infancia americana La curiosa relación de Carolina de Mónaco con su familia de Filadelfia: vigilada por la CIA, un abuelo millonario y un premio Pulitzer homosexual

La vida de Carolina de Mónaco reúne la paradoja de que ha estado muy expuesta a los medios de comunicación y, al mismo tiempo, está revestida de una enorme privacidad. Hay etapas que son prácticamente desconocidas para el gran público, especialmente su infancia, pese a ser hija del príncipe Rainiero de Mónaco y Grace Kelly , una de las actrices más famosas del mundo, hasta que decidió dejar Hollywood atrás para convertirse en princesa de un pequeño país, famoso, entre otras cuestiones, por sus suntuosas fiestas.

La infancia de Carolina de Mónaco está estrictamente dividida entre dos mundos, el de Montecarlo y París, donde cursaría sus estudios y se granjearía las amistades más importantes de su vida, y Filadelfia, la tierra de su madre, Grace Kelly, y sus abuelos, a quien unían estrechos vínculos y a quienes visitaba con bastante frecuencia. De esta forma también pudo mantener trato con sus tíos y primos, a los que separaba un océano.

En su infancia, Carolina de Mónaco pasó mucho tiempo en casa de sus abuelos maternos, John B. Kelly y Margaret Kelly , Majer de soltera. Sin duda, su familia materna tuvo una enorme influencia en ella en todos los sentidos. En cuanto a su abuelo, de origen irlandés, debemos destacar que en 1935 se presentó como candidato demócrata a las elecciones municipales de Filadelfia, que perdió por un estrecho margen, y su fortuna la hizo con una empresa de construcción.

Años más tarde, John B. Kelly sirvió en la Comisión de Fairmount Park y durante la Segunda Guerra Mundial fue designado por el presidente Roosevelt como Director Nacional de Aptitud Física. Su hermano Walter C. Kelly fue una estrella de vodevil, que también participó en películas para Metro-Goldwyn-Mayer y Paramount Pictures (títulos como Mar de fondo, The Virginia Judge y Laughing Irish Eyes). Su otro hermano, George Kelly fue un dramaturgo, guionista y director ganador del Premio Pulitzer en 1928 por la obra teatral Craig's Wife. Mantuvo una relación sentimental en el armario durante 55 años con William Eldon Weagley, hasta tal punto que no fue invitado a su funeral.

En cuanto a su abuela, Margaret Kelly, debemos subrayar que era de origen alemana. Fue profesora de educación física en la Universidad de Pennsylvania, toda una pionera en este sentido. Fue modelo en su juventud, pero al casarse con John B. Kelly, en 1924, conforme a valores imperantes de la época, se convirtió en ama de casa, hasta que sus hijos estuvieran en edad escolar. El matrimonio tuvo cuatro hijos, la ya conocida Grace Kelly, mundialmente famosa por sus películas de Hitchcock, Margaret, John jr., mayores que ella, y Elisabeth, menor.

Todos ellos criados en una profunda fe católica engloba una familia numerosa llena de inquietudes que estuvo muy presente en los periodos vacacionales que pasaba con ellos Carolina de Mónaco, cuya madre, Grace Kelly, tuvo siempre muy claro que debía conservar sus raíces estadounidenses. De hecho, en la última entrevista que concedió unos meses antes de morir en un fatídico accidente de tráfico, la mujer de Rainiero de Mónaco recordaba que en casa sus hijos hablaban en francés con su padre y en inglés con ella. Además, subrayaba cómo seguían manteniendo contacto con su familia de Filadelfia.

Una de sus estancias más destacadas tuvo lugar en el verano de 1971, cuando la princesa Carolina contaba 14 años. Disfrutó de unas vacaciones en Camp Oneka, en Poconos. Era una persona que podía estar en riesgo por la propia naturaleza de su origen por lo que efectivos de la CIA velaron por su seguridad, sin que Rainiero y Grace de Mónaco estuvieran al tanto de ello. Un campamento que también visitó su hermana Estefanía de Mónaco , en 1980, por cierto.

Años después, se creó un grupo de Facebook en el que antiguos asistentes al mismo comparten recuerdos de su estancia. Entre algunos de sus usuarios, cuyo anonimato respetaremos, leemos comentarios de amigas de Carolina de Mónaco , con quienes siguió manteniendo correspondencia años después. Son muchas las vivencias de infancia y primera juventud de la princesa en la tierra de sus ancestros, a la que también se sienten muy vinculados sus hermanos Alberto y Estefanía.

En 1969, Rainiero de Mónaco y Grace Kelly estuvieron de vacaciones en Dublín con sus tres hijos, Carolina, Estefanía y Alberto, un lugar cargado de simbolismo para la familia Kelly. No en vano el padre y los abuelos paternos de Carolina habían emigrado a Estados Unidos desde Irlanda y nunca perdieron el vínculo con su país de origen, en el que fueron educados en una fuerte fe católica.