Charlène de Mónaco en la Gala de la Cruz Roja /
El próximo 16 de septiembre la princesa Charlène de Mónaco regresará a Sudáfrica, dos años después de su última visita a su país de origen. Esta vez, volverá acompañada de su marido, el príncipe Alberto de Mónaco, para asistir al evento inaugural del Desafío Water Bike de la fundación que lleva su nombre y que tiene como objetivo promover valores como el esfuerzo o la solidaridad y concienciar a la población sudafricana de la importancia de la natación, deporte que ella misma practicaba a nivel profesional antes de convertirse en princesa.
Sin embargo, este viaje tiene tintes agridulces. La última vez que Charlène estuvo en su tierra natal fue en 2021, y tuvo que quedarse ocho meses allí, separada de su marido y de sus hijos, por una grave enfermedad que debilitó considerablemente su salud. Charlène sufrió una infección de oídos, nariz y garganta que frzó su ausencia en el principado y que desató rumores a nivel internacional no solo sobre su bienestar, también sobre una supuesta crisis en su matrimonio .
En 2021 Charlène fue sola a Sudáfrica por trabajo, y fue durante estos días que le dio en cara la enfermedad. El príncipe Alberto en aquel momento se encontraba en Mónaco y no pudo acompañarla en el proceso. Ahora, el matrimonio se enfrenta unido a los fantasmas de aquel viaje pasado que, si bien parece ya superado, aún tiene muchas incógnitas por resolver.
El motivo que mantuvo a Charlène en Sudáfrica fue una fuerte infección de garganta, nariz y oído por el que tuvieron que ingresarla de urgencias en un hospital de Durban. Allí se sometió hasta a tres operaciones en seis meses, dos de ellas con anestesia general. El hermetismo oficial que se mantuvo al respecto del estado de salud de la princesa desató un sinfín de rumores, e incluso llegaron a asegurar que su vida estaba en riesgo.
En fotos que ella misma compartió en su perfil de Instagram pudo verse cómo estaba mucho más delgada, con un aspecto muy desmejorado y visiblemente afectada. La infección y las correspondientes operaciones tuvieron como consecuencia que apenas pudiese comer, lo que explica su delgadez, y todo el dolor que viene derivado de un problema de estas características.
En todo momento la pregunta que resonaba en el ambiente era cuándo iba a volver Charlène a Mónaco. Después de que su marido acudiera a multitud de eventos solo, o acompañado de sus hijos u otros miembros de la familia Grimaldi, y con los antecedentes que este matrimonio tiene desde el mismo día de su boda , el divorcio entre ambos era la opción más barajada por todos. Aún así, Alberto de Mónaco insistía en que el regreso de Charlène sería inminente en el momento en el que su salud se lo permitiera, aunque ninguna de las fechas aproximadas que llegó a dar fuese luego cierta.
El motivo del retraso de su llegada lo confirmó la misma Charlène, y una vez más estaba relacionado con la infección otorrinolaringológica que estaba sufriendo. Al tratarse de un asunto tan delicado para sus oídos, la presión del avión podría haberle hecho mucho mal, por eso los médicos esperaron a su completa recuperación para permitirle el regreso al principado.
La fecha definitiva del regreso de Charlène al Principado fue en noviembre de 2021. Cuando recibió el beneplácito de los doctores, Charlène viajó hasta Niza, donde cogió un jet privado para reunirse con su familia. Sin embargo, en lugar de quedarse en Mónaco, continuó su recuperación en una clínica privada en Suiza. Una vez más, los rumores no tardaron en llegar, y se llegó a hablar incluso sobre adicciones o problemas de salud mental como pretexto que motivó esta decisión.
Fue el príncipe Alberto el que, en una entrevista para la revista People, despejó todas las dudas tras la incógnita sobre el estado de su esposa que generó esta decisión. En ella afirmó que no se trataba ni de un cáncer, ni de COVID ni de problemas en la pareja, simplemente necesitaba tiempo para recuperarse «física y mentalmente» de todo lo que había padecido en los últimos meses.
Sin embargo, esta información no convenció a todo el mundo, y después de las declaraciones del príncipe, fuentes anónima pero supuestamente cercanas a Charlène confirmaron en el medio Page Six que el matiz de «mental» estaba fuera de lugar. Su recuperación era, según ellos, una cuestión física. Después de tantas operaciones y de una enfermedad que la dejó visiblemente debilitada, este tiempo en Suiza tenía como fin su completo descanso y recuperación antes de enfrentarse de nuevo a la vida pública.
Entre tanta especulació, se llegó a hablar de que la verdadera responsable de la ausencia de Charlène era una operación estética que salió mal , incluso se dijo que este era el verdadero motivo por el que tuvo que internarse en Suiza. Algunas fuentes apuntaban a que se sometió a un retoque facial en Dubaí que la dejó completamente desfigurada, y por eso tuvo que pasar un tiempo alejada de los focos.
Una vez más, el príncipe Alberto fue el encargado de desmentir esta información y aseguró que no se había realizado ninguna operación estética que fuese el motivo de su ausencia. En el comunicado que se emitió para anunciar el descanso de Charlène se repetía que era una decisión tomada para que la princesa terminara de recuperarse del todo y descansara antes de volver a su ajenda habitual.
Si una cosa ha tenido clara siempre Charlène es que, antes de ser princesa, es madre . Por eso, una de las caras más duras para ella de esta separación fue el tiempo que estuvo sin ver a sus hijos, Jacques y Gabriella, en aquel momento de seis años. Durante su estancia en Sudáfrica, los pequeños solo fueron a visitarla en una ocasión, acompañados de su padre, y un par de veces más mientras se recuperaba en la clínica de Suiza.
En una entrevista que la princesa concedió mientras estaba convaleciente en Sudáfrica y que compartió en su perfil de Instagram, ella misma confesó que su mayor deseo era volver a casa para estar con sus hijos. «Cualquier madre que haya estado separada de sus hijos durante meses se sentiría como yo», añadió.
En su ausencia, los mellizos estuvieron al cuidado de su padre y del resto de los Grimaldi que estaban en el Principado de Mónaco, pero fueron muchos los rumores y comentarios que se hicieron al respecto sobre cómo podría afectar a niños tan pequeños que su madre pasase tanto tiempo distanciada.
Ya han pasado varios meses de su vuelta definitiva a Mónaco. Ahora la imagen que transmite Charlène es diferente, y no solo físicamente (atrás quedaron esas imágenes de demacración extrema a causa de la enfermedad), sino en actitud y personalidad. En sus últimas apariciones públicas hemos podido ver a una Charlène mucho más segura, alegre y en sintonía con su marido y acompañante en su próximo viaje, y, por supuesto, con sus hijos.