Por qué Carolina de Mónaco, Estefanía y Alberto se llevan mejor desde que Charlène está en África (y no paran de salir juntos en las fotos)

La ausencia de la princesa Charlène de Mónaco ha dejado un vacío que han ocupado rápidamente las hermanas del príncipe Alberto, la princesa Carolina de Hannover y la princesa Estefanía. En este momento los hijos de Grace Kelly posan juntos ante las cámaras más unidos que nunca... tan unidos que ha dejado claro que cuando Charlène sí está, ellas desaparecen. ¿Tan mal se lleva Charlène con sus cuñadas?

Según la prensa rosa, Charlène y Carolina de Mónaco no se llevan bien. Si quieres ver las tendencias de otoño que ya vistió Carolina de Mónaco, pincha en la imagen/gtres

Según la prensa rosa, Charlène y Carolina de Mónaco no se llevan bien. Si quieres ver las tendencias de otoño que ya vistió Carolina de Mónaco, pincha en la imagen / gtres

Silvia Vivas
Silvia Vivas

Cuando nos casamos lo hacemos también con la familia política y una vez abierto ese melón, puede pasar de todo. Eso es lo que ha sucedido en Mónaco: después de un proceso de adaptación en el que Charlène Wittstock acabó convertida en la princesa Charlène arropada por los Grimaldi , con el paso del tiempo tanto la princesa Carolina de Hannover como su hermana, la princesa Estefanía acabaron desapareciendo del mapa. Pero en los últimos meses nos ha quedado claro que cuando Charlène no está en el principado, los hijos de Grace Kelly no tienen problemas en aparecer juntos y sonrientes ante las cámaras. ¿Es un intento de las princesas de arropar a su hermano Alberto en su momento más difícil o hay algo más tras tanto ir y venir bajo los focos?

Cómo empezó la relación de la princesa Charlène con Carolina y Estefanía de Mónaco (spoiler, mal)

Tiburones y víboras. Así definió la princesa Charlène a la población monegasca (corte incluida) en los tiempos de su noviazgo con el príncipe Alberto II de Mónaco. Sin lugar a dudas pasar de ser Charlène Wittstock a su alteza serenísima supuso para la sudafricana un reto y un sacrificio, pero quizá lo más difícil fue lidiar con lo que se encontró en palacio: dos cuñadas princesas desde su nacimiento hartas de prensa, de escándalos y de las novias de su hermano.

Vídeo. Charlène de Mónaco: la vida de la princesa triste

Carolina de Mónaco había llevado sobre sus hombros el peso del protocolo palaciego femenino desde que murió su madre Grace Kelly. Mientras su hermano picoteaba de flor en flor y su hermana Estefanía huía de palacio para buscarse la vida como modelo, como cantante, como artista circense o como cualquier cosa, Carolina de Mónaco tuvo que seguir representando para la prensa internacional, su padre y el resto del mundo todo el glamour de La Roca.

Para cuando Alberto II de Mónaco decidió pedir la mano de una ex nadadora olímpica para convertirla en princesa allá por 2011, tanto Estefanía como Carolina estaban a cura de espanto y con poca confianza sobre si la frágil rubia que miraba embobada a su hermano en los cócteles y fiestas sería capaz de soportar lo que se le venía encima.

Alberto de Mónaco era consciente de las reticiencias de sus hermanas, le costó un mundo y 53 años declararse a alguien y desde 1994 sabía cuál iba a ser la peor parte de aquello. «La parte más difícil (cuando elija una esposa) seguirá siendo que mis hermanas la acepten. La cantidad de mis infelices novias que estas dos despedazaron...», aseguró entonces en una entrevista. Para evitar que «despedazaran» a Charlène, mucho antes de su boda Alberto se preocupó de incluirla en la foto de familia de los Grimaldi desde 2009. ¿Pero se acostumbraron a ella?

La difícil relación de Charlène con Carolina de Mónaco (que parece haber ido a peor)

Con la princesa Estefanía, Charlène hizo buenas migas al principio: ambas son amantes del deporte, la vida tranquila y huían del «bling, bling». El problema es que el destino de Charlène era, precisamente, ese «bling, bling»... y la princesa Carolina lo sabía. ¿Le concedió la hermana mayor de los Grimaldi a Charlène el beneficio de la duda?

La teoría que se ha manejado durante años la prensa rosa es que el principal problema entre la hermana mayor de los Grimaldi y Charlène consistía en la incapacidad de la sudafricana de cumplir con los actos sociales de Mónaco. Básicamente, lo que Charlène no hacía, dejando a su esposo en solitario, acababa perjudicando la imagen de la pareja real o recayendo sobre Carolina, que a estas alturas lo único que deseaba era retirarse y disfrutar de su fortuna y sus nietos.

El príncipe Alberto y sus hermanas parecen más unidos que nunca ahora que Charlène no está. / gtres

Pero ahora con la ausencia de Charlène el panorama ha cambiado tanto en palacio que a la relación entre la princesa reinante y sus cuñadas parece que se le han visto las costuras. En Mónaco, el trío de hermanos ha recuperado el ritmo de apariciones públicas en parejas o todos juntos con soltura, decisión y sonrisas.

Mientras, la princesa Charlène desde Sudáfrica enviaba complejos SOS en entrevistas en las que declaraba que tras diez años de estancia en le principado sólo había conseguido hacer dos amigos y que «algunos» se habían mostrado hostiles hacia ella desde el principio poniendo en entredicho la elección de Alberto. Teniendo en cuenta que Charlène también afirma que ese rechazo de «algunos» hirió profundamente al príncipe, la imaginación de la prensa ha echado a volar y ha recaído en la sonriente Carolina.

Según la prensa extranjera, y especialmente la publicación alemana Frankfurter Rundschau y la francesa Voici, la princesa Carolina se lo hizo pasar mal a Charlène desde el momento que llegó a Mónaco… y sigue en ello. Los medios alemanes aseguran que Carolina ha orquestado toda una campaña en contra de Charlène en su ausencia y que ha llegado a afirmar que la princesa es un peligro para los Grimaldi. También la responsabilizan de protagonizar declaraciones sobre Charlène como madre (como que está preocupada por los niños ahora que ella no está) y en encargarse de cuidar de los hijos de Charlène en su ausencia, más que nada, para chincharla.

Vídeo. ¿Quién es la Grimaldi más rica de Mónaco?

El hecho es que con la ausencia de Charlène, Carolina ha recuperado su puesto de primera dama del Principado, algo que, según estos rumores, quería volver a disfrutar. Según estos medios su tan anhelado paso al segundo plano durante los diez años de Charlène en el principado han sido una tortura para ella, acostumbrada a brillar bajo los focos. El hecho de que Alberto de Mónaco haya intentado afianzar la postura de su mujer en el principado incluso durante su ausencia, por ejemplo concediéndole en agosto un cargo como nueva vicepresidenta de la Cruz Roja Monegasca no ha surtido efecto. Según estas publicaciones, Carolina estaba, ha estado y está celosa del papel de Charlène y parece dispuesta a hacérselo pagar desprestigiándola.

Toda una deriva que seguirá alimentando la prensa rosa número tras número mientras Charlène permanezca en Sudáfrica y que también ha afectado a la princesa Estefanía: ahora la historia oficiosa de su relación con Charlène dictamina que no se llevan bien, ¿el motivo? El trato que la mujer de Alberto de Mónaco le da a los hijos extramatrimoniales de su marido. No olvidemos que Estefanía es la madrina de Alexandre Grimaldi Coste y el desprecio de Charlène hacia el niño que Nicole Coste afirmó en Paris Match haber sufrido es la clave que las alejó. Sin duda alguna este culebrón digno de Juego de tronos continuará.