Charlène de Mónaco parace entenderse especialmente bien con Camille Gottlieb, la hija pequeña de la princesa Estefanía. En la foto, durante la útlima Gala de la Cruz Roja. /
Lentamente se va normalizando la presencia de Charlène Wittstock en el Principado de Mónaco y de nuevo va tomando cuerpo su papel como primera dama. De hecho, la princesa más triste de Europa ha dado un giro a su look que puede considerarse como una declaración de intenciones: adiós a la delicada y explosiva rubia, hola a esta nueva mujer fuerte y morena que sabe quién es y dónde quiere estar. Que las cosas empiezan a fluir es evidente, incluso a nivel familiar.
La princesa Charlène ya no causa baja en los acontecimientos más relevantes de la agenda oficial de Mónaco, esas citas famosas por lograr reunir a una de las familias más mediáticas del continente. Desde este año ya podemos decir que la primera dama del Principado no pone peros a aparecer junto a su familia política, algo que evidentemente rehuyó durante bastante tiempo. Todos los Grimaldi han estado en la celebración del Día Oficial de Mónaco o en los homenajes por el centenario del nacimiento del fallecido príncipe Alberto I .
Sin duda, estamos presenciando un avance en la normalización de la presencia pública de los Grimaldi, aunque aún quede mucho para poder hablar de cierta calidez en el trato personal. No se nos puede escapar que la presencia de Charlène Wittstock junto a Estefanía y Carolina se produce en condiciones muy precisas y sin que medie saludo, mirada o sonrisa entre ellas. Solo la obligación protocolaria y la presencia del príncipe Alberto logra reunir a las tres princesas bajo el mismo techo.
Evidentemente, solo la petición del prínicipe Alberto y el interés mayor del Estado puede convencer a Charlène, Carolina y Estefanía para aparecer juntas. De hecho, la primera dama monegasca hasta evita coincidir y fotografiarse con sus sobrinos políticos y sus esposas cuando acuden al Gran Premio de Fórmula 1 de Mónaco, la cita deportiva más mediática del principado. Podemos decir que Charlène no cruza palabra ni con Carolina ni con sus hijos.
La enemistad entre Carolina de Mónaco y la princesa Charlène pasará a la pequeña historia íntima de las princesas monegascas, pero sorprende la brecha de afecto que también se abre entre la primera dama del Principado y los hijos de su cuñada. No es casualidad que solo el príncipe Alberto y la propia Carolina acudieran a apoyar PhiloMonaco, los encuentros filosóficos que impulsa Carlota Casiraghi cada junio.
Tampoco existen demasiados testimonios gráficos de algún tipo de comunicación ni gestos de afecto entre Charlène de Mónaco y los otros dos hijos Casiraghi de Carolina, Andrea o Pierre. Ni siquiera en el Gran Premio de Fórmula 1 de Mónaco de 2023, cuando la primera dama coincidió con Andrea Casiraghi sobre el escenario para la entrega de trofeos. Lo mismo puede decirse de Alexandra de Hannover: a los efectos, ni una ejerce de tía ni la otra, de sobrina.
Pese a la frialdad y las tensiones, en el último año hemos visto a Charlène y el resto de los Grimaldi ya en varias ocasiones, aunque como decíamos siempre con el príncipe Alberto como mediador necesariamente presente. Donde apenas cede el veto de la primera dama a su familia política es en las apariciones sin Alberto de la princesa triste. Charlène suele acudir a los eventos sola, sin acompañarse de ningún miembro de su familia política. Son contados los que han logrado romper su veto.
La persona que, sorprendentemente, ha logrado suavizar su relación con la princesa es Estefanía , a la que recientemente hemos podido ver en un acto de significación muy especial para la primera dama. Nadie apostaba porque alguna de las cuñadas de Charlène acercara posiciones y ha sido el verso suelto de la familia, la que ha podido y querido hacerlo. Sin duda, ella sabe lo duro que es verse cuestionada por el núcleo familiar.
Un momento tierno entre la princesa Charlène y el príncipe Alberto, que la princesa Estefanía contempla con ternura. Fue durante la celebración del décimo aniversario de la Fundación Princesa Charlène de Mónaco. /
Contra todo pronóstico, la menor de las Grimaldi quiso estar en la celebración del décimo aniversario de la Fundación Princesa Charlène de Mónaco, una iniciativa deportiva benéfica que opera gracias al empeño de la familia Wittstock. De hecho, Gareth Wittstock, hermano de Charlène, es el secretario general. Al acto conmemorativo del pasado diciembre acudió no solo Estefanía sino también Alberto de Mónaco, todos muy sonrientes. De momento no hemos podido ver a Charlène y a Estefanía en solitario.
Quizá como consecuencia de esta deshielo de la relación con la princesa Estefanía, Charlène de Mónaco ha demostrado en varias ocasiones que no tiene inconveniente en dejarse acompañar y fotografiarse con dos de los hijos de aquella. Son Louis Ducruet, el único hijo de Estefanía, y Camille Gottlieb, la Grimaldi que más se parece a la añorada princesa Grace. Son los dos únicos Grimaldi que no han sido vetados en la lista de posibles acompañantes de Charléne.
Camille Gottlieb es la fiel escudera de Charlène de Mónaco en la gran fiesta anual que le ha permitido reforzar su papel como primera dama: la Gala de la Cruz Roja. De hecho, Gottlieb es la responsable de la sección joven de la Cruz Roja monegasca. Por su parte, Louis Ducruet y su esposa, Marie Chevalier, acompañaron a Charlène de Mónaco en en famoso Festival de televisión de Montecarlo que se celebró el pasado junio. Con ellos se ha hecho la paz.
20 de enero-18 de febrero
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