CUMPLE 72 AÑOS El misterio de la desaparición de Carmen Martínez-Bordiú: un romance rompedor, el efecto Greta Garbo y una providencial herencia

Fue la reina de las portadas desde su primera boda, en 1972 y con el malogrado duque de Cádiz, Alfonso de Borbón . Carmen Martínez-Bordiú (que el 26 de febrero ha cumplido 72 años) no dejó de servir contenido excitante e interesante a lo largo de tres décadas, en las que presenciamos romances, tragedias, vacaciones, fiestas y dos bodas más. También observamos sus relación con sus hermanos, como la boda de Mariola Martínez-Bordiú . Sin embargo, desde 2017 sus apariciones públicas son contadas. Contadísimas. ¿Cuál es la razón de esta misteriosa desaparición?

En 2010 y a propósito de su autobiografía Cumple años, gana vida (Espasa), Carmen Martínez-Bordiú nos regalaba uno de sus últimos titulares bomba: «El sexo te da libertad». Carmen se rebeló contra su familia, su educación y hasta contra su época. «Al final, todo se reducía a ser una buena esposa y una madre ejemplar», escribió. «Es decir, una mujer decente. Preservar los valores morales bajo una conducta intachable. Una moralidad impuesta que nada tiene que ver con mi personalidad».

«Ha vivido como una reina sin serlo», dijo de ella Bertín Osborne, cuando Carmen Martínez-Bordiú acudió a su programa en 2015. «A mí la gente nunca me ha importando nada» , dijo allí, defendiendo vivir la vida a su manera. Fiel a su naturaleza, Martínez-Bordiú ha hecho de siempre de su capa un sayo. Salió todo lo que pudo mientras le apeteció y, ahora, ya no sale. Quizá hasta se esconde, en Portugal.

Carmen Martínez-Bordiú vive un romance con Tim McKeague, coach emocional 34 años menor, al que conoció el verano de 2016. Existen dos versiones sobre su encuentro. En la oficial, él ya trabajaba para un amigo. «Tim me ha ayudado en un momento muy delicado en el que estaba muy mal», contó ella. En la oficiosa, la ex duquesa de Franco viajaba en el yate del millonario Carlos Mattos cuando recalaron en Saint Tropez y conoció a su barbudo por la calle. Se lo subió al barco como polizonte de lujo y hasta hoy.

Desde 2019, Carmen Martínez-Bordiú y Tim McKeague viven felices en Sintra, en un chalet de 600 metros cuadrados y otros 2.000 de parcena, a orillas de mar y con piscina climatizada. Dicen que a Tim no le hacen gracia las ciudades, que prefiere vivir en contacto con la naturaleza, de ahí el alejamiento de Carmen Martínez-Bordiú de cámaras y focos. En esta pequeña localidad situada a las afueras de Cascais, la pareja hace vida vacacional: ella practica senderismo y él, surf.Tienen salud y amor, y el dinero tampoco es problema.

Portugal es destino preferente de las grandes fortunas por su régimen fiscal: permite que las personas con estatuto de residentes no habituales paguen una tasa fija del 20% del impuesto de renta. Un alivio para Carmen Martínez-Bordiú, que en 2018 fue condenada a pagar a Hacienda 525.063 euros que dejó de abonar en sus declaraciones de 2007 y 2008.

Carmen Martínez-Bordiú jamás tuvo un trabajo convencional, aunque su constante presencia en las revistas la convirtió en una influencer 'avant la lettre'. Ella misma orquestaba sus exclusivas cuando necesitaba efectivo, aunque la fortuna familiar siempre la respaldó. «¿De qué vives?», le preguntaba Bertín Osborne en 2015. «Un poquito de 'Hola', un poquito de la televisión… De eso vivo», confesó.

Todo cambió en diciembre de 2017, con el fallecimiento de Carmen Franco. Los siete hijos de la duquesa de Franco pactaron silencio total mientras se resolvía la herencia materna, que repartió entre 500 y 600 millones de pesetas y hasta 25 propiedades inmobiliarias. Carmen Martínez-Bordiú había acudido a Sábado Deluxe unas semanas antes de su desaparición, para conceder una entrevista por la que recibió 25.000 euros. La herencia de su madre le permite hoy no verse obligada a dar entrevistas nunca más.

El silencio era necesario, pues los Franco debían disputar al Estado la propiedad de inmuebles tan icónicos como el pazo de Meirás. Los Franco perdieron su residencia gallega de verano y, ahora, deberán luchar también por el palacio de Cornide, en A Coruña, valorado en 5.5 millones de euros, y por las dos estatuas del Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela que continúan en manos de la familia.

El reparto de la herencia entre los hermanos se hizo efectivo en 2019, justo cuando Carmen Martínez-Bordiú y su novio se mudaron a Portugal. Parece que la matriarca lo dejó todo atado y bien atado, probablemente para que no hubiera disputas entre los hermanos. Todavía un mes antes de morir hizo cambios en la gestión de algunas de sus sociedades, en las que Francis Franco, su hijo mayor, no tenía ningún puesto ejecutivo. Eso sí: su legado los convirtió a todos en millonarios.

«Solo pido que todo el mundo se olvide de mí. Quiero desaparecer», decía Carmen Martínez-Bordiú a la revista Hola, para explicar por qué no se la veía tan a menudo como antes. Este mensaje un tanto desesperado, con ese deseo de desaparecer del mapa tan crudamente expresado, disparó la sospecha. ¿Sufre la ex duquesa de Franco (perdió el título en 2022 por la Ley de Memoria Histórica) el síndrome de Greta Garbo? Recordemos: la diva de Hollywood no quiso mostrarse avejentada y se esfumó a los 36 años.

Evidentemente, no es lo mismo 68 años que 36, pero la sospecha de que Carmen Martínez-Bordiú prefiere vivir su vejez en la intimidad es grande. Con 64 años, ya se quejaba amargamente de que las revistas pusieran su edad. «Me gustaría tener unos añitos menos, pero todas las revistas ponen la edad que tengo. Yo me encuentro muy bien, muy segura de mí misma pero caray…», se quejaba.

«Cuando te dicen 'la sesentona adolescente' o esas revistas se empeñan a poner la edad... ¿A santo de qué? Francamente lo encuentro de mala educación, Las personas tienen la edad que representan. ¿Qué más da? Es el espíritu y es la actitud lo que cuenta».