La aparición triunfal de la princesa Charlène en los festejos del Día Nacional de Mónaco parecía anunciar lo mejor: que a su restablecimiento seguía una progresiva reincorporación a la vida 'normal' en cualquier familia real. Esto es: la reanudación de su agenda oficial, una presencia tangible y continuada en el Principado al lado del príncipe Alberto y su reintegración en las celebraciones de su familia política como una más. ¿Ha sido así? No.
Es cierto: la imponente presencia de Charlène Wittstock en el balcón de palacio, vestida de blanco y negro por Akris y Stephen Jones, no traslució ni timidez ni precaución ni dudas. Vimos a la primera dama del Principado de Mónaco haciendo valer su posición con firmeza y seguridad. Lo mismo ocurrió por la noche, en la gala celebrada en Montecarlo. Charlène brilló con un vestido azul de Terence Bray.
Más allá de la celebración del Día Nacional de Mónaco , una fiesta en la que los Grimaldi son el centro, lo cierto es que desde la reactivación de su agenda oficial, allá por mayo de este año, la princesa Charlène se ha mostrado bastante activa y participativa. La hemos visto en Nueva York, en el Vaticano y en el Baile de la Cruz Roja, siempre deslumbrante. No en el Baile de la Rosa, un evento que dirige con mano de hierro Carolina de Mónaco y en el que la esposa del príncipe Alberto ha decidido no rivalizar.
Por descontado, estamos ante eventos en los que la presencia de la princesa de Mónaco es importante, sobre todo después de una larga ausencia que disparó todo tipo de rumores sobre la estabilidad de su matrimonio con el príncipe Alberto, Y, obviamente, en este nivel ceremonial, diplomático y público parece que su actividad representativa se ha reanudado sin problemas. Pero, ¿qué ha sucedido a nivel familiar?
Efectivamente: aunque la princesa Charlène ha ocupado el sitio que le corresponde públicamente, aún circulan dudas sobre su integración real en la familia Grimaldi. Unas dudas que se han reactivado con motivo de la última reunión familiar a la que, oh sorpresa, Charlène no asistió. La primera dama decidió no acompañar al príncipe Alberto, que sí hizo acto de presencia y posó para las fotos.
Hablamos de la fiesta por el 30 cumpleaños de Louis Ducruet, el hijo mayor de Estefanía de Mónaco que, además, va a ser papá en breve. La celebración fue discreta y más bien casual, aunque el príncipe Alberto se presentara en el hotel donde tuvo lugar la fiesta vestido con esmoquin. Allí estaba las personas más importantes en la vida de Louis Ducruet, empezando por su esposa, Marie Chevallier, ya bastante embarazada.
Por supuesto, en la fiesta de cumpleaños de Louis Ducruet estaba su madre, la princesa Estefanía, y sus dos hermanas, Pauline Ducruet, también embarazada, y Camille Gottlieb. «¡Agradecido de celebrar mi 30 cumpleaños entre familia y amigos», escribió Louis en su perfil de Instagram. También estuvo con él su hermano mayor, Michael, y la esposa de este, Coraline.
Obviamente, las dos grandes ausentes fueron Carolina de Mónaco, tía de Louis Ducruet, y la princesa Chàrlene. Sin embargo, fue la desaparición de esta la que más llamó la atención, precisamente porque Alberto sí acudió a la fiesta de cumpleaños. ¿Por qué no acude a celebraciones familiares ahora que ha reactivado su agenda y cumple con los compromisos de representación oficiales?
La sospecha es inmediata: las apariciones de la princesa Charlène son selectivas y prevalecen los compromisos oficiales del Principado de Mónaco, una tarea de representación en la que la han sustituido tanto la princesa Estefanía como la princesa Carolina. Parece que Charlène está decidida a que ninguna de las hermanas de Alberto se ponga en su lugar. Sin embargo, no se exige el mismo esfuerzo en las fiestas familiares.
¿Puede ser esta desaparición de Charlène de los eventos de familia una prueba de su relación tensa con las hermanas Grimaldi? Imposible saberlo a ciencia cierta. El príncipe Alberto sí ha querido salir al paso de las posibles elucubraciones justificando en la salud de su esposa estas ausencias tan llamativas. Aún no está tan recuperada como sus triunfantes apariciones hacen ver.
«Hay que dejarle su tiempo», pidió el príncipe Alberto en una entrevista concedida al diario 'Monaco Matin'. «Estoy muy feliz de que su salud haya ido mejorando y que pueda estar presente en muchos más eventos, pero sigue cansada en algunos momentos», reconoció el jefe de Estado del Principado. «Hay que dejarle todavía tiempo para que se recomponga y para asumir otros compromisos, pero lo hará», aseguró. Tendremos que seguirle la pista, ya en 2023.
20 de enero-18 de febrero
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