ha desvelado que padre e hijo no se hablan. De hecho, el duque de Sussex ha declinado la invitación a acompañarle en su 75 cumpleaños , poniendo sobre la mesa la hipocresía de las relaciones familiares de los Windsor, tantas veces solo importantes de cara a la galería.

Consciente de que su papel como padre puede considerarse un fracaso, el rey Carlos anunció una celebración de su 75 cumpleaños «minimalista». Ayer hubo una fiesta en su residencia de Highgrove, en Gloucestershire, con música en directo e invitados locales de su misma generación. Fue a la hora del té, con lo que la celebración se regó con la bebida nacional británica.

Carlos III fracasó en su primer discurso en el Parlamento

Al fracaso personal que implica su nula relación con su hijo Harry y, por extensión, con sus dos nietos pequeños, se suma el gran fracaso de su misión como monarca, escenificada en su primer discurso ante el Parlamento. Es de dominio público que una de las principales preocupaciones del rey, ya desde sus tiempos como príncipe de Gales, ha sido la sostenibilidad. La causa climática, ha sido, de hecho, uno de sus argumentos de acción principales para la Corona.

El rey Carlos III leyó su primer discurso en la apertura del Parlamento británico, acompañado por la reina Camilla y la habitual pompa de la Corona. / d.r.

Paradójicamente, aquello que debía impulsar su papel como rey se ha convertido en su mayor pesadilla. Si Carlos III se soñó alguna vez líder de la causa climática desde su recién conquistado trono, el gobierno de Rishi Sunak se ha encargado de cortarle las alas y endosarse otro fracaso, esta vez como monarca. En su primer discurso ante el Parlamento, ha tenido que defender el programa de gobierno de Sunak, que incluye un recorte de medidas para la lucha contra el calentamiento global.

En su reciente visita a Francia, la primera como rey, Carlos III se presentó como un 'eco-warrior' más y pidió a Enmanuel Macron más colaboración para luchar contra «el problema existencial más importante de la humanidad». Qué paradoja que su obligación como rey le obligue a suscribir un programa de gobierno que va en la dirección contraria a la que defiende.

Carlos III pretende acabar con el desperdicio de comida

Quizá para compensar este fracaso anunciado, pues difícilmente un rey europeo podrá ejercer de 'woke', en la mañana de su 75 cumpleaños Carlos III lanzará el proyecto con el que planea dotar de sentido a su reinado y ganarse el favor de los británicos: el Coronation Food Project, una iniciativa llamada a reducir el desperdicio de comida. Se trata de recoger lo que desechan o no usan los distintos agentes de la cadena alimentaria para distribuirlo a los bancos de alimentos que surten a las familias necesitadas.

Carlos III impulsa una racionalización que ha de imponerse en todo el mundo, pero que en sí misma no tiene nada de revolucionario. Quizá no un fracaso, pero sí una iniciativa con un déficit de excitación que se evidencia más gracias al trabajo paralelo que está haciendo su hijo Guillermo, ya en plena campaña para su propia sucesión. El príncipe de Gales eclipsa a su padre en las encuestas de popularidad, en la viralidad mediática y en la misión que ya anuncia para su reinado.

Los reyes Carlos y Camilla, entrando en el Parlamento británico para dar comienzo a la legislatura. / d.r.

«Quiero cambiar las cosas de verdad»; dijo Guillermo a la prensa de Singapur, donde entregó los Premios Earthshot: «Quiero ir un paso más allá», recalcó. Parece que el príncipe de Gales pretende ostentar un liderazgo de cambio social más firme y decidido, algo que su propio padre está reconociendo como complicado. De momento, sabemos que una de sus prioridades es terminar con el fenómeno de las personas sin hogar en su país.

Este anuncio del príncipe Guillermo y su creciente actividad tanto a favor de la causa climática como de los más pobres entre los pobres, muchos enfermos mentales, le diferencia inmediatamente del perfil de su padre, lógicamente más conservador. Carlos III ya a tener difícil ser algo más que un rey de transición en la monarquía británica, algo que seguramente ya comienza a tener claro en su 75 cumpleaños. Su papel no será, como soñó, brillante. Tendrá que conformarse con darle el relevo a su hijo, el rey que ya esperan la mayor parte de los británicos.