PAREJA DE ORO
PAREJA DE ORO
El tiempo y el destino es contumaz y Carlota Casiraghi (36 años) va encajando poco a poco en el papel que le asignó su nacimiento. Sus recientes apariciones en la Gala Met dedicada a Karl Lagerfeld y en la alfombra roja del Festival de Cannes lo atestiguan: ya es la primera dama oficiosa de Mónaco y la heredera de su abuela, Grace, y de su madre, Carolina. La filosofía tendrá que esperar: la moda y el glamour la reclama. Y, además, a Dimitri Rassam (41), su marido, le viene de perlas para sus negocios.
El paréntesis intelectual de Carlota Casiraghi, probablemente un deseo de romper con la predestinación que aflige a las herederas de las casas reales europeas, se ha ido disolviendo como un azucarillo en el café caliente. Al final, su medio ambiente natural tiene más que ver con el lujo de la alta costura francesa que con el limitado y precario micromundo de las filósofas feministas. Su ensayo filosófico quedará en anécdota, pero la máxima visibilidad que está logrando en los últimos meses para Mónaco es contante y sonante.
Hacía mucho tiempo que la casa Grimaldi no enviaba a una Casiraghi a un evento internacional y ahora sabemos por qué. La máxima elegancia de Carlota de Mónaco, un bellezón como lo fue su madre, eclipsa sin duda a la triste Charlène, una primera dama abatida que no acaba de cogerle el pulso a la agenda oficial internacional. Su aparición en la coronación de Carlos III en Londres no tuvo buenas críticas. La de Carlota en la Gala Met, justificada en su amistad personal con Lagerfeld y su relación contractual con Chanel, fue un exitazo.
Ni Charlène ni Beatrice Borromeo ni Tatiana Santo Domingo hacen ya sombra a una Carlota preparada para relevar a su madre, Carolina, como heredera del glamour Grimaldi. Ni siquiera su hermana pequeña, Alexandra de Hannover, con doble credencial de princesa, califica para hacerle sombra. Y Carlota parece haber dado un paso adelante en estas últimas semanas. Será la madurez, un hipotético tercer embarazo (hubo rumores de un segundo bebé con Dimitri Rassam) o la evidencia de unas perspectivas económicas florecientes para la pareja.
Tenemos que subrayar la aparición de Carlota de Mónaco y Dimitri Rassam sobre la alfombra roja de Cannes, impecables con esmoquin y pajarita negra y un impactante vestido largo de Chanel, con escote de flores. Esta performance de pareja de oro del Principado es definitiva, aunque en los últimos meses ya habían ensayado su proyección conjunta en citas mucho más significativas, como los eventos públicos de celebración del Día Nacional del pasado 19 de diciembre.
El Día Nacional de Mónaco suele ser uno de los pocos eventos de la agenda oficial del Principado que reúne a todos los Grimaldi. Y, además, el único en el que Dimitri Rassam acepta jugar el papel de consorte al lado de Carlota Casiraghi, cada vez más primera dama oficiosa. En realidad, el productor de cine prefiere apartarse totalmente del universo royal en el que su esposa tiene cada vez más ascendiente. Una relevancia que, sin embargo, sí aprovecha para sus negocios, como prueba su aparición conjunta en Cannes.
No es que Dimitri Rassam necesite del empujón royal que puede otorgarle su matrimonio con Carlota de Mónaco, pero digamos que tampoco le viene nada mal. Si ella se ha coronado como una de las royals más elegantes del panorama global, él puede presumir de haber producido un nuevo taquillazo del cine francés: 'Los tres mosqueteros, D'Artagnan', una nueva versión del clásico con Vincent Cassel y Eva Green.
Aún sí, el apoyo entre ambos no es exactamente mutuo: él no la acompañó al obligado Baile de la Rosa, pero ella sí ejerció de consorte en Cannes, el territorio de su marido. «Estoy muy orgulloso de mi esposa. Sé que esto no suena muy original, pero ella me apoya y eso es algo muy importante para mí», admitió él en una reciente entrevista en el programa de la televisión francesa 'Quelle époque', donde acudió a promocionar su película.
«Sé que las cuestiones sobre mi matrimonio no son banales. Entiendo que pueda resultar interesante. No voy a hacerme el sorprendido y preguntar el por qué pero, la verdad, es que a mí me gusta marcar la frontera entre lo íntimo y lo que pertenece a la esfera pública», zanjó. Evidentemente, Dimitri Rassam se esfuerza por desvincularse de los Grimaldi para ganar credibilidad como productor. Sin embargo, ha de admitir que estar casado con Carlota de Mónaco también revierte en sus películas.
¿Por qué si hizo una gira de promoción del filme por toda Europa en la que le preguntaron, una y otra vez, por su esposa? Y, efectivamente, el factor atractor de la pareja del oro del Principado de Mónaco funciona, porque la película ha superado los tres millones de espectadores solo en Francia. Un bombazo de taquilla en toda regla que hará de oro al productor.